El recuerdo de una pesadilla puede provocar que los bebés no quieran dormir

Este problema puede evitarse con una mejora en los hábitos de sueño, por ejemplo, no permitiendo que el bebé se duerma fuera de su cama, evitando los líquidos en exceso antes de acostarle y los alimentos excitantes como el chocolate

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El sueño es un conjunto de estados fisiológicos y de comportamiento que marcan y condicionan nuestra vida incluso desde antes de nacer. Las costumbres, vicios y rutinas que adoptemos desde pequeños pueden determinar nuestro futuro físico y mental.

Por este motivo, el ESCI (Instituto Europeo de Calidad del Sueño, por sus siglas en inglés) ha desarrollado un estudio para localizar los principales problemas a tener en cuenta y definir las recomendaciones que reduzcan el riesgo de padecerlos y sus consecuencias.

Según explica el ESCI, los bebés presentan fases del sueño reconocibles incluso antes de nacer, por lo que los hábitos de vida que mantenga la madre pueden afectar negativamente a su calidad del descanso. En caso de que no padezca ningún trastorno del sueño, los primeros meses de vida un bebé duerme entre 14 y 15 horas al día aunque los padres perderán más de 700 horas de sueño ese primer año. Algunos de los problemas más frecuentes son la dificultad para quedarse dormido, la interrupción o respiración fuerte, apneas o el sonambulismo. Además, los bebés se acuerdan de los sueños mejor que los adultos y el recuerdo de una pesadilla puede provocar rechazo a volver a dormir.

Evitar el «castigado y a la cama»

Para evitar que se produzcan, el ESCI ha desarrollado una serie de recomendaciones para la vida cotidiana fáciles de adoptar y que mejorarán notablemente la salud del niño a la hora de ir a dormir. En primer lugar, no debemos dejar que el bebé se duerma fuera de su cama y establecer una rutina diaria (baño, cena y cuento, por ejemplo) Además, no debemos darles líquidos en exceso antes de acostarle ni estimularle con alimentos excitantes como el chocolate.

También debemos evitar la asociación de conceptos negativos tales como «castigado y a la cama» y encender la luz de la habitación a la hora de acostarles, pues la luz activa la melatonina y retrasa el sueño del bebé.

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