Estados Unidos, dividido por el caso de Britanny Maynard
El suicidio asistido de la joven con un cáncer terminal ha reabierto el debate sobre el derecho a una muerte digna
El caso de Brittany Maynard , una joven enferma terminal que planifica su final mediante suicidio asistido, ha conmocionado a la opinión pública de Estados Unidos y ha reabierto el debate sobre el derecho a una muerte digna.
Desde que Maynard anunció en un vídeo por internet que planificaba quitarse la vida antes de que se extendiera más el tumor cerebral que le fue diagnosticado, los medios de comunicación y las redes sociales se han convertido en un hervidero de mensajes de apoyo y opiniones sobre el suicidio asistido.
Aunque la mujer, de 29 años, había anunciado el pasado jueves que posponía su decisión para poder disfrutar de más tiempo junto a sus seres queridos, acabó con su vida este sábado en su casa de Portland, en el estado de Oregón, tras publicar un mensaje de despedida en la red social Facebook. «Adiós a todos mis queridos amigos y a la familia que amo. Hoy es el día que he elegido para morir con dignidad ante mi enfermedad terminal, este cáncer cerebral terrible que me ha quitado tanto, pero que me habría quitado mucho más», escribió Maynard.
«El mundo -agregó- es un lugar maravilloso, viajar ha sido mi gran maestro, mis amigos íntimos y demás son los más generosos. Incluso tengo un grupo apoyándome mientras escribo. Adiós, mundo. Difundid buena energía. ¡Transmitidla!».
El suicidio asistido -la entrega a una persona que desea terminar con su vida del material necesario para llevarlo a cabo, normalmente medicamentos- es legal actualmente en sólo cinco estados de Estados Unidos.
Por ello, la joven, residente en Oakland (California), se trasladó junto a su familia al vecino estado de Oregón, que sí permite esta práctica.
Aunque desde que Oregón aprobó la Ley de la Muerte Digna en 1997 más de 1.100 personas han recibido fármacos y unas 750 los han utilizado para quitarse la vida (el resto renunció finalmente a usarlos) , el caso de Maynard ha despertado una inusual atención mediática a causa de dos motivos: su edad y su decisión de exponerlo en internet.
La joven se erigió en activista a favor del derecho a una muerte digna y creó el Fondo Brittany Maynard , en cuya página de internet colgaba vídeos en los que explicaba sus decisiones y sus motivos.
«Cuando la princesa Diana de Gales murió en un accidente de tráfico, se convirtió en una figura citada de forma habitual en los discursos de promoción de la seguridad vial. Maynard hace uso conscientemente de su situación para convertirse en la cara pública de un movimiento que necesita recibir más atención», según el popular portal de opinión «The Daily Beast».
«Es una decisión irreversible»
Sin embargo, la decisión de Maynard también tiene detractores . «Creo que los cuidados paliativos son una mejor opción para la mayoría de enfermos terminales que el suicidio asistido», indicó en una columna de opinión publicada en la web de la CNN el cardiólogo Sandeep Jauhar.
Señaló que «el hospital para enfermos terminales permite el cuidado con la implicación de la familia, muchas veces en la propia casa del paciente, y se centra en lidiar con el dolor y en permitir morir con algo de confort y dignidad».
«A diferencia de los cuidados paliativos, el suicidio asistido es una decisión última e irreversible», recordó.
En enero de este año, poco más de un año después de casarse, Maynard acudió al médico a causa de los fuertes dolores de cabeza que sufría y le fue diagnosticado un tumor cerebral de gran agresividad.
El cáncer avanzó rápidamente y los especialistas le informaron de que sólo le quedaban unos meses de vida, a la vez que le explicaron cómo estaba previsto que se desarrollase la enfermedad, la cual le causaría un gran y prolongado dolor antes de terminar con su vida.
Ante esta situación, la joven decidió trasladarse junto a su familia a Oregón, donde la ley del estado le permitió que los médicos le proveyesen de un fármaco que terminará con su vida, sin causarle dolor.
Según una encuesta del centro de investigación Pew, los estadounidenses se encuentran divididos casi a la mitad en lo referente al derecho a una muerte digna: el 47 % defiende el suicidio asistido y el 49 % se muestra en contra.
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