El Papa recuerda que «la muerte no tiene la última palabra sobre la suerte del ser humano»

La plaza de San Pedro y los alrededores rebosaban este domingo de peregrinos que acudían al rezo del Ángelus. El agradable clima en Roma también ha contribuido a una imagen espectacular de la plaza de San Pedro y de la via della Conciliazione en esta solemnidad de los Fieles Difuntos.

El Papa Francisco ha pedido que los cristianos recuerden este domingo a sus seres queridos ya fallecidos pero que también recen por aquellos que no tienen a nadie que les recuerde: “Recordemos a las víctimas de la guerra y de la violencia; muchos 'pequeños' del mundo sometidos al hambre o la miseria. Recordemos a los anónimos que descansan en fosas comunes. Recordemos a los hermanos y hermanas asesinados porque eran cristianos”. Ha añadido que, en especial para estas almas “más abandonadas”, la mejor ayuda espiritual que los cristianos pueden brindarles es ofrecer una Misa.

El Pontífice ha puesto en relación las dos festividades que se celebran este fin de semana. Ha explicado que, mientras por un lado en la solemnidad de Todos los Santos la Iglesia celebra y se alegra por la intercesión de los santos, el día de los Fieles Difuntos Jesús comparte el sufrimiento de los que pierden a un ser querido. “Es como si la alegría y las lágrimas encontrasen en Jesús una síntesis que es fundamento de nuestra fe y de nuestra esperanza”, ha añadido.

El Santo Padre ha dejado palabras de consuelo para aquellos que hoy lloran la pérdida de sus allegados: “La muerte no tiene la última palabra sobre la suerte del ser humano porque el hombre está destinado a una vida sin límites”. Recordar a las personas que ya no están entre nosotros, acudir a sus sepulcros y rezar por ellos denota esta certeza de que la muerteno es el final. En una bella explicación del sentido de la vida eterna, el Papa ha subrayado que “es Jesús quien ha revelado que la muerte del cuerpo es como un sueño del que Él mismo nos despierta”.

Para finalizar, el Papa ha rezado una oración por los difuntos escrita por el teólogo pasionista Antonio Rungi. En ella se pide por aquellas personas que en el último momento no han podido recibir los sacramentos o “o han tenido tiempo de arrepentirse”.