Las tortugas gigantes de la Española se recuperan

En 50 años se ha pasado de una población de 15 tortugas a unas 1.000 que se reproducen por sí mismas

Las tortugas gigantes de la Española se recuperan

a. acosta

A veces la naturaleza depara sorpresas en forma de retos que parecían imposibles de lograr. Es el caso de una población de tortugas gigantes en peligro de extinción en el archipiélago de Galápagos (Ecuador), que ha experimentado una increíble recuperación tras un programa de cría en cautividad. Según James P. Gibbs, profesor de biología de la conservación de vertebrados en la Universidad SUNY de Ciencias Ambientales y Forestales (FSE) y autor principal del artículo publicado en la revista PlosOne , se trata de «una verdadera historia de éxito y esperanza en la conservación».

Unos 40 años después de que las primeras tortugas criadas en cautividad fueran reintroducidas en la isla de la Española por la dirección del Parque Nacional Galápagos, las tortugas gigantes endémicas de la Española se están reproduciendo. Según explica Gibbs, «la población mundial se había reducido a solo 15 tortugas en la década de 1960. Ahora hay unas 1.000 tortugas que se reproducen por sí mismas, lo que significa que la población está asegurada. Es un raro ejemplo de cómo los biólogos y los gerentes pueden colaborar para recuperar una especie en peligro de extinción».

Cabras salvajes traídas en el siglo XIX

Las culpables de que estos quelonios hayan estado al borde mismo de la extinción fueron las cabras salvajes traídas a la isla a finales del siglo XIX. Esos herbívoros depredaron la flora de la Española y también de otras islas de las Galápagos reduciendo al mínimo el espacio de vida de las tortugas. Su población ahora está asegurada, pero los científicos advierten de que aunque se ha podido restaurar algunos de los daños ecológicos causados por las cabras salvajes aún es pronto para saber si esta población podrá crecer y aumentar sus límites. «La restauración de la población es una cosa, pero la restauración ecológica va a llevar mucho más tiempo», dic Gibbs.

Después de que las cabras devoraran toda la vegetación herbácea de la isla y fueran finalmente erradicadas, en la Española han crecido más arbustos y pequeños árboles. Esto dificulta tanto el crecimiento de los cactus, que es parte vital de la dieta de una tortuga, y el movimiento de los propios quelonios. El análisis químico del suelo realizado por los investigadores muestra que ha habido un cambio pronunciado de hierbas hacia plantas leñosas en la isla en los últimos 100 años.

Los arbustos y árboles también inhiben los movimientos de los albatros en peligro de extinción que se reproducen en la isla, dificultando a estas aves marinas algo desgarbadas iniciar el vuelo. «Se trata, por tanto, de un milagroso éxito de conservación, pero hay todavía mucho trabajo para que se recupere por completo el ecosistema del que dependen las tortugas gigantes y otras especies emblemáticas», concluye Gibbs.

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