medioambiente
Alerta en Pekín por la espesa nube de contaminación que cubre la ciudad
Las muertes por cáncer de pulmón han crecido en la capital china más de un 50 por ciento en diez años
Después de una semana entera cubierta por una densa niebla que eclipsa el sol y reduce la visibilidad a unos pocos metros, la contaminación se disparó ayer en Pekín con niveles «perjudiciales» para la salud. Por tercera vez este mes, los medidores de polución registraron más de 400 microgramos por metro cúbico de partículas inferiores a 2,5 micras (PM 2,5), tan pequeñas que se cuelan en los pulmones y causan serios problemas respiratorios. Dieciséis veces más de los límites fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda que no superen los 25 microgramos y considera que niveles por encima de 300 son muy peligrosos.
La caída de las temperaturas y la falta de viento han formado una espesa de nube de contaminación que oculta buena parte del noreste de China. Al anochecer en Pekín, las fantasmagóricas imágenes de los faros de los coches abriéndose paso lentamente entre la bruma recordaban a una película apocalíptica. Pero son tan reales que ya se han convertido, junto a las máscaras, en una estampa cotidiana en esta caótica megalópolis de 20 millones de habitantes.
Imagen fantasmagórica
Sin embargo, como criticó Greenpeace en un comunicado, hacen falta 72 horas de polución «perjudicial» para que el Ayuntamiento de Pekín ponga en marcha sus planes de emergencia. Con su primera alerta naranja del invierno ya declarada a principios de mes, la capital china se asfixia por la contaminación, que oculta sus futuristas rascacielos y se come los colores. Entre la nebulosa se atisba una siniestra ciudad en blanco y negro que resume el desastre medioambiental que ha traído el frenético e insostenible desarrollo económico chino, empañando además la imagen de prosperidad y modernidad que quiere transmitir el autoritario régimen del Partido Comunista.
Para deshonra de la propaganda oficial, este repunte de la polución coincide con las vísperas de la cumbre del foro de Cooperación Económica de Asia y Pacífico (APEC), que reunirá en Pekín del 7 al 11 de noviembre a los principales líderes políticos de esta región. Con el fin de que los cielos vuelvan a recuperar su ya olvidado tono azul, el viceprimer ministro chino, Zhang Gaoli, ordenó ayer el cierre temporal de fábricas esa semana al declarar que la calidad del aire es «la prioridad de las prioridades». Durante esos fechas, los funcionarios públicos tendrán también seis días de vacaciones para aliviar el tráfico y reducir las emisiones contaminantes de los coches.
Pero ni estas medidas ni los cielos grises impidieron ayer que miles de corredores participaran en la maratón de Tianjin, a 140 kilómetros de Pekín, bajo unos niveles intolerables para la salud. Exactamente lo mismo que ocurrió hace una semana en la capital provocando un gran escándalo en las redes sociales.
En Pekín, las muertes por cáncer de pulmón se han disparado un 56 por ciento entre 2001 y 2010.