El hospital de Dallas se queda sin personal y envía a las dos contagiadas a otros centros
La segunda enfermera infectada tuvo permiso de las autoridades para coger un vuelo comercial cuando ya tenía fiebre
Con 76 miembros de su plantilla en observación a causa del ébola, el Hospital Presbiteriano de Dallas tuvo ayer que tirar la toalla y remitir a otros centros a los dos enfermeras contagiadas. Nina Pham, de 26 años, fue trasladada al Instituto Nacional de Salud, en las inmediaciones de Washington, que es el principal centro de investigaciones del país y cuenta con una unidad de atención a pacientes con enfermedades especiales. A Amber Vinson, de 29 años, se le ha asignado el hospital de la Universidad de Emory, donde se curó el primer paciente de ébola repatriado desde África. Ambas habían atendido al liberiano Thomas Eric Duncan , fallecido en el hospital de Dallas la semana pasada.
Los errores en cadena cometidos por las autoridades sanitarias fueron reconocidos ayer durante su comparecencia en el Congreso por Thomas Frieden , director del organismo Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la agencia en EE.UU. que dirige el combate contra el ébola. Varios diputados pidieron su dimisión. El director del hospital de Dallas expresó su «profundo pesar» por lo ocurrido.
Una enfermera del mismo hospital ha descrito como una «escena caótica» el momento en que el centro comenzó a tratar al liberiano Duncan. Incluso en la segunda semana, «el único uniforme que nos ofrecían dejaba nuestro cuello desprotegido», relató Briana Aguirre a la NBC. El hospital respondió que era el uniforme recomendado por el CDC. Debido a las protestas del personal el hospital ordenó entonces un complemento para proteger también esa parte del cuerpo.
Parte de la controversia en la comparecencia parlamentaria se centró en la autorización dada por el CDC a Vinson para viajar en avión cuando comenzaba a tener los primeros síntomas de la infección a pesar de tener 37,5 grados de fiebre. Frontier Airlines, que operó ese vuelo realizado el lunes entre Cleveland (Ohio) y Dallas (Texas), ha enviado a sus casas a los seis miembros de la tripulación, por «exceso de cautela». Tras «descontaminar» dos veces el avión, este fue puesto de nuevo en servicio.
Por su parte, cinco centros escolares de Ohio y Texas cerraron sus puertas porque un empleado y varios alumnos estuvieron en el mismo vuelo o utilizaron el mismo avión que la enfermera Vinson. Estados Unidos puso en marcha ayer controles de temperatura a los viajeros de ciertos vuelos en otros cuatro aeropuertos. El aeropuerto JFK de Nueva York fue el primero la semana pasada en tomar esa medida. A él se han sumado los de Dulles (Washington), Chicago, Atlanta y Newark (Nueva Jersey).
Por segundo día consecutivo, Barack Obama canceló varios actos para poder concentrarse en la gestión de la crisis. De todos modos, quiso tranquilizar a los estadounidenses, comentando que durante su visita semanas atrás a Atlanta, al centro donde trataron al primer paciente traído desde África, no tuvo reparo en saludar personalmente a las enfermeras que se ocuparon del enfermo. «Les di besos y abrazos», contó. Estaba seguro de que habían «seguido los protocolos, sabiendo lo que estaban haciendo, así que me sentí perfectamente seguro saludándoles».
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