Sin vacuna para el ébola hasta el 2015
Su desarrollo podría haberse completado hace años, pero no encontró apoyo económico suficiente. Ahora se fuerzan las máquinas en investigaciones costosas y complejas

En el interior de un laboratorio de máxima seguridad de Montana, Estados Unidos, seis macacos aguardan su destino. Unos científicos embutidos en escafandras, aptas para trabajar en nivel 4 de contención (BSL-4, siglas de « Biosafety Level 4 ») les inyectarán a cuatro de ellos una vacuna. Con ella, tendrán que enfrentarse a un virus que mata cada año a 5.000 personas en África occidental y que está considerado como un agente de categoría A , que es la que se reserva para los más peligrosos y que pueden usarse como armas biológicas . Finalmente, los cuatro macacos vacunados no sufren la enfermedad cuando los investigadores se la inoculan, pero los otros dos sí: tendrán fiebre al tercer día de la infección. En el décimo día dejarán de comer y tendrán terribles erupciones. Uno morirá al llegar el día 11, el otro, el día 13.
Estos experimentos le permitieron a Heinz Feldmann y a Thomas W. Gisbert ( entrevista aquí ) comprobar la eficacia de una vacuna contra el virus de Lassa , en el año 2005, y diseñar una vacuna contra el ébola, en 2011 . Tal como declaró en la revista Nature el propio Feldmann, esta metodología se podría haber aprovechado para diseñar una vacuna eficaz contra el ébola, pero entonces no se consiguió apoyo financiero suficiente para superar la etapa de los ensayos en animales. Estando así las cosas, tras 30 años de investigación en el virus ébola , aún se están poniendo a punto varios tratamientos experimentales para frenar la enfermedad.
«La OMS concede una gran prioridad a la evaluación acelerada de todas las vacunas contra este agente», explica la Organización Mundial de la Salud en un comunicado . Tanto que ha activado su maquinaria para lograr en cuestión de meses lo que normalmente lleva entre dos y cuatro años, pero sin hacer «concesiones en las normas internacionales de seguridad y eficacia». Y a pesar de todo, el organismo preveé que las vacunas estarán listas a partir de febrero de 2015 y que, después, pasarán varios meses hasta que puedan ser suministradas en los lugares necesarios.
Y es que, antes de estar listos, los tratamientos tendrán que pasar por unos estudios clínicos en los que las personas sanas no sufran reacciones adversas y en los que se demuestre que la vacuna les hace producir anticuerpos contra el ébola, es decir, que les proporcina inmunidad frente a la enfermedad. Aparte, habrá que calcular la dosis que hay que administrar, durante cuánto tiempo protegen, si hay que suministrar vacunas de refuerzo, etc.
Todo ese proceso se prolongará en el tiempo, y podría ser más sencillo o más complicado en función de los baches con que se tope. Tal es así, que la OMS alerta de que «la intensa cobertura que los medios de información han dado recientemente a los medicamentos y vacunas experimentales está creando algunas expectativas irreales, especialmente en el actual clima de gran miedo».
Pero también es cierto que las necesidades parecen apremiantes. De hecho, el pasado 26 de septiembre el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, CDC, anunció que entre sus previsiones se contempla, en el peor caso posible, un escenario en el que haya 1,4 millones de infectados con ébola para el 20 de enero de 2015.
Un virus escurridizo
En parte las dificultades de conseguir una vacuna dependen de la naturaleza del propio virus ébola . Es un virus que tiene ARN en lugar de ADN (como la gripe y otros muchos), y eso le da más capacidad para cambiar. Esto podría permitirle en un momento dado adaptarse a las circunstancias o pasarle desapercibido a las defensas. Y, tal como explica a ABC Thomas Gisbert, el mero hecho de trabajar en el máximo nivel de bioseguridad ya ralentiza y encarece la investigación.
Además, hasta el momento los brotes han sido esporádicos, imprevisibles y limitados, lo que dificulta la planificación y la explotación económica de una vacuna. Tal como declaró, en « The New York Times », Kartik Chandran, profesor en microbiología e inmunología de la universidad de medicina Albert Einstein (Nueva York), este virus es un «mal objetivo para las compañías farmacéuticas. No está claro cuando podrás recuperar tu inversión».
Dos vacunas
Por el momento, hay dos vacunas que están siendo probadas en voluntarios sanos para comprobar si son seguras y si activan la respuesta inmune, en una categoría de ensayos que se conoce como fase I. Dos de estas pruebas comenzaron en septiembre de 2014 en los Estados Unidos y el Reino Unido para la vacuna contra el ébola basada en adenovirus de chimpancé (ChAd3-ZEBOV). El otro ensayo de fase I pondrá a prueba a la vacuna basada en el virus de la estomatitis vesicular (rVSV-ZEBOV) en Estados Unidos.
Esta última puede ser utilizada tanto como vacuna, para prevenir contagios, como para tratar a una persona que se haya contagiado momentos antes. De hecho, ya fue utilizada cuando un técnico de laboratorio se pinchó con una jeringa portadora de virus ébola. Según explica Gisbert, en las próximas semanas se pondrá a punto con la variedad de ébola que ha aparecido en el brote que se ha cobrado ya más de 4.000 vidas.
De forma paralela, se están probando en animales otras vacunas y el tratamiento experimental ZMapp . Este es efectivo días después de contagiarse pero no permite evitar la enfermedad, como hacen las vacunas, y ya ha sido utilizado para tratar fuera de África a varias personas que contrajeron el ébola.
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