El máximo jurista del Vaticano, favorable a la comunión de algunos divorciados casados civilmente
El cardenal Coccopalmerio puntualiza que «en ciertos casos, ciertas personas; no puede ser una norma general»
El presidente del tribunal “constitucional” del Vaticano, Francesco Coccopalmerio, intervino en el Sínodo de la Familia a favor de permitir la comunión eucarística a algunos divorciados casados civilmente, a título de excepciones personales pero sin cambiar la norma general.
En una conferencia de prensa sobre los trabajos del Sínodo –iniciado el domingo y que se prolongará hasta el 19 de octubre-, el presidente del Pontificio Consejo de Textos Legislativos apoyó simplificar y agilizar los procesos de nulidad matrimonial, dejando algunos casos muy claros en manos del obispo, sin necesidad siquiera de un tribunal.
Respecto a permitir la comunión a algunas personas divorciadas casadas civilmente, el cardenal italiano dijo que estaba “a favor de la hermenéutica del Papa: mantener la doctrina general pero ver el caso de cada persona, su situación, sus necesidades, su sufrimiento…”
Coccopalmerio recordó un pasaje del Evangelio en que Jesús pregunta a los fariseos: “¿Quién de vosotros, si se le cae al pozo un hijo o un buey, no lo saca enseguida en día de sábado? Y no pudieron responderle a esto”.
Según el principal jurista del Vaticano, “Las opciones son: no hacer nada y dejar que se ahogue, o actuar y salvar la vida, sin negar por ello la ley de descanso sabático”.
Coccopalmerio reveló haber presentado al Sínodo el caso de una mujer casada civilmente con un hombre divorciado, que desea recibir la confesión y la comunión. El cardenal planteó al Papa y a los 253 participantes: “Esta mujer no puede abandonar a su marido ni a los tres hijos que han tenido. Yo, ¿qué debo hacer?”.
«No puede ser una norma general»
Su opinión personal es que se puede admitir a la comunión “en ciertos casos, ciertas personas. No puede ser una norma general. El caso deberá examinarlo el obispo”.
El cardenal Coccopalmerio es el segundo jefe de un departamento del Vaticano que se manifiesta en público en esta línea, después del arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización. Otros tres jefes de dicasterio se han manifestado en contra: los cardenales Ludwig Muller, prefecto de la Doctrina de la Fe; George Pell, secretario de Economía; y Leo Burke, prefecto del Tribunal de la Signatura Apostólica.
El arzobispo Rino Fisichella sostiene que “el matrimonio ha sufrido un exceso de acentuación canonística y legal, cayendo muchas veces en un legalismo que oscurece la dimensión sacramental. Redescubrir esta última permitiría encontrar soluciones distintas, manteniendo la doctrina original”.
Según Fisichella, “Jesús dice que serán perdonados todos los pecados contra el Hijo del Hombre; excluye de perdón sólo los pecados contra el Espíritu Santo”. A su vez, San Pablo, en su primera carta a los Corintios “ordena expulsar de la comunidad a una persona que vivía en incesto, un pecado gravísimo. Pero en la segunda carta a los Corintios, vuelve sobre el caso y aconseja perdonarle”.
En todo caso, este Sínodo Extraordinario sobre la Familia -en el que participan los presidentes de las 127 conferencias episcopales de todo el mundo, los jefes de la Curia vaticana y trece matrimonios entre los expertos- , es el preámbulo a un año de reflexión hasta el Sínodo Ordinario de la Familia en octubre del 2015. Esa asamblea, a su vez, hará propuestas al Papa, único responsable de la exhortación apostólica sobre la familia que publicará probablemente en enero del 2016.
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