CRISIS DEL ÉBOLA
La ausencia de fiebre puede ser un síntoma de que el organismo claudica
La temperatura elevada es una reacción de defensa del organismo al virus
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¿Cómo pudo producirse ese empeoramiento repentino que le llevó a una situación crítica? El ataque que genera el virus en las células defensivas, bloqueando al sistema inmunológico, hace que el organismo no pueda reaccionar a tiempo fabricando anticuerpos para eliminarlo y su desenlace siempre es imprevisible.
Tampoco la ausencia de fiebre se puede considerar siempre un síntoma de mejoría, recuerda José Luis del Pozo , experto en Microbiología Clínica de la Clínica Universidad de Navarra. Del Pozo explica que la ausencia de fiebre y el empeoramiento solo puede explicarse por dos causas: «O los antitérmicos con los que le están tratando camuflan la temperatura real o bien es un síntoma de que su organismo empieza a claudicar».
Aunque la fiebre se suele interpretar como un síntoma de mal pronóstico, es en realidad un mecanismo de defensa con el que el cuerpo humano responde a esa reacción inflamatoria provocada por el virus. «Cuando desaparece la temperatura y el paciente empeora puede revelar que el organismo está claudicando», señala.
Órganos dañados vitales
Si los pulmones y el hígado están dañados, «el pronóstico no es bueno», reconoce este experto. Los dos órganos dañados son vitales. Si sigue empeorando, deberá conectarse a un respirador artificial. Cuando claudican, los riñones será necesario someterla a diálisis, pero el hígado no tiene ninguna máquina que lo sustituya. La alternativa son transfusiones.
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