Una a una, las imprudencias que cometió la auxiliar contagiada con ébola

Se quitó el traje sin supervisión

Teresa no esperó a que hubiera un miembro de su hospital supervisando cómo se quitaba el traje de protección, tal y como marca el protocolo del ébola. Esta imprudencia no habría evitado el contagio pero se hubiera detectado el error en el momento y se le habría monitorizado desde ese instante.

Ocultó su riesgo en el centro de salud

Fuentes de la investigación creen que ella sospechaba que podría haber contraído el virus y pese a ello acudió con fiebre el 30 de septiembre a su centro de salud poniendo en riesgo a su doctora. La sanitaria confesó ayer que no le advirtió que había estado expuesta al virus al tratar a los misioneros

Hizo vida normal 10 días

La auxiliar de Enfermería vivía con su marido y su perro. En casa tomó precauciones y durmió en camas separadas, pero en su barrio siguó haciendo vida normal: acudió a depilarse a una peluquería y se presentó a unas oposiciones con más de 28.000 personas el pasado el 27 de septiembre.

Su fiebre estaba camuflada

Su médico de cabecera pensó que tenía un proceso gripal porque no le reveló que había estado tratando a los religiosos. Le mandó paracetamol y este fármaco pudo camuflar su temperatura real. Por eso se tardó tanto en ordenar su ingreso al no alcanzar los 38,6 grados que ponen en alerta.

No avisó a los profesionales de la ambulancia

Teresa informó de que su estado empeoraba al Hospital Carlos III y desde allí se ordenó su traslado a su centro de Alcorcón. Sin embargo, ni ella ni el hospital advirtieron a los profesionales que se protegieran ante la posibilidad de que estuviera infectada con ébola.

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