El ébola en España: dos meses con el virus en casa
En nuestro país se ha producido el primer contagio fuera de África. Además, los religiosos, Miguel Pajares y Manuel García Viejo, fueron los primeros europeos en ser evacuados
En nuestro país se ha producido el primer contagio fuera de África. Además, los religiosos, Miguel Pajares y Manuel García Viejo, fueron los primeros europeos en ser evacuados
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7 de agosto: El religioso Miguel Pajares es repatriado desde Liberia
El sacerdote Miguel Pajares llegó desde Liberia el pasado 7 de agosto. El religioso había dado positivo al ébola dos días antes, el 5, según informó en un comunicado la Orden San Juan de Dios a la que pertenecía el hermano.
También se confirmaba la infección por el virus de las hermanas misioneras de la Inmaculada Concepción, Chantal Pascaline Mutwamene, que murió el 9 de agosto y Paciencia Melgar , que llegó a España junto a la hermana Catherine el pasado 25 de septiembre traídas por la Orden para donar suero de convaleciente y ayudar al que sería el segundo repatriado, Manuel García Viejo.
La hermana Juliana Bonoha, de Guinea Ecuatorial y nacionalizada español fue repatriada junto a Pajares. Ella no contrajo el virus y fue dada de alta el 28 de agosto después de pasar satisfactoriamente la cuarentena en el Hospital Carlos III.
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12 de agosto: Muere Miguel Pajares
Pajares ingresó en el hospital Carlos III de Madrid y recibió el tratamiento experimental «ZMapp» pero falleció el 12 de agosto.
En tiempo récord, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad , autorizó la importación del fármaco para tratar a Pajares pero pese al medicamento no pudo hacer frente a la enfermedad.
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20 de septiembre: el religioso Manuel García Viejo es repatriado desde Sierra Leona
La Orden de San Juan de Dios a la que pertenecía el religioso Manuel García Viejo informaba en un comunicado que el hermano de 69 años y nacionalidad española, director médico del Hospital San Juan de Dios de Lunsar (Sierra Leona), resultaba positivo en la prueba del ébola.
García Viejo llegaba a España a hacia las 03.15 horas del 22 de septiembre y era trasladado, al igual que Pajares y Juliana Bonoha, al Hospital Carlos III de Madrid.
La auxiliar de enfermería, Teresa Romero , infectada por ébola al contagiarse de García Viejo entró dos veces a la habitación de la sexta planta (donde estuvo también ingresado Pajares): una para atención directa y otra cuando murió.
García Viejo falleció el 25 de septiembre . Ante la falta de existencias del tratamiento experimental «ZMapp», el religioso no pudo recibir el tratamiento. Se plantearon otras alternativas como la transfusión de sangre de una persona que hubiera superado el virus. En teoría, los anticuerpos que el donante logró desarrollar contra el ébola deberían funcionar en el paciente infectado. Pero para ello, son necesarios algunos requisitos: el mismo grupo sanguíneo, haber superado la enfermedad hace poco tiempo (un mes) y no padecer otras patologías. Por este último motivo, se descartó el suero de un paciente alemán que padecía hepatitis B.
Sin embargo, en un intento por ayudarle llegaron las hermanas Paciencia Melgar y Catherine. Ambas superaron el virus y donaron su sangre para García Viejo aunque era tarde.
«En cualquier caso, su estado de salud era tan malo que ningún tratamiento experimental hubiera podido salvarle», aseguraron fuentes sanitarias a ABC.
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26 de septiembre: Teresa Romero coge vacaciones
Un día después del fallecimiento de García Viejo , la auxiliar de enfermería que había tratado al religioso, Teresa Romero coge vacaciones e hace vida normal, informaron fuentes sanitarias.
En la rueda de prensa urgente conovocada el pasado lunes, Antonio Alemany, director general de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, indicó que Romero entró dos veces a la habitación donde estaba ingresado el religioso español, Manuel García Viejo, una para «anteción directa» y una segunda vez, cuando ya había fallecido.
El 27 de septiembre se presentó con otras 20.000 personas, a las oposiciones para consolidar su plaza de auxiliar en la Comunidad de Madrid.
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30 de septiembre: los primeros síntomas
Romero comenzó con «sintomatología vaga»-fiebre por debajo de los 38,6 grados-y cansancio el 30 de septiembre.
Llamó a Seguridad Laboral, que a su vez se puso en contacto con Salud Pública que decidió finalmente que la paciente debía ser examinada en su casa. Llegó el SUMMA y finalmente la trasladaron al hospital de zona, en este caso, Alcorcón y no al Carlos III donde llegan solo casos confirmados o sintomáticos graves.
A esto hay que añadir que dado el proceso de fusión del Hospital La Paz y el Carlos III este último carece de servicio de Urgencias.
Este último aspecto es en el que se apoyaban los sindicatos de la mesa sectorial de sanidad para tratar de buscar una explicación a que Teresa no hubiese acudido directamente al Carlos III sino a su hospital de referencia, el de Alcorcón. «Nos consta que se puso en contacto con quien debía ponerse y que en tres ocasiones llamó a prevención laboral. No cabe en cabeza sensata que prevención laboral no tenga identificado a todo el personal que ha trabajado con ébola para que, independientemente de si la persona se identifica como tal salte automáticamente una alarma».
Aislamiento poco estricto
Y en este punto de la posible cadena de errores hay otra laguna inquietante. Los sindicatos aseguran que aunque la fiebre que Teresa dijo tener no superaba los 38,6 -lo que marcan los protocolos sanitarios internacionales- insistió en que presentaba manchas en la piel, pero no se consideró importante. Es evidente que en este punto fallaron los protocolos».
También habrá que revisar los procedimientos en otro punto importante. El propio coordinador del centro de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, aseguró ayer a la cadena SER que «quizá habría que haber aplicado un protocolo de aislamiento en lugar de descartarlo porque la fiebre no era desorbitante, era baja y el cuadro no era obvio».
Pero todavía hay otro punto que genera más inquietud: los seis días que María Teresa estuvo haciendo «vida normal» estando contagiada.
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6 de octubre: Teresa Romero ingresa en el Carlos III
El día 6 de octubre ingresó al hospital Carlos III la auxiliar de enfermería Teresa Romero trasladada desde el hospital de Alcorcón.
Romero recibió el martes dos dosis de la sangre de la hermana Catherine que llegó a España junto a Paciencia Melgar desde Liberia para ayudar al hermano García Viejo. Ambas superaron el virus.
Ante la falta de existencias del fármaco experimental «ZMapp» que impidieron que el religioso García Viejo pudiera tratarse, se plantearon otras alternativas como la transfusión de sangre de una persona que hubiera superado el virus.
En teoría, los anticuerpos que el donante logró desarrollar contra el ébola deberían funcionar en el paciente infectado.
Fuentes sanitarias aseguraron que mostró mejoría gracias al suero de convaleciente. Ayer, recibió la tercera dosis de plasma y ya no tenía fiebre.
Su marido , Javier Limón, también fue ingresado pese a no presentar síntomas.
Ese mismo día por la mañana, un ingeniero español procedente de Nigeria era ingresado. La primera prueba daba negativa.
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7 de octubre: Ingresan dos sanitarias al hospital Carlos III
El día martes ingresó una enfermera de La Paz que no tenía fiebre pero sí diarrea. Esta enfermera, aunque formaba parte del equipo preparado para atender al misionero Manuel García Viejo en el Carlos III en agosto pasado, en ningún momento fue requerida para atender al religioso.
Por la noche, ingresa una auxiliar de enfermería al presentar unas décimas de fiebre tras participar en el dispositivo de seguridad de los casos de repatriación de ébola. Recibió el alta el miércoles .
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8 de octubre: ingresa otra enfermera y el perro Excálibur es sacrificado
Ayer ingresó otra enfermera con décimas de fiebre. No se le practicaron pruebas aún.
Ese mismo día, Excálibur , el perro de Teresa Romero , la auxiliar de enfermería contagiada de ébola, era sacrificado, informaron fuentes de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
Sanidad señaló en un comunicado que «ha cumplido la resolución que indicaba la eutanasia del perro de la paciente diagnosticada de ébola» y que «el animal fue sedado previamente para evitar su sufrimiento».
«La existencia de este perro mascota que ha estado en la vivienda en contacto con la paciente afectada por el virus del ébola, de acuerdo con los hallazgos científicos disponibles, supone un posible riesgo de transmisión de la enfermedad al hombre», recalcó.