Madrid

«Excálibur», el perro de la enferma de ébola, a punto de ser sacrificado

«El virus tiene la capacidad de enfermar al perro y este animal ha estado en contacto directo con la infectada», dice Fepie Vilas, presidente del Colegio de Veterinarios

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maría isabel serrano

«Excálibur», el perro de la auxiliar de enfermería infectada por ébola, tiene las horas contadas. Va a ser sacrificado. «Sabemos que el virus tiene la capacidad de enfermar al animal», ha declarado esta tarde a ABC el presidente del Colegio de Veterinarios de Madrid, Felipe Vilas. La mascota de la paciente, Teresa, y de su pareja, Javier, permanecía esta mañana en la casa de sus amos. Ahí morirá en las próximas horas. Las necesarias para que un dispositivo con las máximas medidas de bioseguridad se traslade al domicilio de Alcorcón y acaben con la vida del perro, ha confirmado el doctor Vilas.

«Por doloroso que sea, hay que sacrificar al perro. Los veterinarios estamos para defender la vida de los animales pero hay razones de mucho peso para hacerlo», añade Vilas. Una vez que, en las próximas horas, el equipo de veterinarios llegue a la vivienda de Teresa y Javier con ese dispositivo dotado de las máximas medidas de bioseguridad, se procederá a sedar al animal, inyectarle una dosis letal (eutanasiarle, dice el presidente de los Veterinarios), e introducir el cuerpo en una bolsa estanco. Después, «Excálibur» será trasladado a un crematorio.

«Si bien no hay estudios claros del contagio de ébola perro-hombre _dice Felipe Vilas_, sí se sabe con certeza que el perro tiene unos niveles de anticuerpos elevados respecto al virus del ébola en zonas endémicas de la enfermedad. Por eso, no se puede permitir correr ningún riesgo aunque éste sea pequeño. Estamos ante una medida preventiva, triste y necesaria. El perro ha estado en contacto directo con la paciente y se puede haber contagiado».

El presidente de los veterinarios madrileños considera que «por muy dolorosa que sea la medida, es la correcta. La Consejería de Sanidad nos ha consultado y nosotros les hemos dicho que tiene que ser así. No hacerlo sería una desidia y una temeridad».

Javier, el marido de la auxiliar de enfermería infectada, había dejado a su mascota en casa con comida y agua suficiente. Él se niega a que sacrifiquen a su perro. A través de las redes sociales ha pedido ayuda a una asociación de protección de los animales. «Necesitarán una orden judicial para entrar en mi casa», ha dicho Javier.

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