MISIÓN HUMANITARIA

«Volveremos a Lesbos pase lo que pase. Pero vamos a aprender de la detención y no tropezaremos otra vez»

Los bomberos sevillanos de Proem-aid seguirán salvando vidas en Lesbos, pero dicen que no volverán a subirse a una embarcación que no sea la suya

JESÚS ÁLVAREZ

La imagen del pequeño Aylán Kurdi , el niño kurdo de 3 años que apareció ahogado en una playa turca el pasado 2 de septiembre, fue la que movió a dos bomberos sevillanos, José Pastor y José Antonio Reina, a fundar la ONG Proem-aid.

Ellos dos, junto con otros cuatro compañeros, hicieron un viaje en coche de 40 horas desde Sevilla a Atenas remolcando una lancha de 5 metros de eslora con la que se hicieron a la mar en las aguas de la isla griega de Lesbos , a donde tratan de llegar entre 1.000 y 3.000 personas cada día, huyendo de las bombas y de la violencia de Siria.

Muchas, imposible saber cuántas, se las tragó el agua, pero unas 3.200 , según los cálculos de esta ONG sevillana, pudieron llegar a tierra gracias a la ayuda que presta este gru po de bomberos sevillanos desde hace mes y medio.

Nada de lo que observaron en televisión, prensa o internet antes de ir allí se puede comparar con lo que tuvieron que ver en persona. «Los ojos se acostumbran a lo que uno ve en la tele, pero allí todo es mucho peor de lo que imaginábamos», comenta José Antonio Reina . Con sus cinco compañeros vio como una madre joven en una barca a punto de hundirse les tiraba a su bebé para salvarlo . Escenas dramáticas que suceden a diario en botes hechos polvo, anegados, sin luces y sin chalecos salvavidas donde viajan embarazadas, ancianos, enfermos graves, discapacitados y muchos niños de 3 años como Aylán .

Por fortuna (y la ayuda de voluntarios de muchos países), no todos acaban ahogados, pero de los que no llegan a la costa y se los traga el mar pocos salen ya en los telediarios.Los que llegan a la playa sin vida como el niño kurdo cuya imagen conmocionó a todo el mundo civilizado han desbordado el cementerio de la isla griega, que ya no da abasto para enterrar a más personas. Y los que sobreviven también han colapsado sus dos únicos campos de refugiados.

Durante 15 días estos dos bomberos sevillanos y sus cuatro compañeros hicieron turnos para estar en el mar las 24 horas del día con su pequeña lancha. Dormían poco pero salvar vidas parece una recompensa aceptable contra el insomnio . Cuando le preguntas a José Manuel por la mafias turcas, que cobran unos 1.000 euros a estos refugiados por un viaje infernal de 21 kilómetros, asoma en sus ojos un rayo de rabia incontenible:«Ni les dan chalecos salvavidas, aunque les hacen descuentos si hace mal tiempo porque el riesgo de morir se multiplica . Vi a un náufrago que se había hecho uno con cuatro bolas de una cisterna de un váter que había pegado a su cintura con cinta americana », recuerda. Prefiere no pensar qué ocurriría con uno de estos salvavidas caseros si su poseedor cayera al agua.

Los gritos del silencio

Aunque son profesionales del salvamento, su trabajo en Lesbos es muy difícil porque los maltrechos botes que cruzan esa zona del Mar Egeo no tienen ni luz. Y en la noche, en medio del mar, todo son sombras. « Tenemos que apagar los motores y escuchar sus gritos de desesperación para guiarnos. Es nuestra técnica de búsqueda», dice. En esos 15 días que estos bomberos sevillanos se tomaron de sus vacaciones y de sus guardias habrán visto de cerca a unos 15.000 náufragos , la mayoría de ellos hambrientos y mojados desde la cabeza a los pies, a 6 grados bajo cero, una experiencia difícil de olvidar y que debe procurarte el valor suficiente para decir: «Volveremos a Lesbos pase lo que pase. No hay ninguna legislación nacional que esté por encima de la de ayudar a un naúfrago».

Pero José Antonio reconoce que tienen que aprender de lo sucedido. «No volveremos a actuar así. Nunca saldremos en una embarcación que no sea la nuestra, aunque nos lo pidan. No podemos tropezar dos veces con la misma piedra ».

El cuarto relevo saldrá hoy con destino a Lesbos: cuatro bomberos sevillanos, uno de Huelva y un patrón portuario de Alicante. Esperan poder fundirse en un abrazo con Julio, Enrique y Manuel, los tres compañeros detenidos. José Amor , que repite por segunda vez, teme que se endurezcan las condiciones para su trabajo y pide humanidad a la UE: «Ninguna persona que huya de una guerra puede ser considerada ilegal».

«Volveremos a Lesbos pase lo que pase. Pero vamos a aprender de la detención y no tropezaremos otra vez»

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