El rincón de.... Juan Pérez Cañestro

«Yo vivo el Rocío a la vera del Simpecado, cantando, junto a los peregrinos»

Tiene más de cuarenta Rocíos sobre sus pies, algunos descalzos para evitar la tortura de lo botos. Fue futbolista del Sevilla FC y del Granada. Al Rocío siempre fue con Coria y Granada. Menos estos dos últimos años…

Juan Pérez Cañestro ABC

Félix Machuca

La primera vez que pisó los arenales iba usted con Coria como «pinchi». ¿Qué es un pinchi?

En Coria es el niño que va al Rocío por primera vez con un grupo y se estrena en el camino. Es una especie de alevín que es tradición en Coria y aún dura.

¿Cuál es su primer recuerdo hermoso del Rocío?

La primera vez que me metieron debajo de la Virgen. Me resulta inolvidable. Y creo que es lo más importante para un rociero.

Con más de cuarenta Rocíos en lo alto habrá visto usted muchas cosas. ¿Alguna desagradable especialmente?

No he tenido esa mala suerte. Yo he vivido momentos muy bonitos. Y otros más penosos por la climatología. Aunque hay uno que no se me olvidará nunca: murió mi padre y tuve que regresar desde La Roda a Coria. Fue un momento muy doloroso.

Se lo preguntaba pensando en su etapa de jugador de fútbol. No debe ser agradable estar en casa de Gabriel Rojas y encontrarse con el entrenador.

(Risas) Alguna vez me escapé. Jugabas un domingo y la madrugá me marchaba para el Rocío, me metía debajo del paso y regresaba. El Lunes de Pentecostés es sagrado. Luego me iba a Coria porque al día siguiente había que entrenar.

Uno de los que se escapaban fijo con usted era don Antonio Álvarez, su yunta rociera.

Así es. Fue en el 73 y el 74. Y lo hizo un «panzurrino», así le llaman a los nativos del Rocío. Manuel Jarilla, fue quien nos metió a Antonio y a mi debajo del paso. Estábamos recién llegados de jugar en Tenerife, en segunda. Y fue inolvidable.

Miguel Muñoz tenía una visión muy cinematográfica del Rocío. ¿Recuerda lo que decía?

Sí, claro. Decía que el Rocío parecía el Oeste. A mí me fastidiaba mucho. Lo decía además con una ironía…Carriega era todo lo contrario. Fue a la casa de Gabriel Rojas y se montó a caballo.

Y Juan Gómez Juanito, que en gloria esté, era también de los que se escapaba en la avioneta de Félix el de la Dorada para no perderse la salida de la Virgen.

Me lo encontré en el Rocío. En la madrugá del lunes. Vino con Félix en la avioneta comercial, vio a la Virgen, nos abrazamos y estuvimos juntos casi toda la noche.

Usted siempre ha tenido debilidad por ir a la vera del Simpecado, cantando con los peregrinos. No es lo mismo que ir en una carriola, ¿verdad?

No tiene nada que ver. Si no voy cerca del Simpecado, junto al carretero, con los peregrinos, no lo vivo. Es ahí donde vivo el Rocío.

Por cierto, ¿se quedó mudo alguna vez de la emoción?

En Villamanrique. Yo suelo cantar mucho y siempre te agarra la garganta, se te roza la voz. Pero en Villamanrique, en la puerta de la iglesia, me emocioné bastante y me quedé sin voz. Luego la recuperé en diez minutos. La emoción es muy intensa.

Deberá ser rico en vivencias. Porque pronto tuvo el privilegio de arrimar el hombro y agarrarse a un varal…

Para mi fue una suerte tener un amigo de Almonte y que te concedan ese privilegio. Hasta hace muy pocos años he estado debajo de la Virgen. Me he salido de ahí no por falta de recursos físicos. Pero sí porque la emoción me quiebra.

Ese privilegio para uno que no es almonteño ¿cómo se consigue?

Ufffff. Eso es como un premio. Cuando un forastero se siente arropado por un almonteño es que han visto que vas por derecho y con mucha fe. Y eso te abre muchas puertas.

Durante estos dos años sin Rocío ¿qué ha hecho?

Cuando no hemos estado confinados, he hechos etapas del camino, solo o acompañado de mi compadre, Alfredo Alcalde Cuerva. Antes de la tercera ola hice el camino con él y ocho compañeros de Granada saliendo desde Coria.

¿Y esas escapadas al santuario siempre las ha hecho andando?

Siempre.

Hoy es lunes de Pentecostés. Está en el Rocío. ¿Qué hizo anoche?

Salí del Rocío, me fui para Almonte y le recé a la Virgen.

¿Cree que volverá a vivirlo como los previos a la pandemia?

Tengo esa esperanza. Y también la tengo puesta en la medicina.

¿Durante estos años por quién ha rezado?

Rezo todos los días, por mis amigos, la familia y por los que ya no están aquí. Yo he hecho muchos caminos con la familia Delmás Lirola. Y rezo muchísimo por Jesús y Anita.

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