Obama iba a saludar a los sevillanos desde la Giralda

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama , decidió cancelar la visita a Sevilla después de que un tiroteo dejara cinco agentes de policía muertos en Dallas . El mandatario americano, no obstante, sí viajará hoy a España, si bien no pasará por la capital hispalense como estaba previsto para este sábado y domingo por la mañana.

Dentro del programa previsto en Sevilla , la Policía tenía preparado un dispositivo para que Obama saludara desde la Giralda , con la alternativa también de un posible paseo por la zona, entre el Alcázar y la Catedral.

Como ya hiciera el Papa Juan Pablo II en 1993, Barack Obama podría haberse despedido de los sevillanos saludando desde uno de los balcones de la Giralda, concretamente el primero que da a la plaza de la Virgen de los Reyes. El dispositivo de seguridad y el itinerario preparado para el presidente de los Estados Unidos así lo indicaban. Ayer se montaron, de hecho, unas tribunas delante de la fuente de la plaza para la cobertura de los periodistas, un indicio claro de que con mucha probabilidad se iba a optar por esta alternativa para que Obama se dirigiera a los sevillanos, aunque tampoco estaba descartado el paseo entre el Alcázar y la Catedral. Esas gradas sólo tenían sentido si el presidente y el Rey se asomaban a dicho balcón, ya que el camino trazado para entrar en la Catedral estaba previsto por la Puerta del Príncipe o de San Cristóbal , y no por la de Campanillas o la del Lagarto, que son las más próximas a la Giralda. Por lo tanto, el itinerario que hubiera hecho entre los dos grandes monumentos era de apenas cien metros, por lo que el paseo hubiera sido muy rápido.

Éstas eran las únicas dudas que dejaba ya el programa, cuyos actos oficiales fueron confirmados ayer por el Gobierno: se iban a cumplir todas las previsiones. Es decir, Obama iba a aterrizar en el aeropuerto de San Pablo a partir de las 23:30 horas procedente de Varsovia, donde se ha celebrado la cumbre de jefes de estado de la OTAN. Tras ser recibido por el Rey Felipe VI a pie de escalerilla cumpliendo las exigencias del protocolo, se iba a marchar en la limusina presidencial, que llegó ayer a Sevilla en un avión de la Fuerza Aérea americana, hasta el hotel Colón, donde estaban reservadas todas las habitaciones para que el gran mandatario mundial pasara la noche. Los controles policiales en esa zona eran desde ayer extremadamente férreos.

Obama tenía previsto aparecer en el Patio de la Montería del Alcázar a las 10.55 del domingo, tras haber hecho un recorrido en el coche, a la máxima velocidad posible, por la calle San Pablo y la Magdalena, hasta la plaza de San Francisco, por donde accedería a la zona monumental, evitando la Avenida. En el patio principal del Palacio de Pedro I le esperaría de nuevo el Rey, que habría pasado la noche en las estancias de la Casa Real, situadas en el Cuarto Alto. Ahí habría comenzado una visita de cuarenta y cinco minutos, en la que les acompañarían la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría ; la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz ; el alcalde, Juan Espadas ; y la persona que iba a realizar las labores de guía en inglés .

Este tramo de la visita hubiera tenido cobertura mediática junto con la recepción que se había montado en la plaza del Triunfo, desde la que se hubiera visto el acceso de Obama a la Catedral por la Puerta de San Cristóbal, bien a pie junto al Rey o bien en el coche oficial. En la seo, habría estado en torno a las 12.30, y habría sido recibido por el arzobispo, Juan José Asenjo , que iba a ejercer de anfitrión para mostrarle al presidente norteamericano los principales rincones del templo, sobre todo la tumba de Cristóbal Colón . Desde allí, Obama hubiera accedido a la Giralda y, de haberse cumplido las previsiones del dispositivo de seguridad, habría subido al primer balcón para saludar al público, para el que se había habilitado un espacio en la plaza de la Virgen de los Reyes , cumpliendo estrictas medidas de seguridad, hasta cubrir el aforo acotado.

La cancelación de la visita hunde, por otro lado, las grandes expectativas que en torno a ella se habían generado en el sector turístico.