Virginia Pérez dimitió como secretaria provincial con un manuscrito que el PP de Sevilla ejecutará en agosto

La renuncia de Virginia Pérez a la Secretaría General del PP de Sevilla, adelantada este jueves por ABC, cogió por sorpresa a un buen número de militantes que la apoyaban frente al presidente, Juan Bueno , tras la convocatoria de un comité para destituirla. Varios de estos afiliados mostraron ayer su malestar a este periódico por esta circunstancia, ya que Pérez había contado que se había llegado a un consenso y que ella seguiría, pese a que había firmado un documento de renuncia con la condición de que no se filtrara. El problema es que ese hecho lo conocieron bastantes personas en la propia sede regional, que saben todos los detalles de lo que ocurrió durante la reunión que Bueno y ella mantuvieron con la secretaria andaluza, Loles López . El aparato regional tuvo que tomar medidas por indicación del nacional. Cospedal ordenó que se frenara ese plebiscito que ponía en duda la autoridad del presidente provincial y Martínez Maíllo se encargó de que la consigna llegara hasta Sevilla. En ese momento entró en acción Juanma Moreno Bonilla , que hasta entonces había asistido al cisma como mero espectador.

Loles López citó a ambos el miércoles por la mañana en su despacho y se dirigió a ellos para plantearles una solución. Cerca de la reunión estaba el vicesecretario de coordinación, Toni Martín , que apoya a Virginia Pérez y está en la lista de personas que habían pedido que el voto fuera secreto para intentar desbancar a Bueno. Eso provocó que la negociación se alargara, ya que Pérez no estaba dispuesta a ceder al entender que el aparato regional la apoyaba, así que el presidente decidió terminar la discusión y emplazó a todos por la tarde para celebrar el polémico comité. Eso sí, sin voto secreto . Un informe solicitado a Génova denegaba esta posibilidad. Y en ese momento la secretaria provincial claudicó. Acordó firmar allí mismo su renuncia si se le permitía salir airosa de la situación y no se daba a conocer a los medios. En un folio escribió de su propio puño y letra lo siguiente: «Yo, Virginia Pérez Galindo , coordinadora general del PP de Sevilla por acuerdo del comité ejecutivo de julio de 2015, comunico al presidente, Juan Bueno, que renuncio al ejercicio de las competencias delegadas en mi persona en el comité». El manuscrito tiene fecha de agosto y Pérez dio la potestad al presidente de ponerle el día concreto que considere , que será el que se elija para la celebración de la próxima junta directiva.

El documento con la caligrafía de la secretaria en tinta azul se le entregó a Bueno, pero durante ese proceso lo vieron varias personas, que a su vez dieron conocimiento de la situación a sus superiores. Moreno Bonilla lo conoce, igual que Toni Martín y Patricia del Pozo . Pero también tienen copia los dirigentes nacionales Martínez Maíllo y Cospedal . Fuentes de ambas instancias se lo confirmaron a este periódico el propio miércoles y lo volvieron a ratificar ayer. Virginia Pérez, por tanto, no podía negarlo más tiempo, así que su siguiente paso fue admitir entre los suyos la situación y anunciar que se presentará al próximo congreso provincial para lograr la presidencia y desbancar a Bueno.

Ése es exactamente el planteamiento que se había hecho desde los órganos del PP. El propio Javier Arenas , que impulsa la opción de Pérez —sus personas de máxima confianza en Sevilla habían pedido el voto secreto, como Macarena O’Neill o Patricia del Pozo, entre otros—, pidió en las redes sociales unidad y emplazó las diferencias al congreso. Hasta entonces, la autoridad la tiene el actual presidente, que no estaba dispuesto a ceder en su decisión y había aceptado celebrar el comité. Por tanto, Pérez asume el papel que tiene en estos momentos, pero deja resuelta su posición para el futuro. Dará la batalla. Le arropa una corriente de críticos que pide más democracia interna y que, en teoría, está formada por concejales de distintos pueblos, el alcalde de Carmona Juan Ávila , los afines a Arenas, los opositores a Zoido en el Ayuntamiento y algunos cargos del aparato regional. Eso será cuando toque. De momento, ha tenido que acatar la decisión de Bueno y su renuncia no sólo está firmada, sino incluso redactada a mano por ella.