ROCK ESPAÑOL

Vetusta Morla: «Vivimos en una sociedad en la que falta calle y sobra móvil»

El guitarrista y compositor de Vetusta Morla, Guillermo Galván, explica los entresijos de su último trabajo «Mismo sitio, distinto lugar» que presentarán este sábado en el Auditorio Rocío Jurado

El grupo madrileño Vetusta Morla ABC

EZEQUIEL MENDOZA

Pocos grupos en España pueden presumir de lo mucho que ha conseguido Vetusta Morla a lo largo de los años. Todo ello, con total independencia, al margen de las grandes compañías y discográficas. Aupados, simplemente, por su propio público. Tras su último disco, «La Deriva» (2014) , el grupo de Tres Cantos (Madrid) decidió embarcarse en un camino introspectivo, buscando caminos alternativos con los que expresar musicalmente todo lo que tienen que decir.

Por primera vez, Vetusta Morla coproduce uno de sus discos, en esta ocasión junto a Campi Campón (Jorge Drexler, Xoel López, entre otros muchos). Así, «Mismo Sitio, Distinto Lugar» (2017) indaga por los matices vocales de Pucho, retuerce los versos y letras de Juanma Latorre y Guillermo Galván y se adentra en unos sonidos más crudos y directos.

Este sábado presentarán su nuevo proyecto en el Auditorio Rocío Jurado , con una puesta en escena sorprendente, haciendo un repaso por los temas más emblemáticos que el grupo ha ido cosechando a lo largo de la última década. El guitarrista y compositor de Vetusta Morla, Guillermo Galván, explica en ABC de Sevilla los entresijos de «Mismo Sitio, Distinto Lugar»

Recién habéis aterrizado en España tras una serie de conciertos en México, Uruguay, Argentina... Latinoamérica es una parte muy importante en vuestra carrera, ¿no?

Pues sí, llevamos yendo a Latinoamérica desde que salió «Un día en el mundo», hace diez años, y procuramos ir todos los años. Aparte de ser el puente natural, porque hablamos en castellano, es un lugar que nos enriquece mucho y que nos enseña muchas cosas cada vez que vamos. Con este disco hemos conseguido que salga simultáneamente en varios países y nos pareció buena idea arrancar precisamente la gira en esos países a los que hemos ido muchas veces y que nunca han tenido la oportunidad de ver por primera vez un show. Ha sido muy positivo en ese sentido.

Aquí os habéis estrenado en Salamanca, ¿cómo ha sido esa primera toma de contacto con este disco?

Muy excitante, porque veníamos de estar trabajando el mes entero en Latinoamérica y teníamos muchas ganas de mostrar y compartir el show con la gente de acá. Y también muy bonito porque aquí hemos incorporado toda la parte escenográfica. Han sido semanas de mucho trabajo, y hemos mostrado por primera vez, digamos, lo que será el show grande, el concierto con pantallas, con las luces que vamos a llevar en la gira y con todo el equipo que va a girar con nosotros, que somos un montón, más de cincuenta personas. Por un lado es extraordinario contar con tantos profesionales, tan buenos, y, por otra, es también una responsabilidad.

Se os empieza a complicar lo de hacer un «setlist» para vuestros conciertos. ¿Cómo lo hacéis?

Al final tienes que hacer, un poco, como un entrenador cuando tiene muchos jugadores buenos, ¿no? Es una suerte poder tener muchas canciones porque al final el «setlist» tiene la suerte de... Bueno, lo malo es cuando te faltan canciones, pero cuando tienes un montón tienes que, sobre todo, saber qué quieres contar, qué quieres narrar, qué dinámica vas a tener y qué partes quieres que tenga el concierto, también. En base a eso vas eligiendo canciones que cumplan esas funciones. Las que se van quedando fuera no son porque nos gusten menos o porque se hayan quedado más anticuadas sino porque, probablemente, hay otras del repertorio actual que ya cumplen esa función y se adaptan.

¿Cómo sabéis cuando una canción es imprescindible o no?

Bueno, las canciones... Te vas dando cuenta que son importantes a medidas que las tocas y las compartes con la gente. Creo que hay cosas obvias, hay piezas que algún día dejamos de tocar pero que siempre van a estar ahí como uno de los pilares fundamentales. Intentamos también, cuando pasa el tiempo, readaptarlas, acercarlas a la estética sonora de lo que estamos haciendo, pero es bonito ver canciones que, aunque las hayas hecho hace muchos años, siguen estando vigentes.

De hecho, hace poco habéis celebrado el aniversario de uno de vuestros himnos, «Valiente», y el vídeo que realizasteis en la Joy Eslava. ¿Recuerda cómo surgió la canción, el momento de componerla?

Sí, se grabó en «Un día en el mundo» pero es una canción que ya tenía dos o tres años, como del 2004 o una cosa así. Es probablemente la canción más directa que habíamos hecho hasta entonces, ¿no? Con un ritmo más... directo, con una base rítmica muy marcada, más dinámico y con otro ambiente, y enseguida se hizo un hueco en los repertorios. Creo que la hemos tocado siempre, que no ha fallado en ningún repertorio desde hace diez años.

En este disco habéis utilizado, según vuestras propias palabras, «un método distinto» para componer. ¿Cuál ha sido la base diferencial esta vez?

Sí, han cambiado muchas cosas. Para empezar, es el primer disco que coproducimos, junto a Capi Campón, y queríamos cambiar el proceso para llegar a un lugar distinto. Para ello, tienes que cambiar las formas de hacerlo. Todo el recorrido, tanto de composición como de grabación del disco, ha sido diferente. Fuimos a grabar al Hansa, en Berlín, con David Friedman que es uno de nuestros productores favoritos de bandas que nos encantan como Tame Impala o The Flaming Lips... Y todo eso genera vértigo, porque son procesos que no conoces, porque no sabes cómo va a salir, no controlas sus dinámicas... pero, yo creo que ahora que hace justo un año de todo eso, no sólo ha sido necesario, sino imprescindible, para crecer no solo personalmente sino también como banda.

He leído que el ayudante de grabación del Hansa llegó a deciros «ya está, ya habéis sacado todos los instrumentos que hay por aquí», como si fuerais un grupo de críos en un parque de atracciones...

[Risas] Sí, sí, bueno, lo dijo en plan bien. Dijo que en los años que llevaba nunca había visto a nadie que utilizase todo lo que hay en el estudio. Pero que eso le encantaba, ¿no? Teníamos una forma de grabar un poco atípica para ellos, que son muy ordenados. Nosotros convertimos un estudio casi como si fuera el local de ensayo, donde todo estaba disponible en cualquier momento. Eso generaba un ambiente casi de almacén o de trastero, estaba todo por medio. A nosotros nos encantaba pero a él le ponía nervioso [risas].

Siendo seis en el grupo tiene que ser bastante complicado poneros de acuerdo ante tanto material, cómo va a sonar una canción... Alguna se os habrá atascado más, no creo que estéis todo el rato en la misma sintonía, ¿no?

No, a ver, las canciones te llevan cada una por un lugar y hay canciones que salen más rápido porque la sintonía es clara. No sé, estoy pensando en «Palmeras en La Mancha», una canción que estaba muy, muy clara desde el principio que no tuvo prácticamente ninguna duda ni por parte de la banda ni del productor. Pero otras, como «Mismo sitio, distinto lugar» por la que atravesamos muchos momentos complicados, difíciles, se grabó de una manera, luego se cambió... Echamos un día de más en el estudio para hacerla de nuevo. Y en ese proceso de búsqueda siempre hay fricciones, al final siempre tienes que ponerte de acuerdo. En cosas tan complicadas como las subjetividades de la música, que no es matemática, pues tienes que llegar a tener paciencia para expresarte y mostrar lo que tienes en la cabeza. Todo eso dependiendo del día y de las formas, puede generar conflictos, claro. Pero, al final, esas son las canciones de las que más orgulloso te sientes, porque pasas por dificultades y, al final, salimos.

Vuestras letras, además, suelen tener un componente político y crítico, a veces más sutil y otras más incisivo, más visceral.

Sí, bueno, nuestras letras parten de una mirada al mundo y en toda mirada subjetiva hay un replanteamiento y... bueno, hacemos canciones y yo creo que el rock nace con un espíritu crítico y debe mantenerlo, ¿no? El espíritu crítico no tiene por qué ser panfletario, pero yo creo que en una reflexión, en puntos de vista de la realidad y, sobre todo, en un trabajo que va de hacer canciones en 2018... pues hay que analizar lo que va sucediendo. Y eso es susceptible de que lo escribas con ojos críticos, porque creo que somos personas críticas y que pensamos que algo mejor es posible y con la certeza de que las canciones son lugares donde todo eso cabe: el baile, la crítica, la reflexión, el ocio... Canciones para que las personas se las lleven a sus espacios en la vida real, en momentos emocionales, duros, y en momentos también de pura diversión.

De la banda usted es de los más activos en Twitter. De hecho, allí donde hay un debate, suele estar metido. No duda en hablar de OT, en criticar a Cristiano Ronaldo... ¿Cómo hace para salir ileso de las redes sociales?

[Risas] Uso Twitter, no soy muy activo, pero sí que me parece que, en ciertos momentos, es una herramienta interesante para observar y ver la reacción de la gente ante ciertas cosas. A veces se convierte en una barra de bar donde todo el mundo puede decir lo que quiera, de la manera que quiera, y esa parte me pone bastante nervioso, porque se ha convertido casi en un espacio de chillones donde todo el mundo quiere que le den la razón y nadie se cuestiona nada, ¿no? Pero bueno, no sé, tal y como te decía con las letras, a veces comentas las cosas que tienen que ver con la actualidad o con lo que te sugiere la realidad y, evidentemente, hay gente que está a favor y gente que está en contra. Pero intento respetar a la gente que no piensa como yo y no entrar en dinámicas porque, sinceramente, no es el espacio. Precisamente estamos cayendo en una dinámica de intentar solucionar todo a titulares y el blanco y el negro no son tan claros. A veces cuando no se está de acuerdo con alguien lo mejor es sentarse a tomar un café, charlar y escuchar al otro. Intentar resolverlo con dos zascas de Twitter pues... al final te quedas ahí y ninguno entiende nada. Sobran zascas y falta diálogo, compresión y empatía.

Twitter a veces se convierte en una barra de bar donde todo el mundo puede decir lo que quiera, de la manera que quiera

¿Nos ofendemos más fácilmente hoy en día?

Yo creo que sí, que vivimos en un mundo donde, al final, también las redes sociales y todo este mundo «online» genera una especie de burbuja donde todo lo que no nos gusta, directamente, lo bloqueamos o lo apartamos. Nos creamos nuestro propio mundo donde todos nos dan la razón, en nuestro propio ecosistema... Entonces, cuando alguien te dice: «majete, esto no es así», pues te ofendes. Porque estás acostumbrado a tu comodidad y a que tus seguidores te digan que tienes razón. Yo creo que vivimos en una sociedad en la que falta calle y sobra móvil.

Leyendo vuestras entrevistas veo que aún hoy hay un tema recurrente por el que os suelen preguntar después de tanto tiempo: el «indie». ¿No da un poco de pereza ya, a estas alturas?

¡Pues sí! [Risas] Sí, yo qué sé... Creo que Vetusta Morla es una banda totalmente independiente desde el primer minuto porque las decisiones que hemos tomado desde el inicio tienen que ver con hacer lo que queremos, tal y como queremos. Montar nuestro propio sello discográfico, tomarnos nuestro tiempo para sacar los discos sin presiones externas... Creo más en la independencia que en lo «indie» o en lo no «indie». Creo que hay gente independiente que está en sellos y hay gente que no está en sellos que no es nada independiente porque está llevando una carrera al dictado de la industria tradicional. Creo que la industria hace cosas importantes y hay gente trabajando en la industria que está haciendo mucho por la música y también hay gente fuera que está haciendo cosas estupendas. La independencia parte de las bandas, del artista y su visión y de que sea dueño de sus propias decisiones. El «indie» o no «indie» es ya una cuestión estética que tiene que ver con otro tipo de cosas y que a mi personalmente no me interesan mucho. Quizás en su momento, pues tuvo algo que ver, en los años 90, con lo que era un tipo de rock, o pop... Yo creo que somos una banda independiente con todas sus letras.

Vetusta Morla: «Vivimos en una sociedad en la que falta calle y sobra móvil»

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