ENTREVISTA
Valencia: «Molesta un poco que los telediarios solo saquen a los sevillanos de fiesta»
El arabista y profesor universitario habla de la «complejidad sevillana» y dice que conoce a «muchos intelectuales a los que les encanta la Feria»
Rafael Valencia (Berlanga, 1952) es profesor titular de Filología en la Universidad de Sevilla desde hace 30 años. Especializado en la cultura árabe, ha viajado por medio mundo y vivido cuatro años en Bagdad . Es director de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y acaba de ser reelegido para un segundo mandato.
¿Recuerda cuando llegó a Sevilla?
Tenía 17 años y vine aquí a estudiar Ingenieros. Duré cinco meses y me cambié a Filosofía
¿Cómo era la ciudad en 1970?
El ritmo era un poco más lento que en Almendralejo, pero adecuado para mí, El de Madrid me parecía agobiante. El ABC valía 3 pesetas, lo mismo que un café y una tostada en la Facultad. Recuerdo la Feria en el Prado, el cine-club Vida. Me sentí muy a gusto aquí.
¿Y con los sevillanos?
Son muy parecidos a los extremeños, especialmente de la Baja Extremadura. Mi pueblo, Berlanga, tiene la mitad de su territorio en la cuenca del Guadiana y la otra en la del Guadalquivir.
¿Recuerda la Expo92?
Perfectamente. El día de la inauguración en la Barqueta estuve con unos alumnos de doctorado de Argentina y El Salvador. Recuerdo el pabellón de Suecia y su excelente salmón. El Pabellón del Vaticano y sus magníficas piezas.
¿Qué significó para Sevilla?
Una apertura para la ciudad y una gran avance en infraestructuras aunque lo que más me impresionó fue la apertura al río después de que se tirara la tapia del muro de la calle Torneo.
¿Con esa tapia se derribó también esa especie de muro mental respecto a lo que había fuera de su ciudad?
Por lo menos se intentó. Sevilla siempre ha tenido una fuerte personalidad por los fenómenos de apertura y cerrazón. La impregnación sevillana con el resto del mundo se produce de forma continua. Hay maneras más abiertas y cerradas pero yo creo que se notó esa apertura en muchos aspectos.
¿Por ejemplo?
El nivel de la restauración de la ciudad mejoró muchísimo. Después del 92 se comía mucho mejor en Sevilla. Y la proyección de la ciudad en todo el mundo. El AVE nos abrió mucho al exterior.
Lleva aquí casi 50 años. ¿Comparte esa crítica que a menudo se hace sobre una cierta autocomplacencia de los sevillanos?
Hay de todo. Hay muchos sevillanos complacientes, que se recrean en la suerte, y otros que son muy críticos conla ciudad desde la época de Blanco White o Pablo de Olavide
Ha estado, entre otros lugares, en SanMiguel de Tucumán, Buenos Aires, Bagdad, El Cairo y Venecia. ¿Qué encontró de Sevilla en esas ciudades?
Yo he comparado a Sevilla muchas veces con Venecia. Sobre todo cuando llueven cuatro gotas y se inunda la Avenida. Aparte de eso, Venecia tiene muchas semejanzas con Sevilla y los venecianos con los sevillanos. Tenemos una base cultural común muy amplia: la necesidad de vivir tranquilos y garantizar el futuro de nuestros hijos.
Estuvo también en Alepo, Damasco y Bagdad, ciudades ahora parcial o totalmente destruidas por la guerra.
En Bagdad me cogió la guerra con Irán en 1980. Luego intenté volver pero no pude. Incluso a Alepo. Cuando la conocí tenía sólo 300.000 habitantes pero luego creció hasta los 3 millones. Ahora es una ciudad destruida, tanto sus monumentos como su población
Turistas de todo el mundo que antes iban allí o a El Cairo y Alejandría vienen ahora a conocer Sevilla.
Sí. Sevilla ha recibido un beneficio económico importante por ese turismo pero me parece un mal beneficio
¿Qué queda de la cultura árabe en la forma de ser de los sevillanos?
En la época árabe y anterior, se suceden períodos de alabanza y vituperio hacia los sevillanos. Separar ahí lo que es árabe de lo que no es tan difícil como coger la Giralda e intentar separar su base romana de piedra de su cuerpo intermedio almohade. Con la forma de ser de los sevillanos pasa lo mismo.
¿Le parece que los sevillanos somos más romanos que moros?
Es las dos cosas. hay una base mediterránea clara pero es una mezcla de todo. ¿Cómo le quita uno la componente americana a Sevilla? Sevilla es una mezcla de todo eso. No nos podemos poner contradictorios. Me he topado con sevillanos muy fenicios y cartagineses e incluso de las estepas rusas. Mateo Alemán decía que «Sevilla era la ciudad donde todos van a parar».
¿Qué clichés sobre los sevillanos no son en realidad clichés?
Durante una cena en la casa del gran médico sevillano Avenzoar le dicen que los sevillanos están dedicados a la juerga todo el día y que sólo hay intelectuales de Córdoba para arriba. Ese cliché ha perseguido a los sevillanos desde la época árabe. A Averroes, el mayor intelectual y juez de Sevilla, también le decían que una gran tarambana y que Sevilla era la ciudad del ángel y de la gracia. Jovellanos y Pascual de Gayangos, el creador de los museos del XIX, tuvieron que arrostrar ese cliché de fiesteros y juerguistas. Es curioso: se confunde que a uno le guste la fiesta con no ser serio o trabajador. Conozco a muchos sevillanos a los que calificaría de intelectuales que son aficionados a la Feria y que se echan al albero el día del pescaíto y no salen de allí hasta los fuegos artificiales.
En los telediarios nacionales siempre nos sacan de fiesta, casi nunca trabajando.
Sí. Y molesta un poco que sólo saquen esa faceta nuestra.
¿Pueden ser la Semana Santa y la Feria una forma de articulación social?
Sin duda. Son una forma de articulación social increíble. Fíjese en la espectacular obra social que tienen las hermandades desde hace siglos. Y hay otras instituciones sevillanas como Madre Coraje o Proyecto Hombre que hacen una labor increíble en una ciudad muy compleja. El Silencio está en la calle junto a la Macarena en la misma Madrugada. Son las dos caras de Sevilla. Un amigo de la Coruña que vio El Silencio y me dijo que a su lado la Semana Santa de Zamora era una juerga. No se lo creía.
El silencio de la Maestranza es también único. ¿Recuerda la primera vez que fue a una plaza de toros?
Sí. Mi padre, que era muy currista, me llevó para ver a Curro Romero. Cuando se retiró, dejó de ir. Yo no.
¿Y qué impresión se llevó?
Me quedé deslumbrado.
El movimiento antitaurino convoca manifestaciones frente a la Maestranza los domingos que hay toros.
Hay una confusión muy grande entre animalismo y ecologismo. Este animalismo es urbano y si lograra su propósito, las grandes dehesas y la raza del toro de lidia desaparecerían de España. La tauromaquia forma parte de nuestra herencia cultural. En el Francia nadie lo cuestiona y ni uno solo de los candidatos presidenciales estaba en contra de los toros.
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