Universidad Sevilla
Cincuenta años de los primeros ingenieros industriales sevillanos
La ETSI celebra medio siglo de la primera promoción reivindicando que la industria ofrezca salarios dignos para evitar la fuga de talentos al extranjero
Hace ya cincuenta años de que la primera promoción de ingenieros industriales salió de la Universidad de Sevilla . Empezaron en octubre de 1966 y terminaron en 1971, fecha de la que ahora se cumple el cincuenta aniversario y que la Escuela Técnica Superior de Ingeniería, la ETSI, como se denomina ahora, ha querido celebrar este martes reuniendo a los que quedan de aquella primera hornada de ingenieros sevillanos y a los profesores que les dieron clase . Empezaron la carrera 290 alumnos y salieron 47 de los que hoy faltan 11 porque ya han fallecido. Cincuenta años después de esa misma escuela egresan cada curso unos 550 o 600 ingenieros. Durante estos años se han formado en ella más de 16.000 ingenieros (entre los de Industriales y las otras ingenierías que comenzaron a impartirse posteriormente).
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Fernando Manzanares Japón, uno de aquellos ingenieros industriales que estudió en la vieja escuela de Reina Mercedes (donde se ubicaba el centro hasta el año 1997) rememora aquellos años de estudio «durísimos» y en los que los profesores aún no eran catedráticos sino profesionales de la empresa. I ngenieros industriales de prestigio que el primer director del centro, José María Amores, rescató de distintos sectores para ponerlos a dar clase.
«Trabajábamos muchísimo y entonces era muy difícil», explica el veterano que en su época tuvo que estudiar cinco años (ahora la formación consiste en cuatro de grado y dos de máster) para lograr la titulación y que explica cómo han cambiado las cosas desde aquella época . En aquellos años ser ingeniero industrial no era nada fácil. Había que aprobar todas las asignaturas para poder pasar y sólo había cinco convocatorias para cada asignatura. «Ahora te encuentras a estudiantes con un popurrí, que están en cuarto con asignaturas de primero», dice insistiendo en que lo normal era que el estudiante sacase en ocho años una carrera que entonces tenía cinco cursos.
Eran unos tiempos en los que cada día daban solo una asignatura y en los que en aquellas clases no había ninguna mujer ya que habría que esperar al segundo año hasta que entrase la primera chica en la Escuela de Ingenieros Industriales. Y eran, según Manzanares, ingenieros que tenían una formación muy completa y «capaces de hacer cualquier cosa: lo mismo dirigían una empresa que se podían dedicar a la construcción.
Fernando Manzanares, de la primera promoción, lo admite: «Los ingenieros estábamos rifados». Ahora, según reconocen, muchos se tienen que marchar
En cualquier caso Manzanares, que en su época estudiantil sólo tenía tiempo para ver a su novia una vez cada quince días, también admite que ahora en la escuela hay asignaturas muy complejas y «excesivamente duras» . También hay diferencias entre las posibilidades de empleo de los ingenieros de antes y los de ahora. A aquellos de antaño les llovían las ofertas de empleo nada más acabar. «Estábamos rifados», dice el ingeniero que desarrolló su vida profesional en Sevillana de Electricidad además de dar clases durante varios años en la antigua escuela.
Uno de los profesores que formó a aquella primera promoción es Javier Aracil, catedrático de Ingeniería y que también rememora el nacimiento de la escuela que se creó bajo los auspicios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En agosto de 1965 comenzaron las obras de la que sería la primera sede en Reina Mercedes , en el edificio que hoy ocupa la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática. Algo más de un año después, en octubre de 1966 bajo la dirección de José María Amores Jiménez, arrancaron las primeras clases y en abril de 1967 se inauguró oficialmente la escuela dando lugar a la primera promoción de ingenieros industriales sevillanos en el año 1971.
Aracil, uno de los primeros profesores de aquella época y que ahora tiene 80 años , rememora como nació la escuela para cambiar la enseñanza de los ingenieros industriales y la «gran ilusión» de aquellos tiempos y cómo la escuela empezó a ser «un foco de atracción de ingenieros» y «sevillanizó la ingeniería». Sevilla, según explica, se convirtió en un foco de ingeniería en una época en la que sólo había otras tres escuelas en España, en Madrid, Barcelona y Bilbao. Así la de Sevilla sería la cuarta escuela de ingenieros de España que, según dice, influyó en el tejido industrial de la época.
Aracil recuerda que el Ministerio «estaba propulsando que las escuelas de ingeniería industriales fueran más fáciles». algo que no ocurrió en Sevilla. Por ello todos los años una comisión de la OCDE acudía a examinar la escuela y siempre «reñía» por lo mucho que se suspendía. «Ahora estamos en otro mundo» , dice el viejo profesor insistiendo en que la exigencia es normal en una escuela de ingeniería y cuestionando el hecho de que haya tantos centros de estudio ya que «unos son buenos y otros son malos». De hecho, a Aracil le parece «un dislate» la multiplicación de escuelas de ingeniería, ya que ahora hay más de una en cada provincia andaluza. «Ahora los estudiantes buenos son mejores y los malos son peores» , dice admitiendo que ahora los ingenieros sevillanos muy preparados pueden ejercer en empresas con alto nivel de innovación pero también muchos se tienen que marchar fuera.
«En los años 60 un ingeniero salía para ocupar un puesto de alta gestión en una empresa, mientras que hoy en día se exige un trabajo técnico complejo. Antes iban a a alta dirección ahora se marchan fuera al extranjero», afirma admitiendo que los buenos tienen «salarios aceptables» pero la diversificación ha hecho que haya mucha gente que se marcha fuera».
Francisco Rodríguez, director de la ETSI, dice la tasa de inserción laborales alta; «El único que no se coloca es el que se quiere quedar en Sevilla», afirma
Francisco Rodríguez Rubio, actual director de la escuela, defiende que la ETSI es «el primer centro de la Universidad de Sevilla» ya que es el primero de la Hispalense en el ranking de Shanghai y está además muy bien situada a nivel nacional e internacional. A ello une que en la escuela están los investigadores más citados de toda la Universidad de Sevilla. «Somos el primer centro de la Universidad de Sevilla», dice insistiendo en la excelencia. En este sentido, el director de la Escuela asegura que siguen siendo «muy exigentes» y que no entiende que haya centros que aprueben al cien por cien de sus estudiantes. Ahora el 40 por ciento de los que llegan a la ETSI abandona sin terminar, algo que lleva siendo así desde que se creó la escuela.
«Somos exigentes porque creemos que así se construye la sociedad», explica el director de la escuela de la que hoy siguen saliendo ingenieros de excelencia que, según Rodríguez Rubio, tienen una «alta tasa de inserción laboral». «El único que no se coloca es el que se quiere quedar en Sevilla», afirma el director de la escuela que este martes ha celebrado la efeméride con la presencia de Rogelio Velasco, consejero Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades de la Junta de Andalucía; Francisco Javier Páez Vélez Bracho, Teniente de Alcalde y Delegado del Área de Economía y Comercio, Relaciones con la Comunidad Universitaria y Área Metropolitana del Ayuntamiento de Sevilla y Miguel Ángel Castro Arroyo, rector de la Universidad de Sevilla, entre otros.
Ha sido un emotivo acto en el que estaban presentes ingenieros de los antiguos y familiares de los ya fallecidos y en el que el director de la escuela, Francisco Rodríguez Rubio ha pedido que la industria ponga más dinero en Sevilla y se contrate con sueldos adecuados a la capacidad que tienen . Hoy, como hace medio siglo, los ingenieros sevillanos siguen siendo excelentes profesionales con una gran formación. Aunque muchos se tengan que marchar para lograr una buena remuneración.