ARTE
Los últimos meses de la vida de Mariano Bellver
El mecenas, después de quince años de espera, comentó a sus allegados que si el 12 de octubre no se abría el museo rompería el acuerdo municipal. Espadas lo aceleró todo para que no ocurriera
![Mariano Bellver junto a Isabel de León en la Academia de Bellas Artes](https://s1.abcstatics.com/media/sevilla/2018/11/24/s/bellver-isabel-leon-kqTD--1248x698@abc.jpg)
Mariano Bellver sabía que se estaba muriendo y lo comentó hace dos meses a sus familiares y amigos más próximos. El cáncer que fue minando lentamente su salud y se apoderó de gran parte de su energía durante el último año de su vida le concedió, sin embargo, unas semanas de prórroga y ese tiempo de propina le permitió despedirse de sus seres queridos y recibir el reconocimiento de la ciudad a la que regaló todas sus obras.
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El alcalde de Sevilla, Juan Espadas , alertado por Isabel León, amiga personal del coleccionista y presidenta de la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría , de que el tiempo se acababa, lo aceleró todo para que el pasado 11 de octubre se celebrara el solemne acto de apertura del nuevo museo en la Casa Fabiola, con el que se cerraban agónicamente casi quince años de dimes y diretes, de idas y venidas, de pares y nones, que pusieron a prueba la generosidad y, sobre todo, la paciencia del mecenas bilbaino.
Bilbao, Málaga, Sevilla
¿Por qué Sevilla? Bellver no era sevillano y tuvo buenas ofertas de Bilbao, su ciudad natal, y Málaga , además de otra de un país oriental para acoger su colección, pero se empeñó en que el museo con sus obras se abriera en la capital en la que tuvo éxito profesional, conoció a su mujer y pudo construir desde cero su valiosa colección de arte del siglo XIX.
«Quiero devolverle a la ciudad todo el cariño y el amor que me ha dado», comentaba a sus allegados. Su empecinamiento tuvo finalmente recompensa, pero unos meses antes de la inauguración advirtió de forma tajante que si el 12 de ocubre no estaba inaugurado el museo rompía el convenio con el Ayuntamiento.
Tenía la edad, 92 años, y motivos más que sobrados para hacerlo sin temer a las consecuencias, tras una década y media de largas cambiadas de cinco consejeros de Cultura de la Junta de Andalucía y cuatro delegados municipales. Estaba harto pero el 13 de octubre se mostraba contento y satisfecho. Hubiera preferido el Pabellón Real, pero no hubiera llegado a tiempo de ver terminada su remodelación.
Hombre de gran cultura, las dos pasiones de Bellver eran la enseñanza y el arte , y todo lo que ganó con la primera lo empleó enteramente en lo segundo. Ya muy enfermo, seguía levantándose a las ocho de la mañana para ir al colegio San Juan Bosco , del que era propietario, para velar porque todo estuviera en orden. Le gustaba más la pintura que la escultura y fue su esposa la que le animó a iniciar su colección de Niños Jesús.
Cuando algún amigo le preguntaba de dónde había sacado el dinero para atesorar una colección tan costosa , respondía que no tenía fincas ni casas en la playa y que nunca se iba de vacaciones. Sus viajes estaban relacionados con subastas de arte y su pasión coleccionista. Prestigiosos catedráticos de arte han certificado el valor de la colección en varios libros y catálogos.
No hay que preguntar cuánto le cuesta al año a los ciudadanos de Málaga el museo Thyssen para valorar en su justa medida la generosidad de Bellver , que no pidió nada al Ayuntamiento para ceder su colección salvo un sitio digno que pudiera albergar el mayor número de obras.
La Casa Fabiola , por la que el Ayuntamiento pagó casi cinco millones de euros, fue el destino que finalmente albergó su colección, cuyo valor supera con creces la cuantiosa inversión inmobiliria municipal.