Tribunales

El TSJA confirma la condena a un padre de acogida en Sevilla por intentar abusar de una niña tutelada

La Audiencia de Sevilla le impuso un año y dos meses de cárcel a este varón de 66 años

El TSJA ratifica la condena impuesta por la Audiencia de Sevilla al acusado de abusos, que fue juzgado el pasado mes de febrero Vanessa Gómez

J.D.

La Sección de Apelación Penal de la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha confirmado íntegramente la sentencia de la Audiencia de Sevilla por la que se condena a Juan Francisco E.G. a un año y dos meses de cárcel. Este varón participaba junto a su mujer en un programa de familia colaboradora de la Junta de Andalucía e intentó abusar de la menor tutelada por los Servicios Sociales autonómicos que tenían acogida temporalmente.

La Audiencia de Sevilla y ahora el TSJA centran los hechos en una fecha no posterior a las navidades de 2013 y 2014 . Entonces la víctima tenía doce años. Se encontraba en la casa familiar del acusado, quien junto a su mujer tenía atribuida mediante resolución de 19 de mayo de 2011 por parte del organismo competente de la Junta de Andalucía la condición de familia colaboradora en relación con la citada menor.

Según recuerda el Alto Tribunal andaluz en su sentencia, en la que recoge los hechos probados por le tribunal de Sevilla, la menor se encontraba tutelada por el Servicio de Protección de Menores de la Junta desde el mes de mayo de 2008 y vivía habitualmente desde entonces en el centro de acogimiento residencial de Sevilla.

Desde el año 2011 pasaba gran parte de los fines de semana y vacaciones con el acusado y su familia , siendo visitas voluntarias tanto por parte de la menor como de dicha familia. En este marco de relación cuasi familiar, como describen ambos tribunales, un día indeterminado de aquellas navidades, el acusado, su esposa y la menor llegaron de noche a casa.

«Papá tengo frío»

Ya era tarde y cada uno se dirigió a su dormitorio a acostarse. «Estando en su dormitorio acostada, la niña se sintió inquieta porque había relámpagos y sentía frío , por lo que decidió levantarse e ir al salón para buscar una manta y ver la tele como en otras ocasiones había hecho», describe el fallo del Alto Tribunal andaluz, facilitado opr la oficina el tribunal.

En el salón se encontró al acusado recostado en el sofá, la tele encendida y no sabía si Juan Francisco estaba dormido o despierto. Pero al acercarse vio que estaba despierto y le dijo «papá tengo frío» y él le contestó «túmbate aquí conmigo», haciéndolo seguidamente la menor.

Según el relato de los hechos probados tras la celebración del juicio el pasado mes de febrero, el acusado la arropó con la manta de la mesa de camilla con la que él también estaba tapado. Acto seguido, comenzó a hacerle cosquillas por la espalda como en otras ocasiones para que se durmiera.

Pero esta vez, « el acusado comenzó a excitarse sexualmente , y en un determinado momento cuando la menor se incorporó, se sacó su miembro virial y le preguntó a la menor si se lo tocaba, cogiéndole la mano para dirigirla hacia su miembro con intención de que lo masturbara, si bien la menor al salir de su sorpresa retiró la mano rápidamente, levantándose y marchándose a su dormitorio».

Si lo contaba podía arruinarle la vida

Sobre esta cuestión giró la decisión del tribunal de primera instancia, cuya decisión ahora ratifica el TSJA. No hubo consumación del delito. La menor, en sus primeras manifestaciones sobre lo sucedido, nunca reveló que llegara a tocar el miembro viril del acusado, algo que no expresó hasta dos años más tarde. A pesar de que la declaración de víctima es vista por el tribunal como creíble y coherente, este extremo lo tachan como un añadido posterior .

Pero los hechos no quedaron en aquella noche. Según los tribunales, el varón entró en el dormitorio de la menor cuando la misma estaba acostada al día siguiente y comenzó a darle besos y acariciarle el pelo. Ella se asustó pensando que iba a pasar lo mismo que la noche anterior. Decidió arrimarse al otro extremo de la cama para retirarse de él, quien le dijo que lo perdonara y le pidió que no le contara a nadie lo sucedido porque le podía arruinar la vida.

Pese a lo ocurrido, la menor siguió acudiendo a visitas con la familia del acusado hasta finales de agosto de 2015. A los responsables del centro donde la niña vivía no les contó nada hasta el 31 de agosto de 2015 con motivo de una riña con otra compañera del centro.

Pese a que la Fiscalía solicitaba para el acusado cinco años de cárcel por un delito de abuso sexual a una menor de trece años, Juan Francisco E.G. fue condenado, primero por la Audiencia y ahora por el TSJA; a un año y dos meses de prisión por un abuso sexual en grado de tentativa y al pago de una indemnización de dos mil euros a la menor, a la que no podrá acercarse durante tres años.

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