LA BARRIADA MÁS POBRE DE ESPAÑA
Tres Barrios-Amate: vivir de la caridad
Un elevado porcentaje de los 25.000 habitantes del triángulo que forman La Candelaria, Los Pajaritos y Madre de Dios sale adelante por las ayudas sociales y religiosas.
![Tres Barrios-Amate: vivir de la caridad](https://s2.abcstatics.com/media/sevilla/2016/05/27/s/sevilla-rutina-tres-barrios--620x349.jpg)
Si en una plaza de abastos se ofertan avíos del puchero por 3 euros, en la peluquería el tinte de pelo, el lavado y la hidratación cuestan 5, la mitad de los puestos están cerrados a cal y canto y los que permanecen abiertos apenas tienen clientela, es que algo pasa en el barrio. El mercado de La Candelaria es, como todos los de su índole, el termómetro de la salud económica de sus vecinos.
Solo hay que darse una vuelta por sus instalaciones para deducir cómo viven y comen los residentes de Tres Barrios-Amate ; transitar junto a las iglesias y Cáritas parroquiales donde los vecinos acuden para pedir comida; ir por la Unidad de Trabajo Social , donde desde las cuatro de la madrugada personas que necesitan alimentos, pagar el agua o la comunidad forman colas para coger uno de los 15 números que dan a la semana; transitar por las calles y plazas malolientes, donde las paredes se caen de la humedad, las aceras crujen y en los alcorques los restos de litronas se arremolinan. O basta con echar un vistazo a los últimos datos oficiales del INE que califican a esta zona y al Polígono Sur como los barrios más pobres de España .
Unas 25.000 personas viven en Tres Barrios-Amate y casi la mitad de la población activa, unas cinco mil, se encuentra sin trabajo desde hace más de 15 años. A partir de ahí es fácil deducir las difíciles condiciones de dependencia, las altas tasas de drogadicción y alcoholismo, el tráfico de estupefacientes, los elevados niveles de delincuencia, la falta de respeto a los espacios públicos, el deterioro de viviendas y calles por abandono, las carencias educativas y culturales, el analfabetismo, la inseguridad, la conflictividad, la débil sociabilidad y alejamiento de las actividades vecinales, sociales y culturales. Más de la mitad de las viviendas tienen menos de 45 metros cuadrados, el 62% está en estado ruinoso y el 93% no tiene ascensor.
A eso hay que sumar que más del 76% de los vecinos carecen de estudios básicos cuando en el resto de Sevilla la media es del 54%, llegando el analfabetismo al 10% en el caso de las mujeres y que en los colegios el absentismo llega al 35%.
Alta tasa de mortalidad
La tasa de mortalidad está entre las más altas de Sevilla por el envejecimiento de la población y la incidencia de enfermedades como el sida, el alcoholismo, la drogodependencia y la tuberculosis es más que alta. Aquí la esperanza de vida es seis años menor que la media de la ciudad .
El tan cacareado Plan Integral sin presupuesto ni cronograma de actuaciones «ni está ni se le espera». Desde 2004 estuvieron mareando a los vecinos con reuniones y más reuniones y comisiones, que no llegaron a nada.
«Las administraciones autonómica y municipal —dice el portavoz de la plataforma vecinal Fernando de Armas— en un ejercicio de irresponsable cinismo y escasa moralidad se culparon entonces una a la otra de este despropósito mientras los vecinos sufrían despiadadamente sus efectos».
Ahora los vecinos de Tres Barrios-Amate tienen puestas ahora sus esperanzas en el nuevo alcalde, el sociaslita Juan Espadas , después de haber oído en plena campaña electoral de boca del entonces candidato que iba a sacar al barrio de la miseria.
Y confían en que la coincidencia de color político entre el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía ayude a resolver los problemas de sus vecinos, aunque tampoco solucionó nada otras veces en que ambos gobiernos recayeron en manos del PSOE. De momento, eso sí, ha contratado a más trabajadores que faltaban en la Unidad de Trabajo Social, hasta que la Junta de Andalucía haga una nueva convocatoria, pero «sigue faltando uno», apostilla De Armas. Aún así, el problema no es si hay más o menos trabajadores sociales que tramiten ayudas. El problema de este barrio es estructural, como el Polígono Sur.
«Yo vivo en una casa de alquiler social —dice una joven madre que no quiere dar su nombre— y cuido a una señora mayor. Tengo un niño y puedo salir adelante pero me quiero ir de aquí. Mi chiquillo no puede ni bajar a la calle a jugar porque todos son peleas y al final tengo que salir yo a emplearme con las madres. Por mucho que una haga el ambiente es el ambiente...».