El traje de flamenca, un negocio que mueve millones de euros
El negocio va al alza pese a la estacionalidad y a que han tenido que bajar los precios
La clausura del Salón Internacional de Moda Flamenca (Simof) supone el pistoletazo de salida de la temporada de ventas de trajes de flamenca , un sector que en Sevilla mueve mucho dinero y genera empleo pero que, hoy por hoy, pese a ser un motor de turismo, sigue sin ser oficialmente cuantificado. Es prácticamente imposible conocer el dato del número de vestidos que se venden cada año en Sevilla con vistas a la Feria, el nivel de facturación o el número de puestos de trabajo que genera ya que el último informe se elaboró hace diez años, antes de la crisis. Pero hay un dato que da una idea: según Simof, la moda flamenca genera más de 120 millones de euros anuales sólo en exportaciones. Y algunas de esas cifras de Simof pueden ilustrar la dimensión de un sector tan reconocido como temporal. El salón internacional, que este año cumplió su 23 edición, fue visitado por más de 65.000 personas y se exhibieron 1.400 trajes de 46 diseñadores en 32 pasarelas profesionales.
Cifras aparte la moda flamenca es un sector que, según la organizadora de Simof, Raquel Revuelta, aporta «cifras mucho más altas de las que tenemos noticias» y supone «una riqueza tremenda» para la industria. Revuelta también confirma que se trata de un sector que va en aumento y que además «es una herramienta magnífica» para «vender nuestra comunidad». Seguramente por eso han pedido a la Agencia Andaluz de Promoción Exterior, Extenda, que haga un informe económico para saber cuáles son las cifras exactas.
Es un mundo que además de ser « seña de identidad», como señalan desde la Junta de Andalucía sigue subiendo en número de exportaciones ya que en la propia agencia pública reconocen que, pese a la crisis, crecen las exportaciones. Japón sigue siendo la principal potencia a la que se exporta.
Sólo hay que hablar con alguno de los empresarios fuertes del traje para hacerse una idea del volumen de negocio. Aires de Feria , que tiene cinco tiendas en Sevilla además de una fábrica, vende cada año unos 4.000 trajes antes de la Feria de Sevilla , según uno de los administradores, Juan Carlos Romero. Prefieren no hablar de facturación aunque la multiplicación no es difícil si se tiene en cuenta que los venden entre 250 y 500 euros de media.Se trata, eso sí, de un negocio de temporada ya que abren las tiendas en enero y las mantienen hasta poco después de la Feria. Tienen 14 empleados habitualmente en las tiendas, pero en abril esa cifra se multiplica por dos. El resto del año, cuando finaliza la temporada, se dedican a la distribución de trajes, normalmente para ferias y romerías de otras ciudades y pueblos andaluces . Desde el Rocío hasta otras fiestas siguen vendiendo en 200 pueblos. El volumen es importante si se tiene en cuenta que, según dicen, el 90 por ciento de las ventas se hacen por encargo.
También son significativas las ventas de Sonibel, la empresa que regentan Isabel María Bizcocho y Sonia Barco y que disponen de dos tiendas, una en la calle Cuna y otra en Coria del Río. Cada año venden entre 260 y 300 trajes a una media de 700 euros cada uno y el año pasado, por ejemplo, facturaron más de 182.000 euros. Bizcocho cuenta que durante la crisis han aumentado las ventas y que cada año tienen más clientas. «La crisis nos ha afectado; de hecho le hemos dados más valor a nuestros trajes porque además los hacemos únicos. No se repiten», afirma una de las socias de Sonibel.
La clave del aumento de ventas puede estar en lo que dice Pilar Vera, una de las diseñadoras punteras y que el pasado año vendió 120 trajes . Vera, muy reconocida en el sector ya que hace trajes exclusivos y con telas de primera calidad, ha sufrido como otros compañeros la crisis y ya está lejos de los 300 trajes que se vendían en otros tiempos. «He tenido clientas muy buenas que a partir de la crisis dejaron de comprarnos». Pero lo tiene claro:la gente no ha dejado de comprar trajes. Cuando ha tenido problemas, ha ido a buscar los más baratos. Recurre a las modistas o a las tiendas. «Hay muchas que acuden a las pasarelas a hacer fotos y luego copian el traje que se lleva» , dice Pilar Vera que recalca que los diseñadores de moda flamenca ofrecen otra cosa distinta, de más calidad, con tejidos exclusivos. «Nosotros no hacemos trajes en serie», afirma la diseñadora que también explica que no se hacen ricos con ello. Su trabajo fuerte es, como el del resto, de enero a abril . Luego hacen pequeñas provisiones para tener en tienda. Ytambién sacan rebajas ya que «hay gente que nunca se hubiera comprado el vestido pero si lo sacas en noviembre de rebajas sí». dice.
Desde Lina, su hija Mila Montero (que lleva el negocio junto a su hermana Rocío) explica que venden unos 150 trajes al año ; Los tienen a un precio de 1.000 euros aunque los hay más baratos por 400 y los más caros por 2.500.Se trata de otra empresa de diseño puntera que tiene una facturación anual que ronda los 300.000 euros y que se sitúa entre las exportadoras. «Tenemos muchas clientas extranjeras», dice Montero cuantificando en un 60 por ciento la mercancía que sale fuera. Montero cree que es un sector que «mueve mucho dinero» aunque hay personas que tienen más beneficios que los diseñadores que están dados de alta y cumplen todos los requisitos legales frente a la economía sumergida. «A nosotros nos hacen cuatro o cinco inspecciones al año», afirma quejándose de que no ocurre lo mismo con otros que trabajan en casa.
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