Tribunales
Un trabajador social del Macarena alertó del «maltrato por omisión» al bebé muerto en El Cerezo
Remitió, tres días después del alta hospitalaria del niño, un informe a los servicios sociales del Ayuntamiento y de la Junta recogiendo la «actitud negligente permanente de los padres en los cuidados del menor»
La Audiencia de Sevilla ha acogido este miércoles la segunda sesión del juicio contra una pareja de jóvenes , que vivían de «okupa» en un piso de la barriada de El Cerezo, por la muerte de su bebé de seis meses en junio de 2017 después de ingresar en el hospital Virgen Macarena muy grave y con signos de desnutrición. En la misma han declarado, entre otros, los pediatras que atendieron al niño, como un trabajador social del centro hospitalario, quien ha asegurado que tres días después de que el menor recibiera el alta hospitalaria el 7 de abril remitió un informe a los servicios sociales del Ayuntamiento, al servicio de protección de menores de la Junta y al centro de salud donde se tenía que continuar con el seguimiento al bebé alertando de la « actitud negligente permanente de los padres en los cuidados» del menor , lo que supone un «maltrato por omisión», según este trabajador social.
La sesión de este miércoles ha comenzado con más de dos horas de retraso porque no se ha presentado a su hora la acusada, R.F.G., la madre del bebé y que se enfrenta a un año y medio de presión por un delito de maltrato y otro de abandono familiar. Tras ser preguntada por la magistrada-presidenta del tribunal del jurado, Mercedes Alaya, la madre ha alegado que «no se encontraba bien de la barriga». La letrada ha tenido que acudir por ella en su propio coche.
Los dos pediatras que atendieron al bebé recién llegado al hospital el día 12 de junio de 2017, la jefa de la Unidad de Neonatos del Virgen Macarena , un trabajador social del centro hospitalario y una testigo de Jehová que acudía a la casa de la pareja para leerles la Biblia han sido los principales testigos que han comparecido este miércoles.
El trabajador social intervino con la familia desde el nacimiento del bebé en diciembre de 2016 hasta su fallecimiento. En una primera evaluación, detectó ciertos riesgos sociales como su juventud o la escasez de apoyo familiar. Dejaron el piso de la hermana de la acusada y se buscaron un piso para vivir de «okupa». De hecho, según ha contado el testigo, «justificaron su ausencia a las clases de entrenamiento a los cuidados del bebé por estar buscando domicilio».
Durante su declaración, el trabajador social ha insistido en algo que ya han dicho otros testigos y es la no asistencia de los padres a las citas médicas o su difícil de localización vía telefónica.
El día 7 de abril este trabajador social elaboró un informe para adjuntarlo al correspondiente al alta hospitalaria en la que se mostraba partidario a que el bebé se fuera con sus padres a casa. «Apreciamos circunstancias de riesgos en la crianza pero proporcionamos alternativas que podrían paliar esas circunstancias», ha afirmado.
No había riesgo inminente
Existía, según ha precisado, un riesgo «moderado» y proponía un seguimiento por el centro de salud, la asistencia comprometida de los padres a las citas médicas y la intervención socioeducativa de los servicios sociales del Ayuntamiento de Sevilla. « No había una situación de desamparo, ni riesgo inminente para el bebé», ha afirmado, al tiempo que ha asegurado que los padres estaban al tanto de todos los riesgos.
Tres días después de ese informe, el trabajador social elaboró una hoja de notificación de detención de maltrato , llamada así oficialmente aunque no ha de recoger en sí mismo una situación de maltrato. Ésta se mandó a los servicios sociales del Ayuntamiento de Sevilla, al servicio de protección de menores de la Junta y al centro de salud.
En ella se recogen indicadores que podían ser constitutivos de «un no buen trato», como que no asumían los roles de progenitores ni de los cuidados básicos, la existencia de una vida caótica en el hogar, la juventud, incluso el consumo de porros. A pregunta de la propia magistrada Mercedes Alaya , el trabajador social ha afirmado que esa hoja se realiza porque, a su juicio, existía «una actitud negligente permanente de los padres en los cuidados del menor. Un maltrato por omisión». Son los indicadores objetivos «observados durante la hospitalización».
El bebé llegó en parada respiratoria y con un hematoma en la parte trasera de la cabeza
El abogado del B.S.R.G., que se enfrenta a la prisión permanente revisable por el asesinato de su bebé, ha preguntado al trabajador social si no fue un error entregar el niño a sus padres teniendo en cuenta su situación y la salud del pequeño. « No fue un grave error , no estoy de acuerdo», ha respodido.
Previamente han declarado los dos pediatras que atendieron al bebé cuando ingresó el 12 de junio 2017 en el hospital . Los padres apuntaron que se había atragantado tomando leche en el biberón, de la que encontraron restos en la nariz y en la boca, pero no en la tráquea. No obstante, los facultativos detectaron que el niño presentaba una encefalohematoma en la cabeza . Lo primero fue estabilizarlo.
Le preguntaron a los padres si el bebé había recibido un golpe . Dijeron que no, pero la madre le preguntó al padre qué había pasado. Él declaró el martes que nunca le había dado un golpe a su hijo.
Tras las pruebas pertinentes detectaron tres fracturas en el cráneo , aunque no significa que hubiese tres traumatismos o golpes, porque un único impacto puede provocar dos fracturas por el efecto de expansión del cerebro. Según un pediatra, el golpe debió ser de cierta intensidad, comparable con una caída desde unos 50 centímetros.
El segundo pediatra que ha despuesto en el juicio ha confirmado que el bebé llegó en parada respiratoria en brazos del padre. Ante la sospecha de un traumatismo no descrito por los padres, se llevó a cabo la prueba de la retina y se vieron hemorragia provocada por «sacudidas bruscas». Se estaba ante los síntomas del síndrome del niño sacudido, según ha asegurado el doctor, que ha precisado que el zarandeo y el golpe en la cabeza indica que el traumatimos tuvo que ser «severo».
Por último, ha declarado, por videoconferencia, una testigo de Jehová que visitaba a la pareja para enseñarle lecciones de la Biblia. Esta mujer ha asegurado que en las siete u ocho ocasiones que visitó el piso ocupado de la pareja, siendo una ocasión dos horas antes de la hora en la que se fija el golpe mortal al bebé, encontraron al niño «bien cuidado y atendido».
Noticias relacionadas