Timos clásicos en los que siguen cayendo los sevillanos

Aunque actualmente están proliferando las estafas a través de Internet y de las Redes Sociales, aún hay delincuentes que siguen llevando a cabo con éxito los timos más clásicos

Las fotocopias de billetes siguen siendo utilizadas como cebo de numerosas estafas ABC

A. MENCOS

El timo de la estampita, los trileros, el tocomocho o el nazareno comparten escenario delictivo con estafas por Internet como el phishing o el pharming. Muchos son desconocidos por los ciudadanos y por eso aún siguen cayendo en las trampas de los astutos delincuentes .

El timo de la estampita , ese que popularizó Lina Morgan en «La tonta del bote» , consiste en que el timador se hace pasar por una persona con alguna deficiencia intelectual, de esta manera, se acerca a la víctima mostrándole una bolsa que aparentemente está llena de billetes. El estafador dice que son estampitas y es en este momento cuando aparece un segundo timador que juega con la avaricia e inocencia de la víctima. Lo convence de comprar la bolsa del «pobre tontito» por una cantidad de dinero muy inferior a la que supuestamente hay en su interior. Una vez materializan la compra, los timadores desaparecen con la excusa de acompañar al tontito al autobús, y el timado se queda con una gran bolsa llena de papeles de periódico.

Caminando por la calle aún pueden encontrarse chiringuitos de trileros que juegan con la ingenuidad de los viandantes. El juego comienza con un individuo que apuesta contra una especie de «crupier» que esconde una bolita debajo de un vaso o a la reina o el rey entre tres cartas bocabajo. Este individuo siempre encuentra la bolita o la carta buscada y por lo tanto gana la apuesta. Es sin duda el gancho del estafador. Cuando el inocente pica en la trampa y comienza a apostar, le dejan ganar la primera manga para que coja confianza y apueste una cantidad importante, y es en este momento cuando la bolita ya no aparece más y el timado pierde todo su dinero .

El timo del nazareno es una estafa a nivel empresarial. El defraudador crea una empresa ficticia a través de la cual comienzan a hacer pedidos de poca entidad a empresas proveedoras y pagando en el acto. Una vez se ganan la confianza del proveedor, realizan un pedido mayor y piden pagarlo a plazos. Una vez se hace efectiva la entrega del material, desparece d ella faz de la tierra sin abonar ningún pago y con toda la mercancía.

El tocomocho recibe su nombre de la pregunta que le hace la víctima al gancho, «¿tocó mucho?» . Este timo comienza cuando una persona aborda a la víctima por la calle con un boleto de lotería supuestamente premiado, pero que no puede cobrar por el motivo que sea. En ese momento el gancho se acerca y casualmente lleva un listado con los premios de la lotería. Es en este momento cuando la víctima dice la frase que da nombre al engaño. Cuando la víctima compra el boleto y va a cobrarlo a la administración de lotería es cuando le dicen que es falso y se da cuenta del timo.

Otro de los timos más comunes es el del falso instalador/revisor/cobrador del gas , agua o lo que sea. Se personan en casa de la víctima con un mono de trabajo y una acreditación de la compañía de luz o agua o gas. Afirman ir a revisar la instalación, inventan una avería, que «arreglan» y cobran por el falso arreglo a los incautos ciudadanos.

Los timos con las tarjetas bancarias

Los cajeros son foco de miles de trucos para afanar el dinero de los inocentes clientes. Uno de los tucos más comunes es el de la silicona en la ranura de los billetes o de la tarjeta. El ladrón bloquea la ranura de salida de billetes con silicona y espera cerca a que se produzcan varios intentos de retirada de efectivo del mismo. Es entonces cuando retira la silicona y con un alambre saca los billetes que han quedado atrapados.

El phishing es uno d ellos fraudes relacionados con las tarjetas de créditos que se produce más habitualmente en la actualidad. Consiste en hacerse con los datos de las tarjetas de créditos de diferentes usuarios a través correos que simulan ser de entidades bancarias. De esta manera consiguen el acceso a las cuentas y hacerse con cientos o miles de euros. En esta línea está el pharming que consiste en hackear sitios web reales para redireccionar las visitas a la propia web del timador y obtener la información para efectuar el robo.

A través de Internet también se producen estafas con falsas ofertas de trabajo que piden un abono previo en concepto de curso de capacitación o similar. También se producen timo en compras de objetos que nunca llegarán al adquisidor o estafas sentimentales en las que se entabla una relación a través de una red social o web de citas y se le pide dinero para pagar el avión para ir a ver a su supuesto enamorado o aduce algún problema de salud a cuyo tratamiento no puede hacer frente económicamente.

Además de todo esto la Policía y la Guardia Civil advierten de tener especial cuidado al realizar compras en línea, en las que se debe recurrir a una red privada de navegación pues las redes WiFi de comercios y bares pueden estar hackeadas.

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