«¿Tiene todos los permisos el Festival de las Naciones?»
Residentes de los aledaños del Prado de San Sebastián quieren verlos antes de que empiece
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Después de veintidós años de celebración ininterrumpida, el Festival de las Naciones vuelve, de nuevo, en septiembre al Prado de San Sebastián a pesar de que el pasado mes de octubre el Ayuntamiento de Sevilla advirtiera de que «tiene que replantearse el formato actual para adecuarlo al espacio, hacer ajustes o buscar alternativas de ubicación».
Se celebró también en contra de la opinión de los vecinos de la zona, que no quieren que esa fiesta se celebre en el emblemático parque.
Las quejas vecinales a lo largo de estos lustros no han impedido que el festival siga su camino y este año además con el apoyo del Ayuntamiento de Sevilla, la Hispalense, la Universidad Pablo de Olavide, la Fundación Cajasol y San Pablo CEU Andalucía. La presentación a la prensa anunciando la cita para el próximo 16 de septiembre y hasta el 1 de noviembre se hizo sin «tener en cuenta la opinión de los residentes», dice el secretario de la asociación de vecinos Jardines de la Buhaira, Julio del Junco , «luego de participación ciudadana nada de nada». A posteriori, la asociación se reunió con el delegado del distrito Sur, Joaquín Castillo y el director del festival, Sergio Frenkel , para expresarle sus temores, dado que el año pasado, tal y como publicó ABC, la fiesta dejó en los jardines del Prado un escenario que era la viva estampa del abandono.
Del Junco fue en representación de su asociación y de la de las comunidades de propietarios de las inmediaciones del Prado y en ese encuentro solicitó documentación de todas las infracciones cometidas el año pasado, los informes y las correspondientes sanciones que se han impuesto porque no «se sabe qué ha pasado con eso».
Además, ha pedido que, antes de que comience el festival, les muestren que tienen todos los permisos y autorizaciones preceptivas de todas las áreas municipales.
«No queremos que haya en el parque ningún tipo de evento —dice Julio del Junco— Nos negamos. Y que quede claro que tampoco puede haber música en espacios abiertos y cerca de zonas residenciales durante los 47 días que dura este festival». Del Junco insiste en que los vecinos reivindican su derecho al descanso y agrega que confían en la mediación del Ayuntamiento de Sevilla para que se garantice y que el Prado no sufra daños ni menoscabo.
«No obstante —sigue— hemos visto en el delegado del distrito Sur, Joaquín Castillo, un nuevo talante que nos ha agradado mucho ». Por otra parte, Del Junco comenta que quiere datos sobre el impacto económico y la contratación laboral de sevillanos que conlleva el festival tal y como dijo su director, Sergio Frenkel, el pasado mes de junio en la presentación de esta edición de septiembre. El Ayuntamiento de Sevilla le comunicó el año pasado a la dirección del festival que «hay que replantearse el formato actual para adecuarlo al espacio, hacer ajustes o buscar alternativas de ubicación» después de las quejas que plantearon los vecinos de la zona.
Del Junco ya dijo entonces que se sentían engañados por el Ayuntamiento, ya que «nos prometieron que no habría más celebraciones como esta y este año, a pesar de que el anterior se clausuró porque no tenía licencia, le premian con la posibilidad de que se instale otra vez en el Prado».
Denunció el oscurantismo del expediente del Festival de las Naciones que quieren consultar sin éxito alguno «porque un año la piden a Medio Ambiente, otro a Fiestas Mayores, otro a Parques y Jardines ...».
Del Junco no pasó por alto la mala imagen estética del festival , con «conexiones eléctricas que en la Feria de Sevilla estarían prohibidas» y se pregunta con qué criterio se dan los permisos y, sobre todo, si hay inspecciones.
Las sucesivas ediciones del Festival de las Naciones, las pistas de hielo, los mercadillos, las carpas, los tenderetes, los chiringuitos, los recitales y los actos públicos en cuya autorización se turnaban Urbanismo, Participación Ciudadana o el Distrito, así como los 9,2 millones de euros enterrados por la pretensión de la Hispalense de hacer allí una biblioteca, han tenido y tienen como escenario los jardines del Prado de San Sebastián.