CRÓNICAS DE UN BARRIO: LA ALAMEDA
«Es surrealista que la Alameda no se declare zona acústicamente saturada»
Los vecinos critican la «permisividad» del Ayuntamiento ante la actividad de algunos bares, que «se saltan a la torera las ordenanzas de horarios de cierre y ruido»
Los vecinos de la Alameda de Hércules tienen todavía muy presente el pasado más reciente de este barrio de la zona norte del Casco Histórico de Sevilla . El que fuera uno de los primeros jardines públicos de Europa (1574) se convirtió en el último tercio del siglo XX en un gueto de prostitución (llegándose a contabilizar hasta 35 prostíbulos) y de menudeo de droga . También albergó una gran bolsa de aparcamiento en superficie, donde eran habituales las peleas entre los gorrillas de entonces, originándose situaciones de violencia como las que actualmente se producen en Bami , Viapol o el Prado en cuanto desaparece la zona azul.
Su radical transformación a como la conocemos hoy se materializó en diciembre de 2008, cuando reabrió sus puertas como bulevar peatonal . Poco a poco, los empresarios empezaron a apostar por este rincón sevillano para ubicar sus negocios de restauración . Sin embargo, ese cambio también ha traído problemas como el ruido , la sucieda d y el botellón . Todo ello, tal y como afirman desde la asociación de vecinos Alameda Norte , «bajo la permisividad del Ayuntamiento».
El ruido es la mayor preocupación para los residentes de la Alameda, que no comprenden cómo esta zona de la capital aún no ha sido declarada acústicamente saturada. «Con toda la actividad que existe, es surrealista que no se haya hecho ya. Desde la calle Calatrava hasta Trajano, la Alameda ha dejado de ser una zona muerta. El barrio se ha revitalizado y eso trae consigo una serie de problemas que antes no existían, y el ruido es uno de ellos».
Suciedad. «Lipasam brilla por su ausencia los fines de semana. El bulevar se cuida, pero no las zonas aledañas»
Para la asociación vecinal, en un mismo día se pueden observar la cara y la cruz de este barrio. «La Alameda de día es magnífica. Un lugar de ocio muy agradable tanto para los sevillanos como para los que nos visitan, con una actividad cultural muy rica. Y hay otra de noche, que es una jungla ». Antonio Vázquez , presidente de la asociación, asegura que el botellón se ha desplazado desde el bulevar a otras plazas y calles de la Alameda - calle Mata , Becas esquina con Lumbreras , Mendigorría y plaza del Pelícano-, algo que, sumado a los locales «reincidentes en saltarse a la torera las ordenanzas de cierre y ruidos», lleva provocando desde hace más de seis años que los vecinos no puedan dormir, derivando esa falta de descanso en graves enfermedades . «El 90 por ciento de los establecimientos cumplen con las normas, pero hay cuatro o cinco clubes que acumulan miles de denuncias por parte de los vecinos, además de sanciones y expedientes administrativos municipales».
Nuria Martín , tesorera de la asociación Alameda Norte, es una de las víctimas de esta situación. «Las ventanas de mi casa dan para la calle Faustino Álvarez , donde está uno de esos locales señalados con una cruz negra, el Kafka . Y ya no es sólo el ruido que genera el propio local, sino el de la concentración de personas en la calle. He contado grupos de hasta cuarenta personas hablando en voz alta. Así es imposible conciliar el sueño . Llamamos a la Policía, pero nos transmiten que hay vacíos legales ante esas concentraciones y que sólo pueden actuar si están bebiendo alcohol en la calle».
Se sienten indefensos, por ello exigen al alcalde, Juan Espadas, que aplique la propuesta que expuso el 22 de octubre de 2014 en el pleno del Ayuntamiento cuando todavía era candidato. En ésta, solicitaba de manera inmediata «las medidas necesarias para garantizar el derecho al descanso». Además, pedía que se procediera «a la revisión de licencias concedidas en los últimos años en zonas acústicamente saturadas», y que « se reforzara la plantilla de la Policía Local y de los inspectores medioambientales y, en su caso, modificar su calendario, para que en horario nocturno y en fines de semana, y de forma ordinaria, poder realizar las inspecciones y comprobaciones necesarias para el cumplimiento de la normativa ambiental y de convivencia». Respecto a esto, Nuria Martín afirma que «no tiene sentido que lleven a cabo inspecciones a las tres de la tarde en bares que no abren hasta las once de la noche, como se hace ahora. Hemos planteado al Ayuntamiento que tienen que elaborar un mapa de ruidos en la Alameda para ver cuál es la situación actual».
Problemas de movilidad
Antonio Vázquez señala que fue un acierto paralizar la construcción del parking subterráneo, «algo que hubiera convertido Lumbreras en otra Baños », no obstante apunta a problemas de movilidad. La falta de plazas de aparcamiento en superficie es uno de ellos. «El Plan Centro estaba mal diseñado, pero al residente hay que asegurarle una zona para aparcar cuando vuelve de trabajar. Por eso, convendría restringir el acceso al Centro en horario no comercial». El segundo inconveniente lo encuentra con las zonas de carga y descarga, para lo que pide la revisión de los horarios y una inspección para ver si se cumplen. Por último, para hacer más accesible el Centro, cree que sería necesario reforzar las líneas de microbuses .
Los veladores, para esta asociación, constituyen otro foco de emisión de ruidos. A juicio de Antonio Vázquez, «es una cuestión que al gobierno municipal se le ha ido de las manos». « La plaza Calderón de la Barca está totalmente tomada y la entrada a la Alameda por Calatrava , otro tanto. El problema es que el gobierno municipal no lo trata como un problema medioambiental sino urbanístico». Luis Gómez , presidente de la asociación de vecinos Alameda, asegura que muchos bares han reducido sus mesas ante las sanciones que les han impuesto, «pero sólo de lunes a viernes hasta el mediodía, que es cuando hay inspectores. Por la noche y los fines de semana, se vuelve a ver todo masificado ».
Para Luis Gómez, la suciedad es otro gran problema en el barrio. «El servicio de Lipasam brilla por su ausencia los sábados y festivos. El botellón genera muchísima suciedad que hasta el lunes no se retira. El bulevar se cuida, pero las calles aledañas no, que quedan repletas de botellas, envases de plástico y las necesidades que la gente hace en la calle».
Ante esto, ambas asociaciones piden una mayor presencia de la Policía Local . «No sólo para erradicar el botellón y el ruido, la calle Feria ha sufrido en mes y medio cuatro atracos de forma continuada, y en algunos dos veces de manera continuada. No hay seguridad, la Policía sólo viene a poner multas». Lo que sí valoran positivamente, es el trabajo que realiza el Grupo Hércules de la Policía Nacional en el control de la indigencia puntos tan conflictivos como la plaza del Pumarejo . «Más allá de eso, un policía local al que acudir porque tengas un problema, no existe», concluyen.