Sevilla

El suelo militar llegó a ocupar el 11,62% del término municipal de Sevilla

El ramo de Defensa ha sido durante gran parte del pasado siglo XX el mayor propietario de terrenos en la capital andaluza

Patio del edificio de la Capitanía General en la Plaza de España Raúl Doblado

Javier Rubio

Cedido, comprado a bajo precio, expropiado con aquietamiento o controversia o incluso donado, el Ministerio de Defensa (desdoblado como del Ejército y del Aire y antes de la Guerra) llegó a detentar la propiedad del 11,62 por ciento del término municipal de Sevilla a mediados del pasado siglo, el momento de mayor apogeo de los suelos militares en la ciudad.

La medición de los terrenos en manos del llamado Ramo de Guerra (saltando por encima de sus sucesivas denominaciones) la ha llevado a cabo el geógrafo y licenciado en Derecho Antonio Martín , quien ha hecho recopilación de estos suelos en el periodo entre 1848 y 1992 en un libro de reciente aparición, «Sevilla. Territorio militar» , editado por Itálica Editorial y la Universidad de Sevilla.

Defensa llegó a ser propietario de 16,6 millones de metros cuadrados en la capital andaluza y de otras 360 hectáreas en Dos Hermanas ( actual base de El Copero ). Para hacerse una idea de la extensión del suelo en manos militares desde los años 50 hasta el inicio de la Transición, la isla de la Cartuja entera tiene una superficie de 4,5 millones de metros cuadrados. Es decir, el suelo en poder del estamento militar era el equivalente a tres islas de la Cartuja o cuatro cascos históricos desde el arco de la Macarena a la Puerta de Jerez y del Arenal a la Puerta de Carmona.

Fue así hasta que en los años 80 comenzó un intenso proceso de enajenación que todavía dura en la que la Gerencia de Infraestructuras de Defensa se desprendió, por ejemplo, de una de las mayores bolsas de suelo en la ciudad como la antigua dehesa de Tablada.

A pesar de que pueden englobarse genéricamente como suelos militares, no todos esos terrenos tenían esa condición en puridad. Antes al contrario, la principal objeción que puede hacérsele a Defensa como principal terrateniente de la ciudad de Sevilla es la falta de uso objetivo que ha dado a buena parte de las grandes bolsas de suelo que ha poseído en la ciudad.

Las tres grandes operaciones de acumulación de predios están localizadas en las afueras de la ciudad: Tablada, en torno al aeródromo de tan brillante papel en la historia de la aeronáutica española; San Pablo, alrededor del aeropuerto, motivado en origen por el punto de amarre de los dirigibles; y Pineda, donde se situaban hasta hace tres décadas (1995 en concreto) los cuarteles de Artillería, Caballería y los hospitales militares. Aun hoy, Defensa sigue reteniendo la propiedad de millones de metros cuadrados.

En 1882, el Ministerio de la Guerra quiso instalar la Capitanía y tres regimientos en la Fábrica de Tabacos

La bolsa más espectacular de suelo en término municipal de Sevilla es la del polígono Aeropuerto , si bien nunca tuvo guarnición ni instalación militar. El autor del libro «Sevilla. Territorio militar» defiende que se trata de un «espacio mestizo, híbrido cuanto menos, en los conceptos básicos de propiedad/uso/gestión». Nació en 1933 en plena Segunda República a través de un procedimiento sui generis: donación «pura y simplemente» de un particular, en este caso Ildefonso Marañón Lavín , terrateniente que llegó a poseer el 10,32% del suelo de Sevilla, con carácter finalista para la construcción de «campo de aviación de primera categoría». El Ministerio del Aire se hizo así, en escritura pública otorgada en 1946, con 2,099 millones de metros cuadrados a los que fue añadiendo suertes de tierra mediante expropiaciones, compras, una cesión y la adjudicación superficial de una vía pecuaria considerada excesiva hasta totalizar 8,5 millones de metros cuadrados a mediados de los años 60.

Hasta 1992, sólo consta una segregación de esa enorme reserva de suelo para una permuta de 98.324 metros con los herederos de Ildefonso Marañón, pero desde finales de los años 90 del pasado siglo, el Ministerio de Defensa ha intervenido como un actor más en el mercado inmobiliario de esa zona.

El libro también se detiene en otras operaciones fallidas que nunca llegaron a materializarse y en 1884, el Ministerio de la Guerra acarició la idea de «la ocupación total de la Fábrica de Tabacos, cuya situación importantísima así lo aconseja» a cambio de todos los cuarteles en el casco histórico a excepción de los del Carmen y la Puerta de la Carne. En la Fábrica de Tabacos se pretendía instalar la Capitanía General y tres cuarteles : dos para artillería montada y uno para infantería. El plan duró nueve meses, porque en noviembre de ese año, se descarta por «falta de condiciones higiénicas y de salubridad para acuartelar tropas».

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