«Las empresas me cierran las puertas porque soy sordo»
El sevillano Ignacio Benítez es uno de los miles de andaluces que tienen discapacidad auditiva y que reclaman su incorporación al mundo laboral
La vida de Ignacio Benítez no ha sido fácil. Cuenta con una discapacidad auditiva desde su nacimiento y con 32 años sólo ha trabajado 515 días. «Durante diez años, las empresas a las que he llamado me han cerrado las puertas porque soy una persona sorda. Necesito tener una vida independiente como cualquier otra persona oyente», explica el joven.
Ignacio es sordo por genética . Desde los seis años tiene un implante coclear, un sistema que transforma las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo. «Gracias al implante tengo una discapacidad del 65 por ciento, si no sería del 90 por ciento», aclara. Fue uno de los primeros niños implantados en Andalucía, recuerda con emoción que todo le asustaba cuando escuchaba diferentes sonidos. Poco a poco con el logopeda comenzó a hablar y hoy cuenta su historia sin necesidad de usar la lengua de signos.
Hoy la educación se suma a la tecnología, hace que un niño pueda hablar, leer y escribir. La clave es el intérprete dentro del aula , que permite estudiar en un colegio ordinario. Esta figura se da en todos los niveles, siempre que el centro sea público: «En los colegios e institutos en los que he estado no he tenido demasiados problemas porque estaba integrado», dice.
Pero en 2004 llegó lo peor para este sevillano. Con 20 años se enfrentó por segunda vez a una operación de implante coclear por diversas infecciones y por primera vez al mercado laboral, «mi gran preocupación vino cuando tuve que buscar trabajo tras recuperarme de la segunda intervención», insiste.
A pesar de las barreras laborales no desistió. Empezó a hacer cursos de formación a través de la Consejería de Empleo y la Federación Andaluza de Personas Sordas y no tuvo su primer contrato laboral hasta 2008, una de las pocas oportunidades que ha tenido en diez años.
En la actualidad, es Técnico Superior de Administración y Finanzas . «Además de aportar mis habilidades como profesional, creo que podría ser una oportunidad para la empresa porque reciben subvenciones y bonificaciones en la Seguridad Social», explica mientras muestra su curriculum.
Oídos sordos
El sector servicios ha sido el que tradicionalmente ha empleado a más personas sordas, pero al estar tan castigado por la crisis ha provocado un drástico descenso en los contratos. «La principal excusa que me ponen es que no puedo atender el teléfono». Hoy en día, con las nuevas tecnologías es posible saltar esta barrera con programas específicos a través de intérpretes.
Cientos de currículum enviados y en la mayoría rechazados por ser sordo, «yo me ahogo. Tengo mucha rabia y estoy cansado de llorar. Los trabajos están adaptados para otras personas que cuentan con alguna discapacidad, pero para las personas sordas no. Por ley y por derecho quiero trabajar », reclama.
No es el caso de su amigo Óscar Moreno de 33 años. Se quedó sordo con tres años. Este sevillano estudió un grado medio sobre electrónica y su único trabajo ha sido como profesor de lengua de signos. Lleva once años en Madrid. «Hace mucho tiempo cuando terminé FP busqué diferentes tipos de trabajos y me di cuenta de que las empresas no están informadas sobre la comunidad sorda y eso crea barreras», explica.
Las tecnologías como solución
Comunicados es un portal nacional de comunicación entre la comunidad sorda y las empresas privadas e instituciones que nació hace un año y medio. Se trata de un call center con un intérprete a tiempo real.
Este sistema le soluciona la vida al más de un millón de personas con discapacidad auditiva en España. «Ofrecemos a las empresas un servicio para que contraten este sistema. Al igual que se instala una rampa o un baño adaptado, se puede contratar este servicio. El problemas es que las empresas no hacen nada por la inclusión», afirma el fundador de Comunicados, Antonio Vega.
El 8 por ciento de la población española cuenta con alguna discapacidad auditiva, según el Instituto Nacional de Estadística. En Andalucía están censadas 39.400 personas con discapacidad sensorial , de las cuales, más de la mitad, 20.700 personas, están inactivas , según los datos del Instituto andaluz de Estadística de 2015.
En el siglo de los avances tecnológicos, el gran desafío de Ignacio y de toda la comunidad sorda es suprimir las barreras de comunicaciones: «es necesario hacer una gran campaña de concienciación en las empresas, en los gobiernos y en la sociedad». La igualdad se construye entre todos.