Gabriel Pérez Alcalá
«El soldado Ryan son hoy las empresas y la inversión que prevé el Gobierno para salvarlas es timorata»
El rector de la Universidad Loyola no cree que Andalucía tenga peor pronóstico que otras zonas de España
Gabriel Pérez Alcalá (Jaén, 1961) es doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Córdoba. Rector de la Universidad Loyola de Andalucía desde 2013, ha sido profesor visitante de Economía en las Universidades de Lüneburg, Passau y Munich (Alemania) y Linz y Viena (Austria). Ex-director de colección y editor de Economía en Cambridge University Press , es miembro de la American Economic Association, de la European Economic Association, de la Sociedad de Economía Mundial y del Deustchen Akademischen Austausdienst (Daad).
¿Cómo lleva el confinamiento?
Lo llevo bien. Aunque estoy trabajando mucho, me considero un privilegiado y no tengo ningún derecho a quejarme. Estoy confinado en una casa en Chiclana que está en medio de un pinar muy bonito.
¿Es optimista sobre el futuro, a pesar de todo lo que está ocurriendo?
Yo digo a menudo que soy de natural optimista y de profesión pesimista. Como analista económico y social, no suelo ser demasiado optimista. Lo que está ocurriendo nos ha demostrado lo frágiles que podemos llegar a ser como individuos y como especie. Un pequeño virus nos ha puesto contra las cuerdas, aunque estoy seguro de que vamos a salir de ésta gracias a la fortaleza que demostraremos como sociedad.
Los periódicos y demás medios de comunicación no solemos dar buenas noticias y ahora necesitamos alguna buena. No sé si me puede dar usted una.
Es curioso que al ser humano parezcan interesarle más las malas noticias que las buenas, aunque hace tiempo salió un periódico que sólo daba buenas noticias. Creo que era Hearst quien decía a sus periodistas que no le trajeran buenas noticias, que eso no vendía. La primavera ya está aquí y eso es una excelente noticia. Pero por contestar a su pregunta, que China y Corea del Sur hayan logrado contener la pandemia es una gran noticia y una esperanza para nosotros. Y es también una buena noticia que estemos luchando todos juntos para proteger la vida de todos.
Las empresas del IBEX 35 están ayudando a luchar contra la pandemia y se han unido para hacer compras con las que aliviar esta emergencia. ¿Es un buen momento para demostrar la llamada «responsabilidad social corporativa»?
Alabo la decisión de estas empresas que cuentan con grandes recursos y los ponen al servicio de todo el país. Yo creo que es un buen momento para demostrar el valor de la solidaridad en nuestra sociedad. Y es un buen momento para que como ciudadanos y como responsables de instituciones y empresas demostremos nuestra responsabilidad y solidaridad con lo que está ocurriendo.
Algunos siguen criticando estas donaciones simplemente porque vienen de multimillonarios como Amancio Ortega. ¿La crisis económica puede agudizar ese resentimiento social hacia los muy ricos y que puede acabar fijando su diana en los que simplemente tienen más que nosotros?
Depende de cómo lo gestionemos. En las situaciones de crisis y grandes emergencias se manifiesta lo peor y lo mejor del ser humano y de las sociedades. El que prevalezca lo peor sobre lo mejor o viceversa depende en buena medida de los responsables políticos, sociales y económicos. Si lo hacen bien, saldremos reforzados y triunfarán los valores que nos unen, mientras que si se hace mal saldremos de esta más desunidos.
¿Los sanitarios que se la están jugando sin las medidas de protección necesarias son el modelo a imitar?
Sin duda, ellos deben ser nuestro primer modelo. También destacaría la labor del Ejército, las fuerzas de seguridad, las personas que trabajan en los supermercados o en la industria esencial y los repartidores. En ellos se están manifestando los mejores valores de nuestra sociedad. La fortaleza se mide en las peores situaciones y ahora es el momento de tener temple.
«Podríamos decir que de lo que haga Europa depende en gran medida la duración de la recesión en España»
¿Hay motivos para esperar que la recesión económica sea corta?
Por cada mes de confinamiento perderemos alrededor de un 2 por ciento del PIB, de modo que sólo en marzo y abril descontarán un 4 por ciento al PIB anual. Calculo que en estos dos meses se perderá entre el 10 y el 12 por ciento del consumo privado del año por el cierre de comercios, industria textil, calzado, muebles, transporte, ocio, restaurante y hostelería. El consumo supone aproximadamente el 60 por ciento del PIB español y la inversión, que supone aproximadamente un 20 por ciento, también se está hundiendo.
¿Las medidas económicas que ha anunciado el Gobierno pueden compensar este retroceso?
Aunque hagamos una inyección pública de un 2 por ciento del PIB, como la que se anuncia, se compensaría solo una parte. Me parece que esta inversión pública directa resulta timorata a la vista de una recesión del 5 por ciento, y echo de menos medidas fiscales, de flexibilidad en el pago de impuestos, especialmente IVA y sociedades. El cierre del primer trimestre de IVA se hará en pocos días y las empresas tienen que hacer frente al pago sin haber tenido apenas ingresos. El panorama no es muy alentador pero hay que ver lo que hace Europa. Necesitamos mucha más artillería y España por sí sola no puede.
De momento, los países del norte se muestran reticentes a mutualizar las inversiones que serán necesarias para superar esta crisis. ¿No le recuerda esto a 2008, cuando estalló la crisis financiera?
No creo que estemos en el mismo caso. En 2008 y 2009 el no a los eurobonos y a mutualizar la deuda fue muy rotundo en los países del norte, pero en 2012 no tuvieron más remedio que cambiar de opinión. Si no aceptaran hacer lo mismo ahora por una emergencia sanitaria, deberían permitirnos, al menos, endeudarnos o una relajación del déficit y de las normas fiscales para salir razonablemente de la recesión. Si no, estaríamos atados de manos en España y la situación es de emergencia. La clave para poder salir de esto pronto es salvar a las empresas. Por hacer el símil con una película bélica, sería como «Salvar al soldado Ryan» y el soldado Ryan son ahora las empresas; si la inversión para salvarlas no es timorata, como dije antes, podríamos salir en unos seis meses o en un tiempo razonable. Podríamos decir que de lo que haga Europa depende en gran medida la duración de la recesión.
¿Sevilla y el resto de Andalucía sufrirán más que el resto de España por su dependencia del turismo y del sector servicios?
No necesariamente. Hay que tener en cuenta que la pandemia está afectando con mucha más intensidad a otras zonas como Madrid y el País Vasco y que está poniendo de relieve la fragilidad de la cadena de suministros del sector industrial. Es cierto que el turismo y el comercio han caído rápidamente pero si sufrimos más que otras regiones el impacto del confinamiento será por nuestra debilidad económica estructural. No creo que tengamos un peor pronóstico que las comunidades más industrializadas o con más servicios.
¿Si el Covid-19 hubiera llegado en otoño, el impacto económico del confinamiento en Sevilla habría sido mucho menor?
Sin duda. La Semana Santa y la Feria representan un porcentaje significativo del PIB de Sevilla. Pero esto no ocurre sólo en la capital sino en toda la provincia con sus ferias; y también con el resto de Andalucía, salvo Cádiz, puesto que la única fiesta que se ha librado del coronavirus han sido la de los carnavales. Insisto en que el impacto inicial va a ser duro pero a medio plazo no tiene por qué serlo más que en otros lugares.
«En España sufrimos un problema de suministro de algo tan simple como mascarillas cuando hemos tenido una potentísima industria textil. Esta crisis pone en cuestión que se pueda externalizar todo y depender de medicamentos o productos de China o la India»
¿China será al final la gran beneficiada de todo esto?
Es pronto para hacer un balance de ganadores y perdedores. Los chinos han salido los primeros de la pandemia y eso es una ventaja, pero no tiene por qué ser decisiva. Más allá de todo esto, esta crisis está poniendo sobre la mesa una reflexión sobre las cadenas de suministros. En Estados Unidos están surgiendo ahora muchas voces que advierten de que no se puede externalizar todo y depender de China o la India, por ejemplo, para fabricar antibióticos y medicamentos. Se está criticando mucho la forma de operar de las empresas farmacéuticas norteamericanas por dejar la producción en manos de otros países. En España estamos sufriendo un problema de suministro de algo tan simple como mascarillas y hemos tenido que acudir a los chinos cuando hemos tenido una potentísima industria textil. También dependemos de la India para conseguir unos medicamentos que se dice que podrían funcionar con el coronavirus.
¿El Covid-19 está desenmascarando la cara menos visible de la deslocalización industrial?
Una de las consecuencias será que se repiense mucho sobre los extremos de la globalización económica. Puede ser una de las cosas buenas que traiga esta crisis. Se ha impuesto ese modelo económico de que todos dependemos de todos pero cuando viene una emergencia queda de manifiesto que las soluciones están partiendo de cada Estado. La OMS no soluciona nada sino los departamentos de Sanidad de cada país. Creo que debería existir un plan de contingencia global para actuar coordinadamente en las pandemias como se hizo con el terrorismo, que ha funcionado, por cierto, bastante bien.
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