Siete de cada diez investigadores volverían a España si hubiera oportunidades laborales

A principios de este año, la Federación de Jóvenes Investigadores (FJI/Precarios) calificaba de «esperpéntica» la situación de la ciencia en Andalucía, dentro de un marco estatal no menos pesimista y revestido de tintes críticos. Los bajos niveles de inversión y los efectos de una «nefasta» tasa de reposición han hecho mella en un sector ya de por sí malherido y al que, en los últimos años, la crisis económica ha dado la puntilla. Todo ello ha ido abocando a un alto número de científicos a emigrar al extranjero en busca de una mejor situación para el desempeño de su actividad.

La variedad de casuísticas existentes dificulta que se puedan disponer de números exactos sobre la cantidad de investigadores españoles que actualmente se hallan fuera porque han tenido que recurrir a esta opción para ejercer su cometido. No obstante, el último informe Innovacef, en su undécima edición, arroja un dato que puede resultar muy significativo. Un 69,5% de científicos españoles encuestados y residentes en el extranjero regresaría a nuestro país si tuviera una oportunidad laboral, mientras que el 45,16% de jóvenes investigadores que trabaja en España se iría al extranjero si encontrase fuera oportunidades laborales. Es más, un 52,8% de los científicos retornados ven posible volver a marcharse si lograsen una oferta en el exterior.

Este informe, realizado por la Universidad a Distancia de Madrid (Udima) y el Centro de Estudios Financieros, se elabora anualmente para conocer los niveles de confianza en los sistemas nacionales de investigación tanto de los jóvenes investigadores que trabajan en nuestro país, como de los científicos retornados a España y de los que se encuentran en el extranjero. Al hilo de sus resultados, el profesor de la Udima Pedro Aceituno, artífice de este estudio, justifica que «las reducidas expectativas de carrera científica» para los jóvenes investigadores y aquellos que han retornado hace que sea «bastante probable» que muchos de ellos terminen partiendo al extranjero.

Junto a la insuficiencia inversora , la endogamia y la burocracia son otros dos de los grandes males de los que adolece la investigación española, denunciados de forma reiterada por los afectados. Así, uno de los portavoces en Sevilla del colectivo «Ciencia con Futuro» ha puesto de manifiesto a ABCla «precariedad laboral» en la que se halla sumida una gran parte de investigadores así como las «escasas» vías para la estabilidad profesional. Es ésta la situación que sufren, por ejemplo, «profesionales que desarrollan una estancia postdoctoral en el extranjero y logran volver a España con contratos de reincorporación, aunque después no son absorbidos por el sistema pese al alto nivel de excelencia que se exige. Hay, pues —dice—, investigadores que han vuelto con contratos Juan de la Cierva o Ramón y Cajal, otros que han sido contratados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y ni siquiera así tienen garantizada una estabilidad».

A nivel andaluz el panorama no es mucho mejor. Dentro de este contexto, «Ciencia con Futuro» alude a un programa de investigación de excelencia «que incorporaba una serie de proyectos que no se convocan desde 2012. El año pasado nos anunciaron que ese programa iba a salir de nuevo durante la pasada primavera, pero no se llevó a efecto».

En la comunidad autónoma, las expectativas están puestas ahora en el Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación (Paidi) 2020 , entre cuyas acciones plantea movilizar 16.700 millones entre fondos públicos y privados y duplicar la inversión anual en innovación hasta el 2% del PIB, contemplando además la incorporación de 7.000 investigadores más al sistema. Entretanto, testimonios como los recabados a continuación hablan por sí solos del talento que se está dejando escapar.