Los sevillanos se oponen a la decisión del Ayuntamiento de reducir los veladores
La nueva ordenanza municipal acabaría con la idiosincrasia de los principales negocios del Casco Histórico
Es viernes, mediodía. Un tiempo primaveral preside la Plaza del Salvador de Sevilla. Los veladores de sus dos principales establecimientos rebosan de clientela. Pedro Díaz , médico intensivista en Utrera, y Antonio Arias , profesor jubilado, acaban de conocerse mientras comparten mesa junto a sus esposas. La conversación de ambos matrimonios discurre entre cerveza y cerveza.
Esta escena probablemente sea irrepetible a partir del próximo mes de noviembre, con la aprobación de la nueva ordenanza que regulará los veladores de la ciudad . Una medida que erradicará la personalidad de sus tabernas más populares, al incluir como criterio de aforo máximo en las terrazas el 50 por ciento del permitido en el interior del local. Un mazazo para locales como « Los Soportales » o « La Ibense », en El Salvador; « Blanco Cerrillo », en José de Velilla; o « El Tremendo » en la calle San Felipe.
Al otrora maestro Antonio Arias no le pillan por sorpresa las preguntas de ABC de Sevilla: «Me parece muy mal. No se puede consentir que se vayan a dar las licencias atendiendo al aforo del local. Un bar como este (Los Soportales), donde caben diez personas, se quedaría en dos mesas. No me parece una medida apropiada para el Casco Histórico de Sevilla ».
«Venir a estos lugares es una tradición para el sevillano . Yo recuerdo haber venido con mi hija, que ahora tiene 35 años , y mientras tomábamos una cerveza, ella correteaba por aquí siendo una niña. Le haría una herida a nuestra idiosincracia», señaló este cliente.
Su reciente nuevo amigo, Pedro Díaz , coincidió en su punto de vista sobre este asunto: « No estoy de acuerdo en que se pongan más veladores , pero no quiero que se quite ni uno. La tradición nuestra de toda la vida es tomarnos una cerveza en El Salvador. Antes lo hacíamos de pie en aquellas mesas redondas y ahora estamos sentados».
Estos lugares son confluencia entre Sevillanos y forasteros , atraídos por su principal reclamo: la cerveza . Es el caso de Eva Montero , una salmantina que quedó maravillada de la ciudad hace años y acabó instalándose de manera permanente. La castellanoleonesa también mostró su disconformidad con esta decisión: «En una ciudad como Sevilla, lo veo fatal, teniendo en cuenta cómo es su clima y su ambiente. Vivimos mucho en la calle y disfrutamos de sus bares . Al igual que ocurre con el turismo que aquí viene».
Mónica Trujillano , también clienta de la zona, señaló que « esta ciudad vive mucho del turismo y de la vivencia en la calle . Esta restricción va a perjudicar a la economía de los pequeños comerciantes. No entendería Sevilla sin sus veladores. Cambiaría hasta la forma de ver el sol».
La situación es inversa a doscientos metros de este enclave: veladores vacíos. Los negocios de las calles Coronel Polavieja y Albareda basan su clientela en el turismo. La crisis generada por el coronavirus les ha quitado «en torno a un 70 por ciento de los consumidores habituales», según Francisco Portillo , propietario de las bodegas Góngora .
Su octogenario negocio tiene casi el mismo número de plazas para comensales en el exterior. Sus mesas llegan a la confluencia con la calle Tetuán . Francisco asegura que ellos jamás han infringido las licencias que tienen concedidas para mesas, sillas y sombrillas: «Siempre hemos ido de la mano de la ley. Y me parece bien que sean duros con quien no cumple con las normas ».
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