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Misión en Tres Barrios

Sevilla toca en Los Pajaritos las llagas del Señor

El Gran Poder llevó a una multitud a la ciudad olvidada superando las barreras físicas y rompiendo estereotipos

Vecinos de Los Pajaritos ven pasar al Gran Poder por su casa J. M. Serrano
Javier Macías

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En la piel oscura de ese hombre asomado discretamente a una pequeña ventana de la calle Alondra estaba la carne del Gran Poder . El traje humilde de aquel otro vecino que bajó a su portal de Navío Argos era la túnica ... lisa y arrugada tras diez horas de camino del Señor. Bajo la suela gastada de Villanueva estaban los pies cansados del Dios de toda Sevilla, el que se cruzó la ciudad de punta a punta como puente hacia el olvido. Allí, más allá de la frontera intangible del Tamarguillo , el pueblo tocó las llagas en carne viva del Señor. La crónica la escribió el profeta Isaías : «Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo y cantará la lengua del mudo, porque han brotado aguas en el desierto y corrientes en la estepa». La señora invidente que palpó las andas mientras se elevaban en la calle Juan de Mesa vio verdaderamente a Cristo. Ante él llevaron a los paralíticos, que lo esperaban en la primera fila en cada calle desde que salió cuando aún volaban los vencejos del amanecer y hasta que se recogió cuando el sol se puso por el poniente de la barriada de la Candelaria . Allí estaban los descartados de los descartados, que fueron a los que pusieron bajo su mirada.

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