Sevilla, el año que termina
El año que termina ha sido el del noventa cumpleaños de ABC de Sevilla , lo que nos ha permitido reflexionar desde distintas perspectivas sobre nuestro pasado, presente y futuro, siempre tan ligado a la ciudad como capital de Andalucía . De la crisis de aquella urbe que celebró la Exposición Iberoamericana de espaldas a la recesión económica que azotaba el mundo en 1929 hemos pasado tras no pocos avatares a esta ciudad tan distinta de ahora.
En 2019, el año de las marcas históricas del turismo que desborda la metrópolis hispalense, también lo ha vivido Sevilla de espaldas a los acontecimientos económicos y políticos que amenazan la integridad de España como nación y la democracia representativa que nos ha permitido convivir en libertad y con prosperidad desde 1978.
Parece nuestro sino: vivir en el lado opuesto a la realidad. Tan es así que en 2019, tras 38 años de gobiernos socialistas ininterrumpidos , la comunidad andaluza ha estrenado un gobierno de centro derecha y Sevilla, aunque haya reeditado el mandato del socialista Juan Espadas , se ha situado como rompeolas de una España a la que los independentistas y los radicales han hecho zozobrar por la debilidad de un gobierno tan débil como incapaz.
Y aquí seguimos, ajenos a los oscuros presagios de los analistas que aventuran una ralentización económica tan contundente como para alejar las esperanzas de escapar a la maldición del desempleo . El sector servicios, principalmente el turismo, se ha convertido en el gran activo económico de la urbe. Tantos son los nuevos visitantes y los recién estrenados usuarios del aeropuerto que hemos batido consecutivamente varios registros históricos.
Pero es precisamente este éxito desbordante el que amenaza con alterar la identidad de la ciudad. Algunos dicen que nos han secuestrado Sevilla, en especial sus zonas más nobles e históricas. En este caso tan grave como puntual no vivimos en una realidad paralela. Son muchas las grandes capitales del mundo que viven fenómenos parecidos. Sin embargo, a diferencia de esas ciudades españolas y europeas Sevilla apenas crece en los servicios que demanda nuestra nueva condición, básicamente en las infraestructuras y los transportes. Nunca se había hablado tanto de movilidad en una ciudad donde ni siquiera hemos sido capaces de completar las dos rondas de circunvalación de las que llevamos décadas hablando.
La peculiaridad tan sevillana de alargar las fechas de terminación de las obras y proyectos no es una de las singularidades amenazadas de la ciudad. Como tampoco parece fácil, y menos a corto plazo, que el sector secundario, la industria, recupere el terreno perdido en su participación en el PIB global de la provincia .
El talento de las nuevas generaciones, vinculado a la aplicación de la tecnología de la sociedad de la información, es otra de las constantes que mantenemos. Por desgracia, con la globalización hemos generado ante la falta de ofertas de trabajo cualificado, una nueva emigración de los jóvenes más preparados , justo los llamados a impulsar el desarrollo económico de la ciudad. Con todo hay mucho talento autóctono o de importación que se queda. Es nuestra gran esperanza. Obrar un cambio de mentalidad que, sin necesidad de dar la espalda a la realidad global del mundo, como ha pasado en ocasiones precedentes, haga posible que nosotros mismos construyamos nuestro futuro.
Seguro que ABC de Sevilla, ya sea en su formato de papel o digital, seguirá ahí para contarlo.