Sevilla
La tensión crece en Huévar tras el escándalo de la compra de votos con gritos entre vecinos y destrozos
El pasado fin de semana la alcaldesa denunció que habían forzado la cerradura del Ayuntamiento. Ayer alguien destrozó los coches de Policía
La maraña de cámaras de televisión que llegó a Huévar del Aljarafe el día después de la noticia de la compra de votos que publicó ABC fue un espejismo. Tras el foco mediático que provocó el escándalo, ha llegado el frío al pueblo. La alcaldesa, María Eugenia Romero , fue protagonista durante varios días de un revuelo que puso al PSOE contra las cuerdas. Los manuscritos atribuidos al primer teniente de alcalde saliente, el socialista Francisco Martín González, habían desvelado un secreto a voces en muchos municipios andaluces: el uso de la oferta pública de empleo por parte de los gobiernos para asegurarse el triunfo en las urnas. Unos meses antes de cada cita electoral se multiplicaban los barrenderos y peones eventuales . Un clásico. Pero esta vez había papeles. Un registro puerta a puerta de cada vecino, de sus afinidades políticas, de sus necesidades laborales… Y un recuento de los votos que el partido tenía amarrados en cada casa.
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Durante los días en los que la noticia tuvo su máxima repercusión, en el pueblo se percibían dos facciones: los que repetían la frase «esto ha sido así de toda la vida» y los que sencillamente callaban. Y en mitad de estas dos formas de acoger el escándalo, también había algunas voces que ya vaticinaban lo que pasaría en cuanto las cámaras se marcharan: «Que tengan cuidado con lo que dicen del pueblo» . El presagio se está cumpliendo y sirve para revelar otra realidad que durante décadas ha sido presa de una profunda «omertá». La compra de votos no sólo afecta a los compradores, sino a los comprados . La información compromete a muchos vecinos que en un pueblo de apenas 3.000 habitantes están señalados. Allí todos se conocen . Todos saben quién es quién. Y no hay que olvidar que el PP ganó las elecciones del pasado mes de mayo por apenas 16 votos de diferencia sobre el PSOE. De hecho, ambos partidos empataron a cinco concejales, mientras que Adelante sacó uno. Esto quiere decir que el pueblo está partido por la mitad. Unos celebran la denuncia de la alcaldesa y otros la acusan de traidora . En los bares hay discusiones a voz en grito. Por las calles, algunas miradas son navajas.
El pueblo está dividido en dos porque el PP ganó por sólo 16 votos de diferencia al PSOE
En este contexto, el pasado fin de semana María Eugenia Moreno denunció que la cerradura del Ayuntamiento había sido forzada el domingo día 20. Según su relato ante la Guardia Civil de Pilas, un operario municipal descubrió que la puerta estaba abierta fuera del horario habitual y avisó a la alcaldesa. Pasaban unos minutos de las ocho de la tarde de un domingo. Moreno arregló personalmente la cerradura, que ella misma había ordenado cambiar el día de su toma de posesión de forma sorpresiva para evitar que los concejales socialistas se llevaran los papeles que la famosa máquina trituradora no había podido destruir porque su motor se había gripado de tanta actividad en los días previos. Dos días antes de este suceso, la alcaldesa había llevado todos estos documentos hallados en el despacho del ex teniente de alcalde a la Fiscalía, que inmediatamente abrió diligencias por posibles delitos de fraude electoral y malversación de caudales públicos . Y había anunciado que había más papeles que tenía que estudiar antes de trasladarlos a la autoridad judicial. Pero la realidad es que quien forzara la cerradura no se llevó nada del Ayuntamiento. Dentro estaba todo intacto. ¿ Un simple acto vandálico sin relación con el escándalo de la compra de votos? ¿Un aviso a la alcaldesa? ¿Una mera llamada de atención para atraer de nuevo el foco mediático?
La respuesta puede estar en el suceso de la madrugada de ayer. Al amanecer, dos coches de la Policía Local de Huévar que estaban estacionados en la plaza del Ayuntamiento aparecieron con todos sus cristales reventados . Las lunas traseras y delanteras y las ventanillas. Las imágenes de los vehículos invitan a pensar que quien los atacó actuó con una garrota o martillo porque los cristales estaban hechos añicos sobre los asientos y las lunas presentaban grandes agujeros en la zona central.
María Eugenia Moreno publicó en su perfil de las redes sociales varias fotografías de los daños ocasionados a los coches policiales con este mensaje: «Estos son los buenos días desde #Huévar, los dos coches de policía destrozados». Nunca antes en este municipio había ocurrido algo así . Algunos aseguraban ayer en el pueblo que el autor era un enfermo mental y que esto no guarda relación con la polémica. Oficialmente, no está confirmado. Pero son demasiados hechos extraños apenas unos días después de la denuncia de la compra de votos. Es decir, los acontecimientos posteriores al hallazgo y las tensiones que estas semanas se están viviendo en el municipio prueban que este caso no sólo afecta al PSOE, sino a la convivencia de los vecinos tras 36 años de gobierno de un mismo partido. El «Plan 1.000» que no se tragó la trituradora es una radiografía antropológica del miedo andaluz.