Sevilla de la «In Vía Serpentina» al robo del agua

Se cree que fue Lorenzo Coster quién trae la imprenta a España y de 1450 se tiene constancia de algunas páginas impresas sin definir que su elaboración se realizara en la capital hispalense

José Manuel García Bautista

La imprenta fue el invento de Gutenberg que revolucionó la letras y la cultura; desde su invención ya la labor de copiar los libros a manos y casi que existieran pocas copias de la principales obras ya no suponía un problema pues la imprenta solucionaba esa carencia con la creación «en serie» de textos.

Sevilla de la «In Vía Serpentina» al robo del agua

Se cree que fue Lorenzo Coster quién trae la imprenta a España y de 1450 se tiene constancia de algunas páginas impresas sin definir que su elaboración se realizara en la capital hispalense.

En 1477 se tiene constancia del primer libro realizado en Sevilla, fue en los talleres ambulantes de los «compañeros alemanes» y la obra era el «Repertorium» de Alfonso Díaz de Montalvo. A ellos se debe el oficio de impresores en la ciudad.

La primera imprenta en Sevilla fue la de Jacomen Cromberger en la, hoy, calle Pajaritos , antaño calle de la Imprenta o del Imprimidor. De la época destacan en este oficio Pablo de Colonia, Juan Pegnitzer, Magnus y Thomas; Pedro Braun, Juan Gentil, Meinardo Ungut y Estanislao Polono.

Entre 1550 y 1558 destacan Martín Montesdoca y Fernando Díaz siendo la «zona de impresores» la calle Pajaritos, Génova, Laraña (calle de la Plata) y, en parte, Sierpes, exportando gran parte de su producción a América.

Como sello o rúbrica de los libros realizados en Sevilla figuraba una frase en latín que decía: «In Vía Serpentina» y la industria de las estampas y los naipes en la ciudad pertenecían aun francés llamado Pierre Papin tal y como recoge Miguel de Cervantes, corría la segunda mitad del siglo XVI.

Cuando en Sevilla se robaba el agua

En el siglo XVI se comienza a notar, en la ciudad de Sevilla, una disminución en el caudal de agua que llevaba los Caños de Carmona , aquello parecía un misterio son explicación hasta que los alguaciles municipales se pusieron a investigar el extraño caso del robo del agua sevillana.

Se descubrió que a su paso por diferentes campos de Alcalá de Guadaira los campesinos habían realizado sangrías para dedicarlos al riego de sus cultivos. La primera medida que se tomó fue cegar tales sangrías y se destina una partida económica de miles de reales para evitar el daño causado. El Maestro Mayor, el Maestro Oviedo, introduce una tubería en lo que es la conducción de agua y se tapan las sangrías evitando, con tal medida, un dispendio económico.

Hechos singulares y picaresca, la eterna Historia de Sevilla y su gente.

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