El rincón de.... Toi Junco Vallejo

«Sevilla es más fotogénica que Ava Gardner. Es una caja de colores»

Persigue las sombras más que la luz. Porque sostiene que la belleza es el instante. Y sostiene que la fotografía es una historia.

Antonio del Junco Marga Peñacoba

Félix Machuca

La primera que usted nos contó fue muy alegre y familiar. Su primera fotografía. ¿Nos la recuerda?

Fue una reunión familiar donde yo percibía una maravillosa alegría y quise fijarla. Porque tuve la premonición de que sería fugaz. Fui a casa de mi tía, le pedí su Voiglander y capté ese momento tan feliz para siempre.

¿Y en sus fotos usted busca más la luz de la felicidad o los marrones de la vida?

Busco fijar la vida tal y como es para que nos despierte la nostalgia de los paraísos que perdemos.

Don Jesús Martín Cartaya es un cronista descomunal de la Sevilla del XX y principios del XXI. Sus fotos son el libro abierto de nuestra historia inmediata.

Don Jesús es un ser entrañable, que ha tenido la virtud de estar en los momentos claves de Sevilla durante más de 50 años. Es un cronista imprescindible de nuestra historia local.

Usted, en cambio, cuenta historias más íntimas y personales. Como si la estética fuera lo más trascendente de su discurso.

Mi fotografía tiene dos vertientes: la estética y la emocional. La estética porque Sevilla es muy fotogénica y adora a la cámara. Y emocionalmente intento con mis fotos contar historias reales o imaginadas.

Usted vive a las afueras de la ciudad, donde la Naturaleza se reivindica y la fotografía se hace una lección de vida. ¿Qué aprende de una higuera?

Como el sol atraviesa sus hojas y como lentamente alcanza su objetivo natural: dar sus frutos. Los jardines son lentos. Que es exactamente el ritmo que tiene que tener.

Pero no seamos parciales. Hay fotos de monjas en sus conventos desvencijados que son denuncias completas. ¿Se lleva bien con las monjas?

Es muy fácil llevarse bien. Son criaturas entrañables, felices y alegres. Lo que me ha sorprendido de las monjas en Sevilla es su perpetua alegría.

Qué simpleza eso de creer que las monjas son simples…

Es de un desconocimiento absoluto. Las monjas son personas que han elegido el camino más difícil para ser sin ser ellas.

Antes de ser libre usted tuvo en los noventa un estudio donde hacía retratos. Algunas señoras eran mucho menos humildes que las monjas y le protestaban.

Yo soy fotógrafo, pero no hago milagros. El arte se supone que mejora la realidad. La gente siempre espera que tu los saque tal y como ellos sueñan ser. Pero los sacaba como eran. Y las señoras se quejaban de que nos las mejoraba y querían que las sacara como Marilyn Monroe.

Cada foto tiene que contar una historia. ¿Qué nos contaba esa instanánea que colgó usted en Facebook de una chica vestida de flamenca en lo alto de una bicicleta hablando por el móvil finalizando la Feria?

Es una foto técnicamente horrible. Salió desenfocada y movida. Pero tiene la fuerza de la sonrisa y la alegría de esa chica, que venía de la Feria, charlando alegremente con alguien. Y esa es la historia que yo quería contar.

¿La foto de usted abrazado a un tigre de peluche que le hizo su señora qué historia nos cuenta?

Ese tigre lo tenemos desde que nació mi primera hija. Todos mis hijos han jugado con ese peluche. Yo lo acariciaba en mi propia ensoñación. Me daba la luz del amanecer. Mi mujer la vio y captó la nostalgia por mis hijos.

Dicen que Sevilla es más fotogénica que Ava Gardner…

Es verdad. Es fotogénica e infinita. Tiene muchísimos matices. Es como si fuera una caja de lápices de colores.

Pero usted sostiene que los mejores atardeceres se dan en Cádiz, que nosotros no tenemos atardeceres. ¿Qué tenemos?

Sombras y la luz que surge de esas sombras. Tenemos calles iluminadas que cambian en pocos minutos su tonalidad. Y tenemos el palimpsesto de nuestra historia. En pocos metros se concentran lo que fuimos y lo que somos.

¿Tan extraordinario es el azul de nuestro cielo?

Es único, especial. La gente de fuera se queda mirando al cielo y se sorprende y me pregunta cómo es que tenemos ese cielo tan grande, que se ve más amplio que en otros sitios. Nuestro cielo es el azul cyam.

Pero le he oído quejarse muchas veces de la impotencia de nos ser ubicuo y poder reflejar la luz de Sevilla a la misma hora en distintos lugares…

Sobre todo cuando tengo el encargo de un libro y salgo a Sevilla a hacer fotos y, por ejemplo, estoy en el puente Triana y sé que me estoy perdiendo la luz que hay en ese momento en el Parque.

¿Qué historia fotografiada no ha contado aún?

Que Sevilla supere la tiranía del barroco.

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