Sevilla

Las carreras ilegales resisten en La Cartuja a pesar de la presión policial

Un reportaje elaborado por la Escuela de Reporteros de Andalucía pone en evidencia cómo siguen celebrándose estos peligrosos eventos

Carreras ilegales en La Cartuja ABC

Silvia Tubio

Las carreras ilegales en la zona de La Cartuja son una práctica que perdura a pesar de la presión de los cuerpos de seguridad. De manera periódica, la Policía Local realiza actuaciones en la zona, que consisten en identificaciones masivas de conductores y la denuncia de las irregularidades en materia de seguridad vial que cazan en ese momento. Pero esas operaciones no están surtiendo efecto porque estas competiciones clandestinas se siguen celebrando.

Un equipo de la Escuela de Reporteros de Andalucía grabó una de estas competiciones el pasado 26 de febrero en La Cartuja. La pieza periodística deja constancia de cómo estos eventos, que se organizan los miércoles, se convocan a través de redes sociales y tienen un público fiel. Los asistentes que aceptan hablar delante de la cámara niegan que existan carreras. Hablan de exhibiciones de coche s para los amantes del motor.

Esa versión la contradicen los vídeos grabados por la Policía y esta pieza de la Escuela de Reporteros de Andalucía . En ella se ve claramente cómo la conducción de los conductores se vuelve más agresiva justo cuando los vehículos de la Policía abandonan la zona. Acelerones, giros bruscos y un tipo de circulación arriesgada que entraña peligros no sólo para los propios ocupantes de los coches sino también para el público, entre los que hay menores de edad.

En la primavera de 2018, la Policía Local decidió declararle la guerra a estas convocatorias, que suelen organizarse en la glorieta que da acceso a Ingeniero la Cierva , en un extremo de la Isla de la Cartuja. Los operativos se fueron sucediendo uno detrás de otro pero no han conseguido disuadir a los amantes de estos eventos ilegales.

La Policía Local le declaró la guerra a estas concentraciones en 2018 pero no las ha erradicado

Estos dispositivos de control se les encomendó a la Unidad de Intervención Nocturna (UIN), los cuales suelen irrumpir en el evento después de grabar las carreras y cerrar las posibles vías de escapatoria. El balance de estas actuaciones suele rondar el centenar de personas identificados y vehículos controlados. También se somete a los conductores a las pruebas de alcoholemia y los agentes han detectado algún positivo.

Fuentes policiales han admitido en anteriores ocasiones a ABC que la persecución de estas carreras ilegales no es tarea fácil porque al final no hay repercusiones legales de calado para las personas que participan en ellas. La conducción temeraria tipificada como delito debe conllevar un claro riesgo para la circulación. Estas exhibiciones o carreras se ejecutan en espacios y a horas en las que los organizadores se aseguran que van a estar solos. Si bien, esto no significa que no haya peligro alguno. La Policía ha recabado en los operativos cómo los coches derrapan a gran velocidad y a escasa distancia del público, por citar un ejemplo.

El trágico precedente de 2004

En Sevilla hay un precedente de cómo estas competiciones pueden acabar de manera trágica. Un niño de 9 años murió arrollado por un coche en la antigua pista de aterrizaje de Tablada en 2004. La víctima había acudido con un tío suyo y dos primas a presenciar exhibiciones de minimotos. En la zona se estaba celebrando, como muchos otros días festivos, una carrera ilegal en la que participaban entre diez y doce coches que llegaron a circular a velocidades superiores a los 200 kilómetros por hora.

Tres de esos coches colisionaron y uno, por la fuerza del impacto, acabó arrollando al menor. Tres jóvenes conductores fueron procesados pero no llegaron a sentarse en el banquillo de los acusados porque aceptaron una pena de dos años de cárcel. El juez de lo Penal acordó la suspensión del ingreso en prisión por tratarse de acusados sin antecedentes. Además, el magistrado cuestionó el papel de los familiares del menor, que permitieron que el niño estuviera en un evento de tanto riesgo. «En el caso de autos, pese a que existe una imprudencia en los reos cuya entidad resulta evidente, no es lógico, como se comentó en el acto del juicio, que el menor tristemente fallecido estuviera en el lugar de los hechos contemplando una carrera de coches ilegal, cuya peligrosidad era evidente para los adultos al cuidado del menor fallecido y que tuvieron que retirarle del lugar nada más hacerse patente lo que iba a ocurrir», sentenció hace casi doce años un juez, señalando la imprudencia de aquellos que permiten que los niños asistan a estas carreras ilegales.

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