Sevilla arriba a Stuttgart a bordo del trenecito del 29
La promoción turística de la ciudad en la capital del land Baden-Wurtemberg aprovecha la locomotora «Santa María», que recorría la Exposición Iberoamericana hace 87 años
Fue el reclamo de la Exposición Iberoamericana y ahora se ha convertido en atractivo de la ciudad en Alemania al cabo de 87 años. Sevilla ha basado su estrategia de promoción turística en el tren Liliput que recorría el recinto del certamen de 1929 en Stuttgart, capital del estado federado de Baden-Wurtemberg, en la Selva Negra alemana.
El parque Killesberg de Stuttgart acogió el domingo una simpática presentación del destino turístico hispalense a bordo de la locomotora «Santa María» , una de las cuatro máquinas de tracción de los convoyes que recorrían la Exposición Iberoamericana de 1929 y que pervive en el parque a las afueras de la ciudad de Stuttgart (sede de Porsche y Mercedes-Benz, por ejemplo) gracias al empeño de un coleccionista privado.
La acción promocional correspondió al Consorcio de Turismo de Sevilla, en colaboración con la Oficina Española de Turismo en Munich, ante el refuerzo de conexiones aéreas entre el aeropuerto de San Pablo y las ciudades alemanas de Fráncfort del Meno (Hesse) y Munich (Baviera) y el estreno para otoño de otro vuelo con Berlín , así como la próxima inauguración de un vuelo con la suiza de Zurich.
La locomotora «Santa María», como sus compañeras «Niña» y «Pinta», formaba parte de los convoyes adquiridos en Colonia (Renania) a la casa Krauss de Múnich en 1928 para la exposición sevillana. El pedido inicial incluía las tres locomotoras y treinta vagones como material rodante, pero iniciado ya el certamen y en vista del éxito popular de la atracción, se compró una cuarta composición bautizada como «Sevilla».
El material motor era gemelo de tres locomotoras fabricadas para el parque de atracciones del Prater vienés en 1928. Podía alcanzar una velocidad de 30 kilómetros por hora y el recorrido por la exposición hispalense incluía seis estaciones a lo largo de los más de cinco kilómetros de vías de un único sentido tendidas a través del parque de María Luisa. Pasaba incluso por debajo del monte Gurugú, para lo que se practicó la abertura aún existente.
La atracción fue un auténtico éxito: más de medio millón de personas subieron a bordo de sus vagones durante el tiempo en que estuvo funcionando y todavía entró en servicio en 1930 y en 1932 en ocasiones extraordinarias. Luego, el Ayuntamiento subastó el material como chatarra.
El tren Liliput de la Exposición Iberoamericana reapareció en los años 60: la locomotora «Niña» se instaló en una vía muerta en el parque infantil de tráfico Blancanieves en la avenida de la Borbolla y sus compañeras de serie, la «Santa María», la «Pinta» y la «Sevilla», fueron vendidas al peso. La «Niña» la mantiene en uso la Asociación de Amigos del Ferrocarril en el parque del Alamillo y la «Santa María», como el hijo pródigo, estaba perdida y la hemos recuperado.