Expo 92 de Sevilla
¿Sevilla fue alguna vez como Nueva York?
La espectacular inversión trajo una programación irrepetible con el MET neoyorquino, las mejores compañías líricas del mundo y leyendas como Bob Dylan, Roger Waters, Joe Cocker, Tom Waits, Celine Dion o Los Ronaldos
Nunca antes el Metropolitan de Nueva York había salido a Europa con todos sus integrantes, pero en 1992 lo hizo. Sus más de trescientos artistas y técnicos llenaron el Jumbo que los trajo a Sevilla para representar « Un ballo in maschera » («Un baile de máscaras») con Plácido Domingo a la cabeza del cartel.
El tenor madrileño, asesor cultural de la Expo, también dirigió el montaje inaugural, una «Carmen» colosal cantada por Teresa Berganza y José Carreras y que tuvo a Nuria Espert como directora de escena. No fueron los únicos espectáculos de «champions» que convirtieron a Sevilla en la capital lírica del planeta durante los seis meses que duró la muestra. Barenboim, Abbado, Muti y Maazel, los mejores directores del mundo, desfilaron por Sevilla en una sucesión exclusiva de impresionantes montajes («La Traviata»;«Don Giovanni») que firmaron la Scala de Milán, la Staatsoper de Viena, el Covent Garden londinense o el Teatro de la Bastilla de París, que trajo al Maestranza un emocionante «Otello» cuyos ensayos terminaron en tragedia, como la inmortal obra de Shakespeare.
Una plataforma de hierro que formaba parte del escenario se vino abajo el 16 de mayo de 1992 y segó la vida de Annick Josette Luce-Tafferi, una cantante francesa de 39 años, hiriendo también a otras cuarenta personas. Este accidente, del que se responsabilizó enteramente la producción gala, fue el único lunar de una programación sin precedentes e irrepetible que la Exposición Universal regaló a los sevillanos y visitantes.
La oferta cultural de aquellos seis meses alcanzó las 55.000 actuaciones y se extendió a otros registros musicales. Rubén Blades, Youssou N’Dour y Celia Cruz dieron el concierto inaugural en el recinto de la Cartuja y por la celebérrima Plaza Sony desfilaron, entre otros, la entonces casi desconocida Celine Dion , que no llenó el aforo (aún no se había estrenado «Titanic» y la banda sonora que la hizo mundialmente famosa), El Último de la Fila, Joe Cocker, Tom Waits, Gun, Los Ronaldos, Hombres G, Duncan Dhu, Danza Invisible y Alejandro Sanz.
Bob Dylan en Sevilla
El Auditorio de la Cartuja trajo a Andrew Lloyd Webber y el programa Guitar Legends, televisado para todo el mundo, por el que desfilaron Keith Richards, Bob Dylan , último premio Nobel de Literatura, Roger McGee (de The Birds), Roger Waters (de Pink Floyd), Jack Bruce y George Benson , tsentre otros.
En el Pabellón de España actuaron Milton Nascimiento, María Bethania, Toquinho, Tom Jobim y Marisa Monte , entre otros. Los más «heavies» pudieron disfrutar de un concierto acústico de Scorpions en el Pabellón de Alemania y de la presencia de Laurie Anderson en el Teatro Central, que se inauguró el 20 de abril de 1992 con «La gallarda» , de Rafael Alberti, con Ana Belén y Montserrat Caballé . Un joven Manuel Llanes logró traerse a La Fura dels Baus y al Thalia Theater de Hamburgo. El Ballet de Frankfurt y la compañía belga Rosas hicieron las delicias de los amantes de la danza contemporánea, apenas conocida en la ciudad.
José Luis Castro , primer director del Maestranza y entonces director del Lope de Vega, trajo a Sevilla al Dramaten de estocolmo, bajo la dirección de Ingmar Bergman , con su «Peer Gynt», de Ibsen. También desfilaron por el coliseo municipal el Royal National Theatre, la Comedié Francaise, el Piccolo de Milán. Vittorio Gasman estrenó «Ulises y la ballena blanca», con textos de Cela, Pessoa y Whitman.
Azabache, el espectáculo
El espectáculo musical que más espectadores atrajo durante la Expo92 fue, no obstante, «Azabache», el homenaje a la copla española que diseñó y dirigió Gerardo Vera . Más de 108.000 personas fueron al Auditorio de la Cartuja a ver y escuchar a Rocío Jurado, Juanita Reina, Imperio Argentina, Nati Mistral y María Vidal . Nada fue pequeño en ese «megashow», como se le llamó entonces: 540 trajes, 180 mantones, 156 pelucas, 36 peinetas, 220 pares de zapatos, 140 músicos y bailarines, 60 técnicos, que costaron más de 630 millones de las antiguas pesetas, Fue la única producción propia íntegra de la Expo y su estreno tuvo lugar el 5 de junio de 1992. Lo hicieron 35 veces más.
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