PATRIMONIO

El sarcófago del fundador de la Cartuja, de mudanza

La Catedral de Sevilla proyecta la restauración del sepulcro del arzobispo Gonzalo de Mena, que en el siglo XIV también fundó el hospital de la Gracia para personas de raza negra

Sepulcro del arzobispo Gonzalo de Mena JUAN FLORES

M. J. PEREIRA

En la capilla de Santiago de la Catedral de Sevilla se halla el sepulcro del arzobispo Gonzalo de Mena y Roelas , un personaje desconocido para la mayoría de los sevillanos a pesar de la importancia que tuvo en la ciudad, donde fundó la Cartuja de Sevilla en 1400 y el hospital de la Gracia o de los Reyes, cuya finalidad era atender a las personas de raza negra. De hecho, fue hermano mayor y protector de Los Negritos. El sepulcro se encuentra en mal estado, por lo que el Cabildo catedralicio proyecta restaurarlo y, aprovechando la ocasión, trasladarlo desde la pared a la que está adosado hasta el centro de la capilla, recuperando su posición original, según ha podido saber ABC.

El arzobispo era natural de Toledo y murió en el año 1401. Gonzalo de Mena fue un noble, obispo de Calahorra y de Burgos, consejero real y tutor de Enrique III de Castilla, al que aconsejó retornar a la obediencia al Papa de Avignon, Benedicto XIII, el Papa Luna. A lo largo del tiempo, su sarcófago sufrió varios traslados, probablemente traumáticos, que han dejado como testigos una serie de lesiones y transformaciones que se pueden ver con una simple observación ocular. En un principio, el sepulcro estuvo en la Catedral y después se trasladó a la Cartuja en 1594 , donde estuvo hasta la Desamortización de Mendizábal. Regresó a la Catedral alrededor de 1849, donde ha permanecido hasta el momento adosado a un muro que da al patio de los Naranjos bajo un gran ventanal con una vidriera que representa la conversión de San Pablo.

El sepulcro, de estilo gótico, está hecho en alabastro tallado y pulimentado que inicialmente estuvo policromado y dorado. En él aparece el arzobispo vestido de pontifical, con mitra, casulla, túnica, tunicela y báculo, guardando cada una de las esquinas del sepulcro ángeles custodios.

Afectado por filtraciones

Los distintos trazados y localizaciones, con sus variaciones en las condiciones ambientales y agentes atmosféricos, desmontajes, montajes y manipulaciones, han dejado sus huellas en el sepulcro, sin olvidar que el alabastro, un yeso compacto de grano fino, es sensible a la acción del agua . De hecho, parece que las erosiones, desgastes y pérdidas del sepulcro se deben a filtraciones o escorrentías o por humedades, que han provocado roturas, grietas y perdidas sustanciales en todo el conjunto. Las fracturas son especialmente importantes en la tapa.

Además, se han perdido partes de la leyenda, de los ángeles que custodian al arzobispo y del báculo, la mano derecho o la mitra, entre otros. En cuanto a la figura del arzobispo, la mano derecha, realizada en madera , que aún conserva restos de policromía, está insertada en la manga por un vástago del mismo material, faltándole parte de los dedos anular y meñique.

Ahora, el Cabildo catedralicio quiere poner en valor el sepulcro , devolviéndole así la integridad física y estética perdida por las degradación sufrida y las intervenciones parciales realizadas, y recuperando su posición original, en el centro de la capilla. Como la nueva disposición del sepulcro en el centro de la capilla hará inaccesible la entrada a la cripta tal y como está en la actualidad, el Cabildo estudia modificar la entrada, cambiado simplemente el extremo en el que se ubica el acceso.

La nueva ubicación del sepulcro en el centro de la capilla implicará modificar el registro de entrada a un nicho funerario que existe en el pavimento. Para resolver tanto los problemas derivados de la posible existencia de humedades capilares como la regularización del pavimento sin tener que modificarlo, el sepulcro se levantará sobre una pequeña base. El sepulcro ocupará un espacio de 1,4 metros de ancho y 2,9 metros de largo en el centro de la capilla de Santiago.

El trabajo de restauración del sepulcro, el desmontaje de pavimentos y el del cierre de la cripta, así como el traslado tendrán un coste de unos 98.762 euros y una duración de unos cinco meses.

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