PATRIMONIO DE SEVILLA
La Santísima Trinidad repicó en la Cartuja hasta la Expo 92
Zacarías Ditrich, que fundió otras dos campanas de la Giralda, dejó su firma en esta pieza de 1794 ahora descubierta
![La campana, mostrada ayer a los medios, se le ha aplicado en su restauración una capa de parafina](https://s2.abcstatics.com/media/sevilla/2016/02/18/s/campana-monasterio-cartuja-sevilla--620x349.jpg)
Pudo ser su último trabajo en Sevilla. Zacarías (Zacharias) Ditrich fundió en 1793 dos de las campanas de la Catedral : la San Isidoro y la San Juan Evangelista , que invitan a la oración a los parroquianos del oeste y del sur, respectivamente. Hasta ahora, se pensaba que estas monumentales campanas, dispuestas bajo el vigía de la ciudad, habían puesto punto y final al trabajo de este artesano en la Sevilla de finales del siglo XVIII. Pero en su taller de la antigua calle de Los ocho hornos, que en el arrabal de San Bernardo albergaba la factoría del gremio orfebre, el maestro fundidor moldeó el metal de una pieza más: la que guardaría la espadaña de la capilla del monasterio de la Cartuja con la siguiente inscripción: «Zacharias Ditrich nacion aleman en Sevilla a Ô 1794 (cruz de calatrava)».
En las continuas labores de conservación del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), explicó ayer el director del mismo, Juan Antonio Álvarez Reyes , se observó que tanto la espadaña como el yugo que soporta la campana necesitaban una intervención. Hecho por el que se bajó la campana y se aprovechó para limpiarla. Unos trabajos llevados a cabo por el restaurador José Carlos Roldán y por la empresa Joaquín Pérez Díez, S.L. «Una vez vista la campana, el jefe de Conservación me dijo que se trataba de una pieza especialmente interesante ».
La campana. Se fundió en bronce, pesa 28,6 kilos, tiene una altura de 38 centímetros y 36 de diámetro
Pero el interés de esta campana no radica sólo en su autor, también en el relieve que presenta. Juan Bosco , jefe del servicio de Conservación del CAAC, descifró la escena. «Vemos a Jesucristo y, junto a él, una paloma polinizando lirios. Creemos que se trata de una alegoría del triunfo de la Iglesia, no sólo respaldada por Jesucristo y el Espíritu Santo encarnado en la paloma, sino por el propio Dios Padre en forma de rompimiento de Gloria. Si le tuviéramos que poner un nombre sería el de Santísima Trinidad ». Bosco, en este sentido, aclaró que las campanas se nombran según el grabado que existe en el metal. La autoría de este relieve es desconocida, aunque, a juicio del jefe de Conservación, se atribuye a un artista extranjero por lo singular de la obra.
Sin embargo, la Santísima Trinidad, que pesa casi 30 kilos, tuvo un tercer «padre». «No hay que olvidar el componente musical de las campanas. Debemos imaginar que Ditrich tenía un colaborador artístico para los relieves y también un afinador especialista para darle el tono y el timbre que necesitaba para la capilla. En este caso, suena predominantemente en fa ».
Esta campana comenzó a repicar en la capilla de Afuera en 1794. Casi 30 años antes, Ambrosio de Figueroa -hijo menor del maestro de obras del barroco sevillano Leonardo de Figueroa - finalizaba la reconstrucción del templo. Desde entonces, la Santísima Trinidad ha llamado al culto desde la Cartuja. La última vez, apunta Álvarez Reyes, «debió ser durante la inauguración de la Exposición Universal de 1992 , que se hizo precisamente ante la fachada del monasterio. En ese momento, todas las campanas de Sevilla repicaron, y pensamos que ésta también lo hizo por última vez».