Santa Ana de Triana: 750 años de historias, leyendas y patrimonio sacro

La iglesia de planta cristiana más antigua de Sevilla celebra su aniversario reivindicando su lugar entre las joyas de Sevilla

Vista del altar mayor de la iglesia de Santa Ana JUAN FLORES

AURORA FLÓREZ

Santa Ana se levantó cuando la vieja Triana se unía con Sevilla por el puente de barcas, sencillas, efectivas y altas naves sin marineros para que el Guadalquivir no se colara en aquellos cascos del tiempo almohade, que funcionaban de vía de comunicación 77 años antes de que el almirante Bonifaz abriera las aguas para la Reconquista de Fernando III. Su hijo, Alfonso X el Sabio, mandó construir la que es la más antigua iglesia de nueva planta cristiana de Sevilla, en honor y agradecimiento a la madre de la Virgen María, que lo había curado de un literal mal de ojo .

Aún la Giralda estaba vestida de mora y no se coronaba de su Santa Juana, de nombre travestido en Giraldillo , en el tiempo en que la Catedral del arrabal empezó a alzarse al hilo de las mareas y los aires de sal que subían por el río desde Sanlúcar… Sevilla-mar, que siglos después absorberían los vaporcitos entre recios areneros y ásperas sirgas, cigarreras que colonizaron la arquitectura de hierro del nuevo puente o que descendieron por la escalerilla de Tagua para embarcar hacia la universidad del tabaco , y trianeros, siempre trianeros de marca de esta república permanentemente independiente que se configuró como tal conservando hasta en la diáspora su historia, entreverada de leyendas, tonás de gitanos de bronce , cerámica y barro y sus santas mártires alfareras Justa y Rufina, su funesto Castillo de la Inquisición y esta iglesia monumental que este año está cumpliendo siete siglos y medio como corazón del barrio que es guarda y collación de Sevilla.

La ciudad apenas conoce la parroquia de Santa Ana , y aún menos sus anales seculares, sus singularidades y curiosidades o el espectacular patrimonio artístico religioso que conserva y que, ahora, con la oportunidad de la efemérides, se muestra a Sevilla. «Lo que fue, lo que es y lo que será» esta Seo extraordinaria del arrabal único, es en el entrecomillado que corresponde a su párroco, Eugenio Hernández , lo que podrán ver los sevillanos de este templo al que el arzobispo, monseñor Juan José Asenjo , dedicó su carta pastoral «Esplendor y gloria de Triana», con motivo de la concesión, al hilo del aniversario, de un Año Jubilar .

Triana debería comenzar a estar efectivamente a partir de este año en el centro del mapa turístico cultural de Sevilla y aprovechar la magnificencia de Santa Ana , a cuyos pies y por devoción a su titular se celebraba ya en el siglo XIII la romería que fue germen de la Velá que se celebra estos días del Altozano a la calle Betis.

Santa Ana nos habla primero del origen gótico mudéjar marcado en sus cimientos y en la fisonomía medieval de ladrillo y piedra de sus muros, que procuró el arquitecto Rafael Manzano en su restauración de los años setenta; de su enorme pasado renacentista In illo tempore de la Carrera de Indias , con tanta unión con la marinera Triana y con este sacro lugar de despedida de marinos y descubridores, como los expedicionarios que partieron con Magallanes y regresaron con Elcano de circunnavegar por primera vez el Mundo, que se postraron ante la Virgen de la Victoria que hoy ocupa la que fue capilla de Santa Bárbara , propiedad de los artilleros, de este templo, cuajado de pinturas y retablos de los mejores artistas del quinientos; y se nos presenta también barroca por mor de la moda artístico-catequética devenida de Trento y del devastador terremoto de Lisboa de 175 5, tras el que dejó su huella Pedro de Silva, maestro mayor de obras del Arzobispado, que recompuso los daños.

Gloria de arte para Dios

El párroco, insiste en que «Santa Ana no es conocida en Sevilla» y en la necesidad de «poner en valor su patrimonio y darlo a conocer para que la gente lo aprecie y, a la vez, dé el servicio que tienen que tener las obras de arte religiosas, que son para dar gloria a Dios y para ayudar a vivir nuestra fe ».

Por ello, y dentro del hito del 750 aniversario de la parroquia , entre 2015 y este año se han restaurado las capillas del Bautismo y de San Francisco . La primera, de principios del siglo XVII, con bóveda semiesférica con pechinas en las que figuran los emblemas de Castilla y León, y la segunda, del último tercio del XVII, presidida por la tabla de la estigmatización de San Francisco de Asís. También se han adquirido nuevas vitrinas para exhibir los tesoros de orfebrería que alberga la cripta , entre los que destacan los portapaces , uno de ellos actualmente en la exposición «Misericordiae Vultus» de la Catedral, y el otro, anónimo del XIV, en el que están representados Santa Ana, la Virgen y el Niño; o un relicario en plata (siglo XVII), de Santa Úrsula, una de las 11.000 vírgenes martirizadas en Colonia, conteniendo un cráneo; entre valiosísimos acetres, vinajeras, bandejas, crismeras, copones, cálices, custodias y algunas obras de la imaginería. Actualmente se restaura la conocida lauda sepulcral de Íñigo López , primera obra en Sevilla de Niculoso Pisano (1503) , castigada por las patadas de las mocitas que buscaban novio.

Al 80 por ciento

Eugenio Hernández también apunta que las cubiertas, remates cerámicos, terrazas y torre de Santa Ana se consolidaron hace dos años: «la parroquia —dice— está casi en óptimas condiciones , al 80 por ciento de lo deseado. «Lo más importante que queda por hacer es la pintura exterior , para darle uniformidad, e instalar suelo radiante », en vez de la solería de finales del XIX que ahora tiene, «por la humedad».

Otro de los logros de la parroquia ha sido la recuperación del órgano , de dos cajas churriguerescas, al que se han limpiado los tubos y sometido a una consolidación general. De este instrumento barroco, que dará mayor solemnidad a las celebraciones litúrgicas , conserva la parroquia dos partidas de pago a afinadores del año 1629.

En un recorrido por esta joya monumental , tapizada de azulejos que abarcan el tiempo desde el Quinientos, se encuentran maravillas como el retablo mayor, con las quince tablas del más importante pintor del Renacimiento español, Pedro de Campaña ; las pinturas murales de Domingo Martínez en la capilla del Calvario, donde se crucifica el Cristo del Socorro , de papelón, atribuído a Ocampo sobre la conocida como pila de los gitanos; el díptico de la Adoración de los Reyes y las Santas Justas y Rufina del Maestro de Moguer (1515) ; el políptico de Santa Catalina de Hermando de Esturmio, los retablos de las santas alfareras, las capillas de Ánimas, Madre de Dios del Rosario , la Divina Pastora, la de San Joaquín, la Sacramental o el trascoro, presidido por la Virgen de la Rosa (hacia 1525) , una de las más importantes obras de Alejo Fernández .

Estos días, el grupo escultórico de Santa Ana, la Virgen y el Niño (del siglo XIII y modificado en tres imágenes independientes en el siglo XVIII para adaptarlo al gusto Barroco), aparece en un altar efímero ornado con enseres de las hermandades de la Esperanza, la Estrella, la Pastora, San Ildefonso y el Cachorro.

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