El Rincón de...
Rosario Santamaría: «Mi mejor arma contra la adversidad es la pelea, la lucha. No suelo achantarme»
Vitalista, sentimental, romántica, inconformista y empresaria; tiene a cuatrocientos empleados con discapacidad colocados en empresas de primer nivel
Es usted la única empresaria que conozco que se puso a llorar cuando creó su empresa. ¿Por qué?
Me entró un ataque de responsabilidad. Yo lo quería hacer todo: desde la dirección a la auxiliar administrativa. Y agobiada, me senté en un banco de la plaza de la Concordia, y me puse a llorar. Me vio un señor y me dio un euro como si fuera una mendiga. Hablando con él me di cuenta de que tenía que poner orden en el caos. Y me fue divinamente.
Yo hubiera guardado ese euro y lo hubiera enmarcado porque fue el primer euro que ganó como empresaria. ¿Usted que hizo?
(Risas) No hubiera sido mala idea. Pero se lo devolví.
Decían los clásicos que el destino es el carácter. Yo creo que pensaron en usted cuando lo dijeron.
Es cierto, mi mejor arma contra la adversidad es la pelea, la lucha. No suelo achantarme.
Su infancia en casa, digamos, no fue la ideal.
Esa fue la primera adversidad con la que me enfrenté. Y no fue fácil.
Y luego tuvo que superar crisis severas de salud derivadas del estrés de su vida familiar.
Exactamente. A los doce años me detectan diabetes. A los dieciocho me quitan un riñón. A los treinta y seis me da un infarto. Y a los cuarenta y dos me detectan un cáncer de tiroides. Bicho travieso, nunca muere.
Imagino que su preocupación por los que lo pasan mal nació de sentir la angustia tan cerca.
Así es. Yo no tuve a nadie y llamé a muchas puertas. Hoy me dedico a que esas puertas se abran.
Se hizo empresaria como se pudo haber hecho médico o monja en áfrica. El caso era evitar el sufrimiento.
Exacto. Mi reto fue encontrar trabajo para discapacitados. Y eso me llena muchísimo.
La realidad es que tiene a cuatrocientos empleados con discapacidad colocados en empresas de primer nivel.
Colocados por la misma empresa en la que pensaba en aquel banco de la plaza de la Concordia cuando me echaron un euro. Dos años más tarde «Global Servicios» estaba en pleno funcionamiento.
Ese acento de ayuda social que la marca se traduce en actividades benefactoras que emprende.
Le repito que me encanta ayudar y ahora ando metida en impulsar la carrera solidaria «Tus kilómetros nos dan vida».
También anda dándole vueltas a que ninguna niña sin recursos se quede este año sin ir a la feria vestida de flamenca.
Exacto. Vamos a donar trajes de flamenca para niñas sin recursos a una ONG que aún estamos seleccionando.
Imagino que usted no pudo vestirse de flamenca de pequeña…
Nunca tuve un traje de flamenca de pequeña. ¿Se nota?
Una barbaridad. ¿Y cómo lleva lo de ayudar a los niños de piel de mariposa?
Son niños que conocí a través de un programa y me llegaron al alma. Soy muy sentimental. Ahora tengo margen tanto empresarial como personal y me he puesto en contacto con la asociación para colaborar.
Dicen que vivimos en una sociedad muy egoísta. Pero yo cada vez veo más casos como el suyo, de personas que quieren ayudar.
Salen algunos. Pero hacen falta más.
Tampoco es mentira que hay algunos y algunas que más que ayudar lo que hacen es ayudarse a vivir de momio...
Existen. Es doloroso, pero existen.
Creo que viendo «Lo que el viento se llevó» le dio un flash.
(Risas) Cuando Escarlata sube por aquella enorme escalera completamente sola tras conocer el final de la guerra, arruinada y abandonada y dijo: mañana será otro día. Y yo me quedé con esa frase y esa actitud.
¿Cuál son los logros más importantes de su vida?
Llegar a ser una empresaria conocida en mi sector, haber tenido acceso a empresas importantes y contribuir en la medida de mis posibilidades a hacer feliz a la gente.
¿Y los logros más importantes de su vida privada?
Tener una madre con ochenta y nueve años que rebosa cariño y alegría a raudales y una niña de casi nueve tan alegre y cariñosa como su abuela, pendiente siempre de la salud de su madre.
No sé si será creyente, pero usted tiene a alguien ahí arriba que la quiere y la cuida.
Debe ser un santo muy grande que se entretiene muchísimo conmigo...
Noticias relacionadas