Epifanía

Los Reyes Magos aterrizan en Sevilla contra viento, frío y pandemia

La ciudad se subió a la azotea para ver la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar en globo desde San Pablo a Los Remedios

Así ha sido el viaje en globo por Sevilla de los Reyes Magos

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El globo donde viajaban los Reyes Magos -a la izquierda- y el de la Estrella de la Ilusión -a la derecha- sobrevolando Nervión Raúl Doblado
Javier Macías

Javier Macías

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Ni el cierre de fronteras, ni los PCR, ni el pasaporte Covid... Tampoco el frío ni el viento ni el tráfico aéreo. Nada ha impedido que los Reyes Magos llegaran a Sevilla este 5 de enero tan extraño. La ciudad ha amanecido con demasiadas ausencias . Era la última fiesta mayor que quedaba por suspenderse después de un año entero de vacío. Sin cabalgata , el Ateneo se empeñó en que de alguna forma Melchor, Gaspar y Baltasar tendrían que llegar a Sevilla sin provocar masificaciones. Se pensó todo: un autobús dando vueltas por la ciudad sin orden ni concierto, un aforamiento estricto de las grandes avenidas, un cortejo reducido... y lo que surgió fue un modo original aunque algo arriesgado en cuanto al resultado y las circunstancias meteorológicas: entrar a bordo de un globo aerostático.

El 5 de enero de 2021 será un día para la historia de la ciudad, el primero en 103 años de historia en el que no se celebra la Cabalgata, que sobrevivió a la guerra , al diluvio y hasta a la niebla . Cuando se hace un repaso de los anales de esta fiesta se recuerda el año 1966 cuando una densa neblina impedía que se vieran las carrozas, o la de los siete años en los que le llovió, a veces intensamente, pero siempre siguió hacia adelante. «El agua sólo moja», gritaban los pajes del Rey Melchor en mitad de la tempestad de 1996. Ha tenido que llegar una pandemia para borrar el rastro de los Magos de Oriente de las calles... pero no del cielo. Las imágenes pasarán a la historia tanto o más que la de aquellos años a los que recurren los cronistas habitualmente. En la víspera de la Epifanía en la que se manifiesta el Gran Poder de Dios, Sus Majestades aterrizaron en Sevilla desde el aire, siguiendo la estela que dejó el Heraldo.

Esta vez el vuelo no acabó en Montequinto, sino en Los Remedios . A grandes males... Nada es casualidad. Los Reyes Magos se elevaron al cielo en San Pablo, al oriente, y se encaminaron hacia el occidente guiados por una luna que hizo las veces de Estrella. Los tres personajes fueron una vacuna contra la desilusión. Por eso al amanecer los balcones y las azoteas estaban repletos de niños.

Ni el punto de partida, ni el recorrido ni el destino se dieron a conocer hasta última hora. A las nueve menos cuarto de la mañana, al alba, aparecieron por las pistas de atletismo de San Pablo Melchor, Gaspar y Baltasar, además de la Estrella de la Ilusión. Esperaban el alcalde, Juan Espadas, y su séquito. Mientras, en el césped del campo de rugby se hinchaban los dos globos que transportarían a Sus Majestades en esta cabalgata aérea. Por primera vez, los Magos de Oriente concedieron una rueda de prensa .

Melchor , el alquimista galeno, fue preciso con su bisturí de cirujano:«Es emocionante estar repartiendo ilusión a Sevilla pese al problema sanitario que tenemos. Venimos de Oriente para transmitirla a todos los niños y adultos y para que este 2021 empecemos a repartir todos los abrazos y los besos que no nos hemos dado en todos estos meses». Le siguió Gaspar , el mago que defiende empresas tan grandes como la del Ateneo, sin jurisprudencia pero con una causa justa: «Venimos preparados contra el frío para repartir ilusión porque éste es el comienzo de un magnífico año para todos. Lo importante es que llegue la vacuna y que todo el mundo se cure».

Baltasar , por su parte, que aprendió en el ágora de la Babilonia de la calle Orfila, habló de «esperanza» y dejó claro que «los Reyes no fallan ningún 5 de enero a Sevilla, así que este año volvemos otra vez». La Estrella de la Ilusión permaneció callada y abrigada bajo un elegante vestido blanco y sombrero «que más quisiera la Pedroche con su edredón», apuntó uno de los periodistas más avezados en estas lides.

Tras el improvisado canutazo, la Estrella se subió en su globo de color rojo , que partió minutos antes que el de los Reyes, que era más amplio. A éste, de color amarillo , se subieron también bomberos, un cámara, un asesor del alcalde y el director de la Cabalgata.

Partían hacia el cielo los dos aeróstatos mientras los balcones de los pisos del Polígono de San Pablo estaban repletos de vecinos despidiéndose de los Reyes Magos, que dejaron unas fotografías espectaculares al cruzar Santa Justa, San Bernardo, la Plaza de España, el río a la altura del puente de Los Remedios hasta llegar a El Copero , que fue donde aterrizó. Sin embargo, las mejores imágenes las tomaron los sevillanos desde sus azoteas, dejando patente que este martes sí pudieron contemplar el paso de los Reyes Magos, al contrario de lo que sucedió con el Heraldo, a quien el viento desvió hasta Dos Hermanas y sólo se dejó ver por las Tres Mil Viviendas.

Se alejaba el globo de Sus Majestades a la altura del Palacio de los Deportes y el alcalde observaba algo nervioso que el aparato parecía descender, algo que pudo ser cuestión de perspectiva o una maniobra técnica. «Eso es que se ha montado Fulanito, que pesa mucho. Ya parece que lo han tirado para abajo», bromeaban los del séquito municipal. Espadas afirmó que «este no es el 5 de enero que queríamos, pero será recordado toda la vida: esta cabalgata que no pudo ser y los Reyes Magos en globo en un día fresquito pero muy bonito y luminoso. Quedará para los anales de la historia. Estoy convencido que 2021, con este arranque de ilusión que de nuevo el Ateneo vuelca sobre la ciudad y que los Reyes traen a todos los niños, va a ser también un empujón para un año en el que todos necesitamos confianza, esperanza y sobre todo recuperar la ilusión en nuestras vidas».

Apenas duró media hora el vuelo y, como es lógico, no pudo contemplarse desde otros puntos de la ciudad. Todo depende del viento y de una hora en la que afecte lo menos posible al aeropuerto. Pero las imágenes sí se quedarán para la historia de un 5 de enero en el que Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron a Sevilla sin su cortejo real, sin música ni caramelos, sin bailes y carrozas luminosas, sin caballos ni camellos. Lo hicieron por el cielo, siguiendo más que nunca a la Estrella de la Ilusión.

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