Los retratos íntimos e inéditos de Joaquín Romero Murube

El escritor y periodista Paco Robles ha rescatado en un documental sobre el poeta varias grabaciones en color del final de su vida

El articulista y poeta de la Generación del 27, Joaquín Romero Murube ABC

Julio Mayo

Reflejado en el estanque de su huerta de Los Palacios, aparece Joaquín Romero Murube paseando en una escena familiar, durante varias secuencias de una película doméstica. Las grabó su esposa doña Soledad Murube , con un tomavistas de ocho milímetros que era propiedad del intelectual. Corría el año de 1967. Permite la calidad de la cinta contemplar numerosas escenas en movimiento , en las que pueden apreciarse muchos gestos y la exactitud de la fisonomía que caracterizaban al escritor, cuando se hallaba ya en la última etapa de su vida, a los sesenta y tres años de edad. Los rollos de estas películas privadas, que había conservado en perfecto estado el sobrino Joaquín Ruiz Romero, han sido rescatados ahora por Paco Robles para la elaboración del documental, estrenado en la noche de ayer, titulado: « Joaquín Romero Murube. El poeta de Sevilla ». Los actuales medios técnicos han obrado el milagro de convertir los ocho milímetros de buena parte de aquellas grabaciones, a formato digital. Estos documentos visuales, que revelan el retrato íntimo de Joaquín Romero Murube, son prácticamente los únicos a color que se conocen de él. Escenas que siempre hemos imaginado en blanco y negro figuran ahora coloreadas por un fascinante cromatismo. Gracias a la sagacidad periodística del director del audiovisual y compañero nuestro de ABC, Paco Robles , al que tanto apreciamos, estamos ante el descubrimiento más relevante, que mayor aportación documental y gráfica va a brindar a la conmemoración del cincuentenario de su muerte (1969-2019).

No pudo resistirse Romero Murube, tan encomendado a su vocación periodística, a adquirir en el extranjero aquella modernísima cámara con la que se sentía como un reportero, dispuesto a captar los enclaves privilegiados que visitaba y relevantes colegas escritores que frecuentaba . Nuestro querido Joaquín Caro Romero narra la visita dispensada al Alcázar por Jorge Guillén, cuando vino después del exilio. Fue el 3 de mayo de 1967. En la Puerta del León sitúa a Romero Murube con el tomavistas enfocando al ilustre visitante. No cesaba de grabar. Y dos años más tarde, en enero de 1969, Joaquín proyectó a Guillén las imágenes que había tomado. Se corresponden por tanto muchos momentos de los rodajes con unos años próximos a su muerte, en los que continuaba desempeñando el cargo de conservador del palacio. Al hombre de su tiempo no le bastaba ya con la palabra. Debía llevar consigo el testigo de la imagen. Pasaba el tren y se le escapaba la vida. Entonces, quiso atraparla con el celuloide y empezó a verla ya como una película . En el transcurso de estas imágenes en movimiento, Joaquín Romero Murube se desenvuelve en un entorno familiar, ámbito en el que verdaderamente se muestra tal como era: libre, independiente, honesto y universal.

Integran la colección de estas filmaciones un grupo de monumentos y ciudades de España y el extranjero , que evidencian el exquisito gusto cultural de Joaquín Romero Murube, como principal promotor de las grabaciones. Se suceden secuencias de monasterios, acueductos, santuarios marianos, catedrales, templos, puentes, edificios civiles, paradores nacionales y escenas costumbristas de personajes característicos de cada lugar. Estos testimonios cinematográficos también constituyen para él un documento de trabajo, en unos momentos delicados para la gestión patrimonial en Sevilla. El desarrollismo económico del régimen franquista amenazaba la pervivencia de muchos baluartes monumentales de la ciudad. Las grabaciones enfocan muchas veces modelos de conservación de otros lugares, cuya gerencia reclamaba la atención de Romero Murube, quien se distinguió por ser uno de los primeros conservadores del patrimonio que hizo posible, en Sevilla, la compatibilidad de los monumentos con la industria turística, a cuyos invasores denominó «adanes».

Pálpito de su voz. Otra de las novedades del documental que ABC mantiene ya alojado en su portal web , es la reproducción de la propia voz de Joaquín Romero Murube. Cierra el audiovisual la estremecedora recitación de su « Kasida de la gloria ». Aquella voz de la inteligencia que tanto molestó a las principales autoridades civiles y eclesiásticas de la época, que jamás habíamos tenido la oportunidad de escuchar, declama con nostalgia sus versos preferidos. La audición nos ayuda a entender el talento que atesoraba quien pergeñó en vida una particular antología poética de Sevilla. El audio corresponde a la grabación de una entrevista que le realizó Fausto Botello, a inicios del mes de febrero de 1958, para el programa de Radio Nacional en Sevilla, «Las figuras en su ambiente». Conocíamos la entrevista porque la publicó íntegramente Juan Lamillar, en la biografía que escribió sobre él (2004). Pero desconocíamos su persuasiva y deliciosa elocuencia.

Recreo ajardinado en Los Palacios

Y junto a los tesoros de tantas ciudades, también recogió imágenes que reflejan su preocupación por el paisaje rural. Introdujo la transparencia salada de algunos pueblos del litoral gaditano (Conil, Vejer y Barbate), así como la belleza arquitectónica y vegetal de la huerta particular que concibió en su pueblo. Sin abandonar la residencia sevillana, Joaquín sintió, en la última década de su existencia, la necesidad de arrimarse más al lugar marismeño donde había nacido en 1904. En las proximidades del caserío urbano construyó una finca de recreo, a la que acudía muchos fines de semana, días de vacaciones y alguna tarde de asueto. En medio de un olivar y árboles frutales de la antigua huerta del Carrito, en la que existía una alberca desde tiempo inmemorial, levantó una casa de aspecto señorial. Dispuso un porche porticado con arcos de medio punto sustentados por columnas de mármol, al que se accede mediante unas escalinatas que parecen conducir a un palacete en miniatura. Delante ubicó un hermoso jardín, similar al de los Poetas que él mismo había diseñado para el Alcázar . Se trataba de un retiro para la meditación y la creación, apartado de la carrera de la ciudad, donde convivió con familiares y amigos. Hacia 1954 estaba construido el complejo, fecha en la que llegó a ofrecérselo a Juan Ramón Jiménez, varios años antes del fallecimiento del premio Nobel en el exilio. El de Moguer agradeció a Joaquín haberle brindado un paraje tan atractivo. Esta película que muestra a Joaquín Romero Murube elegantemente vestido con chaquetilla y corbata negras, en medio del campo, retrata su peculiar idiosincrasia. Pero, sobre todo, puede resultar bastante útil también para materializar el proyecto de recuperación, aún pendiente, de uno de los rincones favoritos de este autor de la Generación del 27, que unió su sangre con los cimientos del mundo y llevaba metida toda el alma en sus ojos.

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