URBANISMO
La retirada de los puestos ambulantes deja sin empleo a 50 familias de Sevilla
Los afectados denuncian que han caído en la «indefensión absoluta» después de 40 años con licencia
Las consencuencias no han tardado en llegar. El Ayuntamiento de Sevilla anunció un plan para reubicar en Semana Santa a muchos de los puestos de venta callejera e incluso llegar a eliminarlos en los ejes más conflictivos, los principales cruces de calles o las vías con más presencia de público por motivos de seguridad.
Un total de noventa familias se ha visto afectadas , de las cuales 52 se han quedado sin empleo. «Les ha provocado una grave indefensión porque de un día para otro se han quedado sin trabajo, muchos de ellos con licencia de más de cuarenta años», denucia Séfora Vargas , abogada de 32 de las 90 familias perjudicadas e hija de vendedor ambulante.
Los vendedores son «artesanos de los buñuelos» y ahora se les ha denegado las licencias. «El problema de todo esto es que han llegado los vendedores ilegales a ocupar su lugar», asegura la también presidenta de Aproideg, la asociación para la promoción y desarrollo integral del pueblo gitano, cuya función es dignificar la labor de este colectivo.
El 17 de marzo, las 32 familias que la abogada tiene como clientes recibieron una notificación donde se exponía que debían cambiar la ubicación bajo el paraguas de la seguridad ciudadana debido al nivel cuatro de alerta antiterrorista. «Hasta ahí de acuerdo, pero la situación es que doce de los puestos ambulantes están viviendo un infierno», explica. «Les han dado la licencia a última hora y les han obligado a contratar motores silenciosos, cuando ellos no tienen dinero para eso», dice.
Al resto de familias no se lo han puesto fácil y se han quedado sin licencia. «A uno le ha dado una subida de tensión ocular, a otro ictus y un tercero tiene una depresión grave a consecuencia de lo que está sucediendo porque no tienen para comer », cuenta. Según la abogada, Urbanismo está aplicando nuevas normas para que los puestos no vendan en la calles. «¿Qué es la Semana Santa sin los algodones de azúcar, almendras, barquillos o los buñuelos?» se pregunta. Los vendedores están «asustados» de cara al año que viene.
El criterio de seguridad es el que rige esta iniciativa municipal, pero en un segundo plano la intención del gobierno local es eliminar del paisaje urbano elementos que distorsionan estéticamente la Semana Santa de Sevilla. De ahí que se les haya solicitado que los establecimientos estén pintados de blanco, supriman los rótulos o reducir la iluminación.
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