En recuerdo de la hermana Concha Montoto

La religiosa de congregación de las Esclavas del Divino Corazón falleció el pasado sábado

La hermana Concha Montoto ante un retrato del cardenal Spínola JUAN FLORES

AURORA FLÓREZ

La altura de la hermana Concha Montoto no sólo se mide por el recuerdo de la visión de su figura en los pasillos del colegio del Sagrado Corazón de Sevilla con la indumentaria postconcilar que, decía con gracejo, uniformó a toda una generación de monjas. Su talla es la medida de la inteligencia, la perspectiva, la visión de futuro y el trabajo, que perdurarán tras su fallecimiento como un tesoro para su congregación de las Esclavas del Divino Corazón y para los sacerdotes y laicos sevillanos que han pasado por el Archivo de los Fundadores, que custodió durante casi veinticinco años, con todo el material relativo a Celia Méndez , al cardenal Marcelo Spínola y a Madre Belén , siendo, además, la encargada por su congregación en los procesos de beatificación de los dos últimos.

Concha Montoto Flores nació en 1928 en Cádiz, donde por aquellas calendas era director del Museo Arqueólogico su padre, José Montoto y González de la Hoyuela , quien a su regreso a Sevilla desde 1934 y hasta 1967 fue director de «El Correo de Andalucía», donde escribía su famosa «Pajaritas de Papel» , en una de las cuales — «Demonio de muchacha», su preferida, dijo años después— reseñó la entrada en el convento de su hija de 19 años en 1947 . Ocho años después haría los votos perpetuos y emprendería su labor docente, primero en el colegio de Nuestra Señora del Loreto en Madrid y después en el Sagrado Corazón de Sevilla . En ambos fue jefa de estudios.

«Era una gran pedagoga , una mujer de gracejo, entrañable», reseñaba la superiora de la congregación, la hermana Rosario Fernández . Y una religiosa de una gran valía, que se hizo cargo del departamento de Información de las Esclavas, de los boletines y revistas, con el gusto por la comunicación heredado de su padre y que en los años posteriores al Concilio Vaticano II «fue puntal con su conocimiento del carisma para ayudar en aquella época de crisis a la congregación a adaptarse a los nuevos tiempos», explica la superiora.

La hermana Montoto también fue secretaria general entre 1980 y 1986 para después volcarse en recuperar el archivo, que «convirtió en lugar de irradiación de la espiritualidad del beato Spínola , manteniendo viva su memoria, porque desde muy joven leía sus escritos, los transcribió y los difundió ». En su haber, además de impartir conferencias allá donde la llamaban, desde círculos intelectuales a hermandades, compuso un libro con una selección de más de cuatrocientos textos del «cardenal mendigo» , además de opúsculos y folletos divulgativos.

En agosto de 2014, ya debilitada, pidió ser trasladada a la casa de la congregación en Sanlúcar la Mayor , donde siguió ayudando a las hermanas. En noviembre del pasado año estuvo presente en el acto de cierre de la instrucción del proceso diocesano de Madre Belén, a quien la hermana Concha Montoto acompañó hasta su muerte y sobre quien empezó a preparar la biografía y testimonios con la certeza de que alguna vez sería santa. Gracias a su trabajo y su visión, esta fase del proceso ha ido rápida.

El sábado 30 falleció al atardecer en su última casa de las Esclavas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación