La reclutada de 2001: veinte años de los últimos mozos que hicieron la mili

Del toque de diana a la retretaLa frase como todas las que se pronuncian en momentos históricos ha quedado grabada en la memoria colectiva. La dijo el ministro Federico Trillo el 9 de marzo de 2001, después de que el Gobierno aprobara un decreto que supuso un antes y un después en las vidas de los hombres españoles y de las Fuerzas Armadas: «Señoras y señores, se acaba la mili» afirmó entonces, sin esconder la sonrisa de quien sabe que estaba dando una noticia muy esperada.Este mes se cumple el 20 aniversario del último reemplazo que llenaría los cuarteles del país. El Gobierno había fijado el año antes, en una orden publicada en el BOE, la necesidad de cubrir 19.998 plazas en destinos de los tres ejércitos, de los cuales 12.997 pertenecían al Ejército de Tierra, unos 2.000 a la Armada y 5.000 al Aire. De esos últimos reclutas, unos 2.000 realizaron el servicio militar obligatorio en la entonces denominada Región Sur. A Tierra iba la mayoría de los mozos que no se habían librado de la mili tras el sorteo donde se fijaban los excedentes de cupo. Las necesidades de personal sin formación militar especializada era mucho mayor en la rama terrestre del Ejército español. Puestos de cocineros, electricistas, auxiliares administrativos, fotógrafo o pintores formaban parte del último catálogo de destinos que se publicó el 21 de julio de 2000. En noviembre se celebró el último sorteo que afectaba a 90.000 quintos.Esta historia de cupos, reemplazos, reclutas y otras palabras propia de una jerga que va camino del olvido es completamente desconocida para las nuevas generaciones. Pero hasta hace 20 años marcaba un periodo de la vida de los españoles, que tenían que destinar un tiempo obligatoriamente a recibir una instrucción militar y a realizar un servicio en las Fuerzas Armadas. Para algunos, el decreto que supuso el final de la mili fue el triunfo de la objeción de conciencia y de la insumisión. Si bien, este paso formaba parte de un proceso progresivo de profesionalización de las Fuerzas Armadas. En 2001, el servicio militar duraba nueve meses tras la reforma aprobada por el anterior gobierno del PSOE en los 90, que la había acortado de los 12 meses. También introdujo la opción de elegir destino y momento de incorporación, suavizando de esa manera el trámite para los futuros reclutas.Sorteo de los quintos de 1980 en Capitanía - ABCMuy atrás quedaba el servicio militar de los 18 meses, dos y hasta tres años de duración durante el siglo pasado. Si se echa la vista atrás y se deposita en el XVIII, donde se asentaron las bases del reclutamiento forzoso para paliar la falta de tropas, ese servicio obligatorio podría prolongarse mucho más tiempo. En Sevilla, el último centro de reclutamiento estuvo en la actual sede de la Subdelegación de Defensa, en la avenida Eduardo Dato. La anterior ubicación estaba a pocos pasos, en la fábrica de artillería y la primitiva, en las antiguas Atarazanas.Los 17 años marcaba el inicio de un proceso. Los jóvenes a esa edad tenían que acudir al negociado de quintos de su Ayuntamiento donde le abrían una ficha que incluía datos como el peso, la estatura y la dirección. Después de ser tallados, tenían que esperar a ser llamados para incorporarse a filas. Un sorteo elegiría su destino y también podría decidir en el último momento si se quedaba fuera de la reclutada. La fórmula para decidir quién iba o no a la mili salía de un número que marcaba la fecha de nacimiento del primer recluta. Tras completarse la demanda que hacía Defensa de personal en sus destinos, aquellos quintos que se quedaban fuera, eran los llamados excedentes de cupo. También había otras causas que podían librar al quinto de la obligación, como una enfermedad o no alcanzar una estatura mínimaLos sorteos de CapitaníaEl cuartel general de la Fuerza Terrestre en la plaza de España fue escenario de estos sorteos como recoge fielmente la hemeroteca de ABC. También fue testigo de las protestas que a finales de los 80, principios de los 90 se multiplicaron en contra de la mili. Muy sonado fue el enfrentamiento entre la Policía y un grupo de objetores que trataron de reventar el sorteo de noviembre de 1989.Ese movimiento contrario a la mili fue creciendo a pesar de que se castigaba con penas de cárcel. En 1994, la Audiencia de Sevilla calificaba de excesivo ese tipo de castigos pero la despenalización no llegaría hasta 2002. Entre la sociedad española ya estaba muy extendido el sentimiento de que el servicio al Ejército debía ser voluntario y no forzo.La última reclutada alcanzó en gran parte a jóvenes para los que la mili no suponía un problema o querían hacerla, señalan fuentes militares a ABC. Los que habían pedido prórroga por motivos como concluir los estudios, no tuvieron que ir aunque pertenecieran a una quinta anterior. La mili moría en un proceso que llevaba a una profesionalización de las Fuerzas Armadas como ocurría en las principales potencias mundiales.El debate es perenne cuando sale el tema: ¿Cabría una mili en los tiempos actuales? Desde las propias Fuerzas Armadas la opinión mayoritaria es que no tiene encaje en un contexto actual en el que el Ejército está reduciéndose en tamaño humano, pero creciendo en tecnificación y especialización. Por el contrario, hay opiniones que defienden el servicio militar como un proceso de aprendizaje de valores como la disciplina.

La reclutada de 2001: veinte años de los últimos mozos que hicieron la mili

Unos 2.000 quintos conformaron el reemplazo de la antigua Región Sur que hizo hace 20 años el último servicio militar obligatorio

Fotogalería: imágenes históricas de los sorteos de quintos en Sevilla

Fotogalería: en el interior del Archivo Intermedio Militar Sur

Fotogalería: Tablada, el destino más deseado en Sevilla

Límite de sesiones alcanzadas

Has superado el límite de sesiones