Operación Baluarte

Rastreadores del Ejército: de la maniobra a la búsqueda de contagiados por Covid-19

Desde Sevilla se dirige la «operación Baluarte» que sigue la pista a los contactos directos de cada positivo declarado

Dos rastreadores de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica de Andalucía ABC

Silvia Tubio

Van vestidos de uniforme de faena y desde hace sólo unos días han cambiado su rutina de maniobras, adiestramiento y tareas encomendadas dentro de sus respectivas unidades militares por un teléfono, un ordenador y una aplicación informática que les conecta con la Consejería de Salud . Son sus nuevas herramientas de trabajo en la batalla que se libra desde principio de año contra el coronavirus. El Ejército ya estuvo presente nada más declararse el estado de alarma cuando se activó la «operación Balmis» y los militares fueron enviados a desinfectar zonas contaminadas. Ahora la misión se llama Baluarte y los soldados se han reconvertido en rastreadores en busca de los contagios que deja cada caso positivo declarado.

El Ejército de Tierra ha asumido el control de una operación que inició la Unidad Militar de Emergencias . Desde hace una semana, la dirección operativa se lleva a cabo en Sevilla, en el cuartel general de la Fuerza Terrestre (Futer). En la sevillana Capitanía se ha establecido una célula de crisis desde donde se coordina el trabajo de las 14 unidades de vigilancia epidemiológica (UVE) que hay en todas las comunidades autónomas peninsulares; unos 1.200 rastreadores de los 2.000 que ha dispuesto Defensa. Sólo escapan del control de la Futer Murcia, que lo asume el Ejército del Aire, y los territorios que son competencia del mando de Canarias y que incluye también las ciudades autónomas y Baleares.

La unidad de vigilancia andaluza, cuyo coordinador directo también opera desde Sevilla, ha desplegado a 360 rastreadores que operan desde la Brigada Guzmán el Bueno X de Córdoba, el Regimiento de Artillería RAAA 74 de El Copero, la Brigada de la Legión en Almería y el Regimiento de Artillería de Costa RACTA 4 en Camposoto (Cádiz). Tierra también dirige a los efectivos de otros ejércitos y así desde Sevilla se coordinan los trabajos de los rastreadores que aporta la Armada desde Rota (Cádiz) o Aire desde Morón . Precisamente en esta base de la provincia de Sevilla los miembros de la UME han ido formando a los rastreadores que ahora dedican sus jornadas a localizar a la red de contactos de cada positivo para ir acotando la propagación del Covid-19.

Uno de los rastreadores junto a un mapa del despliegue de medios de la misión ABC

¿Y cómo realizan esa labor de rastreo? Su herramienta principal es la aplicación informática a través de la cual acceden a los teléfonos de los contactos de un positivo. «La tarea no es fácil porque a veces hay que llamar a personas que no conocen a quien ha dado positivo y es el rastreador quien les da la noticia de que han estado en contacto con una persona contagiada», señalan desde la Futer. El rastreo se vuelve complejo cuando además tienen que localizar a sospechosos de los que no tienen ni un teléfono de contacto. Así ocurrió recientemente con un positivo que informó que había estado en una panadería de su barrio sin dar más datos. El rastreador tuvo que indagar hasta dar con el establecimiento e informar a su responsable que debía guardar cuarentena porque había estado en contacto con una persona contagiada.

Buscando el dato

En otras ocasiones, la colaboración ciudadana a la hora de identificar posibles afectados no es del todo plena. Desde la unidad de vigilancia epidemiológica andaluza trataron el caso de un comercial de 45 años que señaló a ocho personas con las que había tenido un contacto estrecho. Sin embargo, ninguna de esas personas quisieron dar su teléfono para que los rastreadores contactaran con ellos. Finalmente la situación se resolvió porque todos se comprometieron a hacerse una PCR y dieron negativo.

Estos rastreadores han recibido el mismo curso online que lanzó en mayo pasado la Escuela Johns Hopkins Bloomberg , junto con Bloomberg Philanthropies para formar a militares estadounidenses que iban a ser contratados por el estado de Nueva York. Ya entonces se ponía el acento en la búsqueda de contactos como estrategia eficaz de salud pública para detener el avance del coronavirus. «En dicho curso los rastreadores han estudiado la enfermedad desde las perspectivas tanto científica como sociológica y jurídica: cuadros clínicos, períodos de incubación e infectivo, factores de riesgo, mecanismos de trasmisión, medidas de prevención, procedimiento para el rastreo de contactos y principios de actuación, entre otros aspectos. Además se ha tenido en cuenta los aspectos relacionados con la protección de datos y principios de la comunicación para conseguir un intercambio de información eficaz», señalan desde la Futer.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación